Carlos Benito Salazar Ruiz
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Carlos Benito Salazar Ruiz. General y militar mexicano. Escolta del presidente Juárez.
Síntesis Biográfica
Originario de Matamoros, Tamaulipas, Carlos Benito Salazar Ruiz vino al mundo un 4 de noviembre de 1829 siendo el mayor de tres hijos de don Benito Salazar Zafra y de doña María de las Mercedes Ruiz Castañeda. Se dice que cuando era niño, le jaló la cola a un caballo, y éste le dio una patada en la frente dejándole una cicatriz de por vida. Por ser un joven inquieto y por la cicatriz en la frente, muchas personas lo comparaban con el “mismísimo diablo”.
Estudió en su pueblo natal y después fue enviado al Colegio Militar de Chapultepec, donde coincidió con los entonces cadetes Leandro Valle futuro general liberal y Miguel Miramón futuro general conservador. Al estallar la guerra con los Estados Unidos, el joven Salazar se incorporó a las fuerzas nacionales como voluntario a las órdenes de Leonardo Márquez el futuro Tigre de Tacubaya, y participó en la Batalla de Churubusco, en la que resultó herido en una pierna, por lo que recibió una condecoración por su valor y la charretera sobre su hombro izquierdo. A pesar de ello, se sintió profundamente decepcionado por la derrota de las fuerzas nacionales en la guerra. Sin embargo, gracias a la guerra, su vocación por las armas quedó firmemente establecida. En 1854, al estallar la Revolución de Ayutla, liderada por el viejo cacique de Guerrero Juan Álvarez y el general Ignacio Comonfort, en contra del gobierno de Santa Anna, Salazar se incorporó al bando liberal, logrando derrocar al dictador. Al estallar la guerra de Reforma después del autogolpe de Estado de Comonfort, Salazar se unió a los liberales, donde libró varias batallas hasta el triunfo del bando en 1861.
Un año después de terminada la guerra, México se encontraba en otro conflicto: la de la deuda externa con los países europeos. Al declarar la guerra Francia, inmediatamente se puso al servicio del gobierno juarista. Participó en la famosa batalla del 5 de mayo de 1862 en Puebla, y por esta acción, Salazar obtuvo el grado de coronel; también participó en el sitio de Puebla de 1863, pero tras la derrota inminente, Salazar logró evadirse de la rendición del sitio y se ocultó en una residencia particular, logrando someter al dueño que quería denunciarlo, ya que simpatizaba con los conservadores; al caer la noche se dirigió a la Ciudad de México, y formó parte de la escolta del presidente Juárez, y al llegar a San Luis Potosí, Juárez nombró general a Salazar.
Partió hacia Michoacán, teniendo una actuación destacada en ese territorio, llegando a ocupar la gubernatura de la entidad entre 1864 y 1865. Se unió al Ejército Republicano del Centro a las órdenes del general José María Arteaga, siendo nombrado cuartel maestre, en el que también figuró el Gral. y Lic. Vicente Riva Palacio. El 12 de octubre de 1865 las tropas conservadoras al mando de Ramón Méndez se aproximaban a Santa Ana Amatlán donde descansaban, por lo que Arteaga ordenó levantar el campamento el día siguiente; Arteaga ordenó a los oficiales Julián Solano y Pedro Tapia que exploraran los alrededores, a lo que después informaron que as tropas de Méndez no se habían movido del lugar, por lo que Arteaga ordenó a las tropas que descansaran.
Sin embargo, los dos oficiales habían sido comprados para que delataran al ejército, por lo que delataron de su posición a Méndez, y para las once de la mañana del día siguiente, las tropas conservadoras rodearon la población, logrando Riva Palacio escapar, y sin embargo Arteaga fue capturado, y al verlo, Salazar trató de defenderse empuñando sus armas y disparando contra el enemigo, pero al acabarse las municiones, Salazar se rindió.
Fueron llevados al poblado de Uruapan donde a los generales Arteaga y Salazar, los coroneles Jesús Díaz Ruiz y José Trinidad Villagómez y el capitán Juan González, se les aplicó la ley del 3 de octubre de 1865, en el que se permitía fusilar, sin juicio previo, a lo que defendieran a la República.
Muerte
El 21 de octubre fueron llevados a la plaza principal de Uruapan donde se llevaría a cabo la ejecución; Arteaga, en un momento de humildad, le pidió a Salazar no flaquear y permitirle estar de pie al momento de su muerte, a lo que Salazar le respondió: “No se preocupe general, vamos a mostrarles cómo mueren los hombres”. Una vez en posición, Salazar se desabotonó la chaqueta y señalando el pecho, le dijo al pelotón: “Voy a enseñar cómo muere un leal republicano asesinado por traidores”. A la voz de ¡Fuego! Los cinco cayeron muertos. El general Salazar tenía entonces 36 años de edad. Los cuerpos de los cinco fueron sepultados en Uruapan, y, tras el triunfo de la República, los restos fueron trasladados al Panteón de San Fernando, donde se encuentran hoy en día. Se les conocería posteriormente como los “Mártires de Uruapan”.
Fuentes
https://callesdemonterrey.wordpress.com/tag/martires-de-uruapan/
https://www.geni.com/people/Carlos-Salazar-Ruiz/6000000007668624267 http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080009034/1080009034_55.pdf
