Antonio Soler y Ramos

Antonio Soler
Información sobre la plantilla
Soler antonio1.jpg
Compositor y clavecinista español. Representante de la escuela española de música para teclado del siglo XVIII
NombreAntonio Soler y Ramos
Nacimiento3 de diciembre de 1729
San Lorenzo de El Escorial, Bandera de España España
Fallecimiento20 de diciembre de 1783
Madrid, Bandera de España España
NacionalidadEspañol
Otros nombresAntón
OcupaciónMúsico
Conocido por“el padre Soler”

Antonio Soler y Ramos. Compositor y organista español. Es una de las figuras del panorama musical español y europeo de la segunda mitad del siglo XVIII. Fue un notabilísimo teórico musical y un fecundo creador al que se atribuyen más de 400 obras. Representante de la escuela española de música para teclado del siglo XVIII, y seguidor de la corriente musical introducida en España por el italiano Domenico Scarlatti.

Síntesis biográfica

Nace el 3 de diciembre de 1729 en San Lorenzo de El Escorial. Cuando tenía 6 años entró en la Escolanía de Montserrat, donde comenzó sus estudios de música y órgano, al igual que haría Fernando Sor. Ingresó como monje en la orden religiosa de San Jerónimo y se consagró como sacerdote en 1752, por lo que se le conoce como “el padre Soler”.

Fue maestro de capilla en la catedral de Lérida y, más tarde, ocupó el cargo de organista y director del coro del monasterio de San Lorenzo de El Escorial, donde pasó a formar parte de su comunidad de jerónimos. Aquí enseñaba y actuaba como primer organista, y componía la música para los oficios.

Entre sus alumnos destacaba el Infante Gabriel de Borbón, hijo de Carlos III. El Infante era un estudiante muy capaz; de hecho varias de las sonatas para clave de Soler fueron compuestas expresamente para él.

Fue en El Escorial donde estudió con José de Nebra y Domenico Scarlatti. Este último era, por aquel entonces, compositor de la corte española e influenció ciertamente la obra de Soler. Se encuentran semejanzas significativas en las sonatas de ambos compositores. Ambos usaron saltos amplios, cruces repetidos de las manos y pasos escalares en tercias o en sextas.

Aun así hay diferencias estilísticas, como la predilección de Soler por el "bajo de Alberti", raramente empleado por Scarlatti. A su vez este último usaba l’acciaccatura, técnica que no utilizaba el padre Soler.

Se le considera el maestro más renombrado de la escuela de clave español y su marcada personalidad domina poderosamente en el panorama de la música española del siglo XVIII. Es uno de los compositores más universales de la historia de la música española. A pesar del reconocimiento del que gozó en su época y de la temprana atracción que recibió desde principios del siglo XX por la investigación de inspiración nacionalista.

Trayectoria musical

Su actividad musical se desarrolla, por tanto, durante los últimos años del reinado de Fernando VI (†1759), marcados por la presencia en la corte de Scarlatti y Farinelli, y de Carlos III (1759-1788). Mientras este último se mostró poco favorable al cultivo de la música en su ámbito privado, su segundo hijo, el infante Gabriel (1752-1788), fue un gran aficionado (recibió clases de clave de Nebra y Conforto y de violín de Sabatini y Brunetti) y un gran humanista (realizó una traducción de las obras de Salustio).

Se mostró además muy interesado en las ciencias experimentales (probó los primeros globos aerostáticos) y en el coleccionismo de instrumentos de tecla y objetos novedosos. Desde 1773, el infante Gabriel afianza su relación con Soler, quien le compone “numerosas y difíciles” sonatas, los Seis conciertos para dos órganos para un extraño órgano de dos teclados vis-à-vis, que el infante mandó construir, y Seis quintetos para cuerda y teclado (1775), un género nuevo en España que compuso, tal vez, emulando los primeros quintetos de Boccherini (fechados en 1771-75), por entonces músico de cámara del infante Luis, hermano del rey.

Aunque todavía no existe un catálogo actualizado, el musicólogo Samuel Rubio inició en 1957 un primer escrutinio de las fuentes, la mayor parte dispersas en Cataluña, localizando unas 140 sonatas de las que publicó 120. Entre las fuentes destaca un cuaderno con 27 obras que el propio Soler regaló a lord Fitzwilliam en 1772 en su visita a España, y que serían publicadas en Londres en torno a 1795.

En consonancia con el pensamiento ilustrado de la época, Soler se dedicó también al estudio y la investigación. Fruto de sus inquietudes es la publicación del tratado Combinación de monedas y cálculo manifiesto (1771), la preparación de una historia de la música eclesiástica prevista en seis tomos y hoy perdida, y el escrito Theorica y practica del temple para los organos y claves, que revela un amplio conocimiento de la acústica.

Muerte

Muere en Madrid el 20 de diciembre de 1783.

Estilo

El estilo de las sonatas de Soler siempre ha sido comparado con el de Domenico Scarlatti. Mientras que Mitjana lo calificaba de “francamente nacional y muy original” con un espíritu “tan lejos de Scarlatti como de Haydn”, para Joaquín Nin (promotor del revival de la música para teclado del siglo XVIII español) la influencia scarlattiana era “innegable y casi exclusiva”.

