Basílica y colina de Vézelay
Basílica y colina de Vézelay | |
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Nombre descrito en la Lista del Patrimonio de la Humanidad. | |
La basílica de la Magdalena | |
Coordenadas | 47°27′59″N 3°44′54″E |
País | Francia |
Tipo | Cultural |
Criterios | i, vi |
N.° identificación | 84 |
Región | Europa y América del Norte |
Año de inscripción | 1979 (III sesión) |
Año de extensión | 2007 |
La Basílica y colina de Vézelay, enclavada en la colina de Vézelay, en Borgoña, en el corazón del parque natural regional del Morvan, forman parte del Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1979.
Descripción
Poco después de su fundación en el siglo IX, la abadía benedictina de Vézelay adquirió las reliquias de Santa María Magdalena, y desde entonces ha sido un importante lugar de peregrinación. San Bernardo predicó la segunda cruzada allí en 1146 y Ricardo Corazón de León y Felipe Augusto, se reunieron allí para ir a la Tercera Cruzada en 1190. Con sus capiteles esculpidos y portal, la Madeleine de Vézelay, una iglesia monástica del siglo XII, es una obra maestra del arte y la arquitectura románica de Borgoña.
Dominando el valle del Cure, plantada en las estribaciones del Morvan, la colina de Vézelay, también llamada la «Colina Eterna», se divisa a lo lejos. La ciudad medieval se extiende por toda una vertiente y, al remontarla, los peregrinos descubren la basílica de la Madalena.
Poco después de su fundación en el siglo IX, el monasterio benedictino de Vézelay adquirió las reliquias de María Magdalena y se convirtió desde entonces en un importante centro de peregrinación. San Bernardo predicó aquí la segunda cruzada (1146). Ricardo Corazón de León y Felipe Augusto se encontraron aquí al inicio de la tercera cruzada (1190). La abadía de Vézelay se convirtió en basílica en 1920.
La basílica de Santa Magdalena, iglesia monástica del siglo XII, es una obra del arte románico borgoñón tanto por su arquitectura como por sus capiteles y su pórtico esculpidos. La restauración de la basílica fue dirigida en el siglo XIX por Viollet-le-Duc y duró de 1840 a 1859. Gracias al plano del edificio y a su elevación, la luz penetra sutilmente en la basílica. Con una amplitud excepcional, el nártex, recortado en tres tramos en dos niveles, es una especie de atrio en el que la luz, muy suave, solo entra por las naves laterales, y las tribunas que las coronan desde la época gótica, por los grandes vanos estrechos de la fachada.
La nave románica, la mayor de todas las demás catedrales francesas, está iluminada directamente por los altos ventanales. Sus bóvedas revolucionaron las prácticas arquitectónicas de la época al permitir crear ventanas más anchas. La nave y las colaterales de la basílica desembocan en el coro gótico, muy desnudo y luminoso. La basílica cuenta con 118 capiteles, que constituyen una auténtica biblia de piedra. Los temas se inspiran en los textos antiguos, de La légende dorée, una recopilación de la vida de los santos escrita por Jacques de Voragine hacia 1260, y motivos naturales.