Biblos (Líbano)

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Biblos
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Ubicación Geográfica:Norte del Bandera de Líbano Líbano
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Biblos es una ciudad del Líbano, situada en la costa del norte del país, a 30 km de Beirut. Construida sobre una colina, fue una antigua ciudad fenicia, denominada Gubla en los textos cuneiformes y Gebal en la Biblia. Se cree que fue fundada alrededor del año 5000 a. n. e., y ―según fuentes atribuidas al historiador fenicio Sanchuniathon― fue construida por Crono, y fue la primera ciudad fenicia.

Es reconocida como una de las ciudades más antiguas del mundo habitadas ininterrumpidamente, junto con Belgrado (Serbia), Alepo (Siria), Susa (Irán), Sidón (Líbano) y Lúxor (Egipto).

Fue una activa ciudad mercantil, mercado de papiros, madera de cedro, y cobre del Cáucaso, convertida en el centro comercial del mar Mediterráneo oriental. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1984.

Etimología

Su etimología proviene de la colina en que estaba situada (gubla significa ‘montaña’ en idioma fenicio) que derivó en su nombre bíblico Gebal, pasando de aquí a la forma griega Byblos y de allí la palabra biblion (‘libro’), que también originará el término Biblia.

El nombre árabe, Ŷubayl, es diminutivo de ŷabal (‘montaña’).

Construcción de la ciudad

El asentamiento se halla sobre un promontorio rocoso en las estribaciones de los Montes del Líbano, dominando un pequeño fondeadero natural muy útil como puerto. La ciudad, de planta casi circular, estaba rodeada por una muralla de piedra que fue reforzada varias veces, alcanzando unos 30 cm de grosor a finales del III milenio. En esta etapa protegía un perímetro de casi 5 hectáreas. Dos puertas daban acceso a la ciudad y al puerto.

La historia de la ciudad

Hace 7000 años, período Neolítico, un grupo de pescadores estableció un primitivo reducto sobre las orillas del Mediterráneo, para que más tarde se transformara en Yebeil (Biblos). Como resultado de aquellas excavaciones, se hallaron cobijos construidos de un solo bloque de piedra afirmados sobre un terreno calcáreo junto a grandes cantidades de útiles y armas de Silex. En el período neolítico (hacia el IV milenio a. n. e., los seres humanos comenzaron a malear el cobre, amén de usar otros útiles de piedra. También se conoció un método nuevo de efectuar los cortejos funerarios: sepultaban a sus muertos junto a sus objetos personales en grandes ánforas. A comienzos del III milenio a. n. e., Biblos empezaba a desarrollarse comercialmente. La madera se exportaba a Medio Oriente y, en especial, a Egipto. Los habitantes de este último país utilizaban la madera para la construcción de sus buques y templos y para efectuar sus ritos funerarios. A cambio de la madera, Biblos adquiría de los egipcios vajillas y joyas de oro y granito; además de láminas de papiros y tejido de lino.

A fines del III milenio a. n. e.]], ni bien la ciudad comenzó a prosperar, fue invadida y saqueada por tribus Amoritas. Posteriormente, estos la reconstruyeron y reanudaron el comercio con Egipto. Las tumbas pertenecientes a los reyes de la ciudad demostraron el grado de prosperidad logrado bajo el dominio de los Amoritas.

Las relaciones entre Biblos y Egipto parecen intensificarse a partir del II milenio a. n. e., habiendo sido halladas numerosas tumbas con objetos egipcios. De esta época es el Templo de los obeliscos, construido sobre un templo en forma de L del Bronce temprano.

Hacia fines del segundo milenio a.n.e., un grupo extranjero denominado «hombres del mar» se estableció sobre las costas meridionales del país de Canaan. Estos allegados fueron los que impartieron los primeros conocimientos de las ciencias navales y la navegación entre los pueblos de la región, denominada más tarde Fenicia. En aquel entonces, los escribas de Biblos pudieron inventar un nuevo sistema de escritura por medio de símbolos fonéticos, lejos de cualquier método tradicional silábico, cuneiforme o jeroglífico. El alfabeto fonético fue un acontecimiento revolucionario en el sistema de escrituras, más aún cuando lo adoptaron los griegos y los romanos.Una de las inscripciones más antiguas de este alfabeto está grabada sobre el sarcófago del rey Ahiram, máxima reliquia situada en el Museo Nacional de Beirut.