Casi todos los estudios admiten que Soler fue discípulo de Scarlatti: tanto su carta al padre Martini en que se denomina “scolare di Scarlatti” como la inscripción de Fitzwilliam sobre su ejemplar de sonatas (“Soler se había formado con Scarlatti”) parecen apuntarlo. Aunque no podamos confirmar una relación personal entre ambos, lo cierto es que Soler conoció indudablemente las obras del napolitano, como prueban las copias que hizo y las referencias que incluye en sus escritos teóricos.

Aunque pasajes puntuales de sus sonatas puedan recordar el estilo de Domenico, en general las obras de Soler ofrecen rasgos inconfundibles de su personal talento, tanto en la construcción melódica de las frases y en los diseños de acompañamiento en la mano izquierda, como en el uso de las modulaciones y la elección de las formas. A diferencia de Scarlatti, Soler cultiva la sonata en dos, tres y cuatro movimientos, aunque también usa el esquema bipartido, éste ya lo conoce su maestro Elías.

Soler elige con frecuencia la forma ternaria con recapitulación, un esquema extraño en Scarlatti (lo emplea sólo en una de sus más de 500 sonatas) y concede gran protagonismo al estilo polifónico imitativo. La sonata de Soler resulta fresca e innovadora, en una rica combinación del refinado estilo galante con la estilización de los ritmos populares (seguidilla, bolero, polo), herencia del folclore mediterráneo, y que reflejan el gusto de la aristocracia por lo castizo y el majismo que tan bien representan los cartones de Goya (1777-1779).

Soler compuso también una abundante producción de música sacra, tanto en latín (litúrgica y paralitúrgica) como en romance (villancicos) y obras escénicas (autos sacramentales y comedias de santos). Ya desde su año de llegada como novicio a El Escorial comenzó a escribir villancicos, conservándose unos 125. En ellos se observa la práctica, habitual desde principios del siglo XVIII en España, de mezclar rasgos autóctonos del género (coplas y estribillo) con el estilo italiano difundido por Europa, que incluye ritornellos, recitativos y arias da capo propios de la ópera.

Obras

Se le atribuyen algo más de 400 obras, de las que cabe destacar:

  • Más de 200 Sonatas para clave (en su mayoría descubiertas y editadas por Frederick Marvin, pianista estadounidense).
  • 6 Quintetos para cuarteto de cuerdas y órgano
  • 6 conciertos para dos órganos
  • 6 Conciertos para dos violines, viola y clave
  • 9 Misas
  • 25 Himnos religiosos
  • 5 Requiem
  • 60 Salmos
  • 13 Magnificat
  • 21 Obras para el servicio fúnebre
  • 5 Motetes
  • 12 Benedicamus
  • 132 Villancicos

Legado

Soler escribió un tratado que le proporcionó un destacado lugar como teórico y pensador: la Llave de la modulación, publicado en 1762. Pese a haber contado con la aprobación de su amigo Nebra, y de otros músicos de instituciones cercanas (Corselli, Mir y Llusà, Antonio Ripa, Conforto y Jaime Casellas), el texto suscitó una gran polémica. Dos años más tarde, Roel del Río publicó un panfleto en el que criticaba seis aspectos concretos de la teoría de Soler, al que este respondió justificándolos uno por uno (Satisfacción a los reparos precisos hechos por don Antonio Roel a la Llave…, 1765).

La música sacra de Soler estuvo destinada a las funciones del culto y representaciones en el Colegio y Seminario, mientras que su repertorio instrumental le abrió las puertas a los círculos de la corte. Consta su amistad con el duque de Medina Sidonia, así como el regalo de una serie de sonatas a la princesa de Asturias, futura esposa de Carlos IV. Su participación en las academias del infante Gabriel le ocupaban no sólo las jornadas que la corte residía en El Escorial, sino que al menos en dos ocasiones se trasladó a los Sitios de Aranjuez y El Pardo (donde llegó a permanecer nada menos que dos meses).

La música sacra de Soler estuvo destinada a las funciones del culto y representaciones en el Colegio y Seminario, mientras que su repertorio instrumental le abrió las puertas a los círculos de la corte. Consta su amistad con el duque de Medina Sidonia, así como el regalo de una serie de sonatas a la princesa de Asturias, futura esposa de Carlos IV. Su participación en las academias del infante Gabriel le ocupaban no sólo las jornadas que la corte residía en El Escorial, sino que al menos en dos ocasiones se trasladó a los Sitios de Aranjuez y El Pardo (donde llegó a permanecer nada menos que dos meses).

La obra para órgano de Soler representa el punto culminante de una larga tradición ibérica en el cultivo del tiento, género que se inicia con Cabezón en el siglo XVI y llega al siglo XVIII a través de Cabanilles y Elías. Los tientos de Soler, denominados por él pasos o intentos, reflejan la influencia de la nueva concepción de la fuga, con rasgos heredados de su maestro Elías. Pero la verdadera fama de Soler se debe a sus sonatas: uno de los géneros en boga en el siglo XVIII, fruto del desarrollo de la burguesía y de los instrumentos de teclado (clavicordio, clavecín, pianoforte), y que sirve a los dilettanti como recurso a la vez didáctico y recreativo.

No sabemos hasta qué punto estos estrechos contactos con la vida cortesana tuvieron relación con la crisis que asoló al monje en 1777, por la que solicitó su traslado al monasterio de Granada, e incluso estimó la posibilidad de colgar los hábitos. Su petición fue denegada por el prior, que no estaba dispuesto a perder una personalidad tan relevante como ya era entonces el padre Soler.

Fuentes