Casa de Dementes de San Dionisio

Casa de Dementes de San Dionisio
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Casa de Dementes San Dionisio (grabado de la época).png
Grabado de la época
LocalizaciónLa Habana,
capitanía de Cuba,
Reino de España Bandera Reino de España 1873.png
Fundación18 de septiembre de 1828

Casa de Dementes de San Dionisio. Primera instalación hospitalaria de Cuba para la atención a personas con trastornos mentales.

Datos

  • Costeada por el Capitán General Don Dionisio Vives
  • Fue inaugurada el 18 de septiembre de 1828.
  • Fue la primera instalación hospitalaria de Cuba para la atención a personas con trastornos mentales.

Antecedentes históricos

España y Europa

España tiene el honor de ser pionera en el tratamiento y hospitalización de personas en situación de demencia. Desde el siglo XI los enfermos recibían atención hospitalaria con la aplicación de métodos adecuados para la época.

El fraile Juan Gilabert Jofré fundó en 1409, en Valencia, lo que es considerado el primer manicomio del mundo, el Hospital de Tontos, Locos y Dementes. Este ejemplo y la preocupación por asistir a los enfermos de demencia se extendió hacia el resto de Europa. Antes de la llegada de Cristóbal Colón a América otras naciones de ese continente ya contaban con manicomios dedicados a la atención de los enfermos.

A pesar de que España desde el siglo XV se había preocupado por la atención de su población en situación de demencia, estas experiencias llegaron tardíamente a nuestro continente, en especial a Cuba.

En Cuba

En Cuba, hasta inicios del siglo XIX, los dementes deambulaban por las calles y eran objeto de burla y de maltratos del resto de la población. El único tratamiento institucional era recluir a los hombres en las cárceles públicas, con el resto de los delincuentes. Por las conductas propias de su enfermedad eran castigados, recibían maltratos corporales y encierros en condiciones inhumanas.

Los primeros antecedentes en Cuba del interés por la atención siquiátrica datan de finales del siglo XVIII cuando apareció el 2 de octubre de 1791 en el Papel Periódico de La Havana una publicación con el título de Idea curiosa en el que sugería la inmersión en agua de los enfermos como método terapéutico.

En 1804 se emite uno de los documentos legales de mayor antigüedad con respecto a este tema. El Capital General de la Isla, Don Salvador de Muros y Salazar, Marqués de Someruelos decretó la reclusión de los dementes, iniciándose un periodo conocido como de “reclusión compulsiva”. Los hombres serían llevados a La Real Cárcel de La Habana y las mujeres que fueran agresivas a la Casa de las Recogidas de San Juan Nepomuceno.

A partir de 1826, se inician los primeros intentos de hospitalización de los enfermos mentales y se logra un paso importante al dejar de relacionar a los criminales y leprosos con la población siquiátrica. Para ello se destinaron los Hospitales de San Francisco de Paula para las mujeres y el de San Lázaro para los hombres.

Casa de Dementes de San Dionisio

En 1827 saldría a la luz la investigación más antigua de la que se tiene referencia en Cuba. Su autor, Tomás Pintado, como resultado de sus observaciones, expresó sus consideraciones sobre la esencia de los trastornos mentales y de la conducta de los individuos que la padecen.

La situación de la población siquiátrica en el país y el creciente interés de la medicina por este padecimiento fue determinante para que el Capitán General Don Francisco Dionisio Vives y Planes ordenara y financiara la construcción del primer hospital cubano para enfermos mentales. Se realizó entre 1826 y 1828 y fue inaugurado el 18 de septiembre de este último año. Dicha obra de caridad ostentó el nombre de su benefactor: Casa de Dementes de San Dionisio.

Ubicación

Estuvo ubicada en la calle San Lázaro, entre el hospital para leprosos de igual nombre y el cementerio de Espada, en La Habana.

Atención

Solo se atendía hombres. Para las mujeres se construyó un pabellón especial que compartían con personas en diversa situación, dígase esclavos, enfermos, incapacitados para el trabajo y ancianos emancipados; ello sin distinción de sexo.

Cierre

El hospital funcionó hasta 1860 cuando fueron trasladados los enfermos a una nueva instalación apartada a 10 km del centro de la ciudad conocida popularmente como Mazorra.

El Potrero Ferro fue adquirido por el gobierno colonial por un valor de 17,000.00 pesos a José Mazorra, de ahí su nombre popular.

Descipción arquitectónica

La elegante fachada de San Dionisio se encontraba adornada por un bello ante de mármol y de orden corintio, donado por el general Vives.

Su puerta principal se hallaba en el mismo centro del fondo del edificio, precediendo al pórtico un vasto atrio rectangular con bases de más de una vara de mampostería que sostenía a una uniforme enverjadura con pilares intermedios, y de igual construcción y forma que la de este atrio era la cerca exterior del jardín. Sobre el umbral de la puerta principal aparecía esta inscripción:

A la Humanidad – Al sano juicio – Mens sana in corpore sano – Francisco Dionisio Vives, gobernador – Juan José Espada, obispo – Año de 1827.

Contaba la entrada de un corto corredor entre dobles puertas, de las cuales la una era la exterior, y la otra, que como una verja de hierro daba paso al primer patio que era un cuadrilongo de veintiocho varas de longitud, por once de ancho, con galerías arqueadas entre columnas corintias, de piedra, en todos sus cuatro costados. A este primer claustro abrían quince celdas destinadas a los enfermos pensionistas, y tres calabozos reforzados con fuertes rejas.

Ampliación

Cuando se inauguró este establecimiento, no constaba más que de un solo claustro que miraba a un vasto jardín, pero algunos años después se construyó un segundo patio clausurado, de cinco varas menos que el primero, del cual les separaba un pasadizo entre dos puertas que abrían a los salones corridos a derecha e izquierda, que servían de refectorio y local de limpieza de los reclusos blancos. Años más tarde se edificaron otros dos departamentos, con sus patios, destinados el uno a los varones de color, y el otro a lavadero, cocina, servicios y demás oficinas del establecimiento. Al terminarse en 1839 el tercer patio, se adornó su puerta con una lápida de mármol que tenía la siguiente inscripción:

Por el Excmo. señor Capitán General Don Joaquín de Ezpeleta, bajo la dirección del Excmo. señor Marqués de Esteva y dirección del coronel Don Manuel Pastor. Año de 1839.

Fuentes