Durante el primer milenio a. n. e., el comercio de la ciudad fue consolidado a pesar de las reiteradas invasiones de asirios, babilonios y persas. Entre los numerosos restos arqueológicos encontrados en la ciudad, se destaca la fortaleza persa (550-330 a. n. e.), cuyos murallones aún permanecen erigidos como testimonio del infalible sistema defensivo persa ubicado estratégicamente en el mediterráneo oriental. A raíz de las conquistas de Alejandro Magno y, posteriormente, durante el período helénico (330-64 a. n. e.), Biblos fue helenizada como así también las demás ciudades de la región. El idioma y la cultura griega se tornaron en paradigmas de la sociedad aristocrática, aún en tiempos siguientes de la dominación romana. A mediados del siglo I a. n. e., los romanos conquistaron las costas fenicias encabezados por el comandante Pompeyo y fue gobernada por más de cuatro siglos y medios. En ese período, se construyeron nuevos edificios, templos, baños públicos y callejuelas. En el año 637, período de dominación árabe, Biblos era una pequeña y tranquila ciudad cuyo rol comercial comenzaba a disminuir hasta principios del Siglo XII. En ese entonces, la ciudad fue tomada por los Cruzados en 1104 para transformase en 1109 en una región feudo-hereditaria del Condado de Trípoli, administrado por la familia genovesa Embriaci. A su vez, se construyó la famosa fortaleza con piedras y materiales extraídos de antiguas arquitecturas.

Cuna del arte y el alfabeto fenicios

Los fenicios disponían de un territorio fértil, pero demasiado exiguo, por lo que decidieron probar fortuna en otras tierras. Consumados marinos y hábiles comerciantes, en la Biblia se los describe como eximios carpinteros y escultores de marfil que tallaron las vigas del Templo de Salomón y labraron sus decoraciones criselefantinas. Para satisfacer el deseo de los mercaderes de redactar rápidamente los contratos y facturas, los escribas de Biblos consiguieron elaborar un alfabeto y un sistema de escritura simplificado que constaba de veintidós signos. Adoptado por griegos y romanos y difundido por todo Oriente y Occidente, es el antepasado directo de los alfabetos occidentales.


Excavaciones arqueológicas

Con el correr del tiempo, los sedimentos acumulados en el sitio se transformaron en un terraplén de doce metros de altura sobre el cual fueron construidas mansiones y jardines. En 1860, el científico francés Ernest Renan visitó Biblos y realizó sendas excavaciones. Entre 1921 y 1924, a fines de la primera guerra mundial, el egiptólogo Pierre Montet descubrió el vínculo cultural que mantenía Biblos con Egipto. En 1925, el francés Maurice Dunand tomó a su cargo, por orden de la Dirección General de Arqueología Libanesa, el control de las excavaciones del sitio hasta 1975, y logró despejar gran parte de la historia de la ciudad y su arqueología.

Biblos en la actualidad

La ciudad hoy día refleja una mezcla de innovaciones y antigüedades: el antiguo puerto, el castillo y las iglesias junto a modernas fachadas de vidrio. Un paseo por sus callejuelas muestra la tradicional hospitalidad de sus habitantes. y para conocer el magnífico pasado de la ciudad, no tiene más que trasladarse hasta lo alto del castillo o recorrer el sitio a pie para advertir su milenario legado. Otros tantos monumentos como iglesias, monasterios y capillas se encuentran al este de la ciudad, especialmente Mar Nohra y Mar Semaan.

Amchit: Situada sobre la costa, al norte de Biblos, es un lugar totalmente acondicionado que acoge a los campistas. Es famosa por sus playas y sus casas edificadas al puro estilo libanés. Lo es también por haber acogido al científico Renán que, en el siglo XIX, fue el primero en excavar en Biblos debido a que ahí se encontraba sepultada su hermana, Henriette Renan.

Río Ibrahim: distante unos 6 km al sur de Biblos, el mismo que fuera conocido como el río Adonis. Recorre el valle que todavía conserva la naturaleza silvestre del Líbano. El sendero paralelo al mismo conduce a la célebre gruta de Afka, ubicada frente al famoso templo de Afrodita (la diosa Venus en la era romana).

Fuentes