Cercas vivas

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Cercas vivas
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Concepto:Son una modalidad de los sistemas agroforestales que se basan en la plantación de árboles y arbustos en los linderos externos e internos.

Cercas vivas. Son una práctica que comúnmente han desarrollado los productores en las explotaciones agrícolas de diversos países del mundo. La creación de otros métodos de delimitación de las fincas con postes de concreto y de madera, y la utilización de la mecanización hicieron que decreciera el interés por desarrollar esta ancestral práctica agrícola.

Alternativa agroforestal en los sistemas ganaderos

En muchos de los países donde se usan las cercas vivas generalmente estas pasan inadvertidas, incluso entre los forestales y los agrónomos, y son ignoradas por los especialistas en ganadería y forrajes (las cercas eléctricas o metálicas son preferidas, pero obviamente son más caras). Estas actitudes son contradictorias, si se tiene en cuenta que la práctica objeto de análisis siempre ha sido preferida por los agricultores.

Los agricultores han acumulado una amplia experiencia en la implantación y manejo del sistema “cercas vivas”; cada especie tiene sus propias características de crecimiento, manejo y productos que se pueden obtener, tales como leña, madera, frutos, flores, forraje para el ganado vacuno y otros animales domésticos, principios medicinales y otros.

Generalidades

Las fronteras entre el concepto “cercas” y ”setos vivos” son difíciles de precisar. Se considera que la palabra “cerca” es usada para indicar un surco o línea de plantas empleadas para sostener alambres, mientras que los setos son líneas de plantas más densas, que en la mayoría de los casos incluyen árboles, arbustos y plantas pequeñas, a los cuales generalmente no se les coloca alambres. Las cercas vivas son una modalidad de los sistemas agroforestales que se basan en la plantación de árboles y arbustos (en líneas), en los linderos externos e internos de las fincas, fundamentalmente postes o estacas de plantas con capacidad de rebrote.

La historia de su utilización en América es muy antigua; su empleo se remonta al período de la preconquista del nuevo mundo americano. Los agricultores indígenas de América Central y México, por ejemplo, ya plantaban gliricidia para cercos de cacao, así como plantas espinosas para la protección alrededor de sus propiedades.

Esta última tradición de la preconquista se hizo más importante después de la introducción de la ganadería por parte de España y antes de la invención de los alambres de púa, cuando eran muy utilizadas en Cuba las especies espinosas como cardón (Euphorbia lactea) y piña de ratón (Bromelia pinguin) como setos vivos, en las fincas de la floreciente ganadería del siglo XVIII.

En varios países del mundo esta práctica desempeña un importante papel en la producción de productos forestales; tal es el caso de Inglaterra, donde la tercera parte del volumen bruto total de madera proviene de cercas vivas. En Costa Rica se ha logrado el establecimiento de varios miles de kilómetros de cercas vivas, lo que se evidencia cuando se calcula el número de árboles plantados anualmente en las cercas.

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Usos y ventajas

El análisis de la práctica “cercas vivas” ha estado muy vinculado, fundamentalmente, a la que se considera su principal utilidad, que es no permitir el acceso de los animales y las personas a un determinado terreno; no obstante, sus usos y ventajas son múltiples.

Tipos de cercas vivas

En las explotaciones agrícolas se pueden definir, según el objetivo que se requiera, los siguientes tipos de cercas:

  • Cercas de delimitación: Son las que tienen como objetivo principal proteger las parcelas ante las incursiones de los animales. Se deben caracterizar por una gran densidad de plantas que posean muchas ramas desde el suelo, preferiblemente espinosas. También se pueden hacer cercas combinadas de estacas grandes con plantas densas.
  • Cercas antierosivas, forrajeras y aboneras: Su principal objetivo es producir grandes cantidades de biomasa para forraje, arrope y abono verde, aunque también pueden servir de delimitación. Se señala que se requieren plantas muy productivas, con un sistema radical profundo y con tolerancia a las podas repetidas; en el caso de las antierosivas se necesitan altas densidades de siembra, mientras que las forrajeras y las aboneras pueden adoptar mayores distancias de plantación, sobre todo si los árboles se explotan por desmoche.
  • Cercas rompevientos: su función es proteger las parcelas cultivadas y los animales de la acción del viento.

Independientemente de que se conocen estos tipos de cercas vivas (según el objetivo de su uso en las explotaciones agrícolas), es necesario señalar que la concepción de estas según sus componentes varía y está vinculada con las tradiciones culturales, la adaptabilidad a las condiciones edafoclimáticas del material vegetativo nativo o introducido y con las posibilidades financieras del agricultor.

Tipos de cercas vivas según sus componentes

Esta práctica agroforestal se podría dividir en tres partes:

  • Cercas compuestas por plantas espinosas o arbustos: Se siembran con distanciamientos reducidos, de forma tal que se cree una barrera impenetrable; generalmente se usan plantas que posean espinas, las cuales se plantan como especies únicas. En su formación se pueden colocar uno o dos pelos de alambre para su protección, aunque no es indispensable. Se explota mediante poda baja.
  • Cercas compuestas por árboles: Para su formación se pueden emplear estacas o postes de plantas con capacidad para rebrotar (práctica más usada), así como especies que se reproduzcan por semilla botánica; se siembran a distanciamientos mayores y están acompañadas por 3 ó 4 alambres de púa. Múltiples son las especies que se emplean, las cuales se observan en las cercas solas o en combinaciones. Es importante enfatizar en que esta es la forma más popular de establecer cercas vivas. Se explotan mediante desmoche.
  • Cercas compuestas por árboles y arbustos. Surgen de la combinación de ambas; para su formación se necesita una faja de terreno más ancha. Los árboles se plantan en una hilera central, flanqueada a uno o ambos lados por una doble hilera de arbustos. Se usan generalmente los alambres de púa en la etapa inicial de formación. Se explota mediante poda baja y desmoche.

Especies empleadas

En las cercas vivas se utilizan numerosas especies, de acuerdo con las condiciones climáticas y las características culturales de la región. Se plantea que existe una gran variedad de plantas que pueden ser utilizadas para cercas, desde árboles maderables hasta ornamentales, considerando que la cerca viva, frecuentemente, se establece para un fin determinado y un ambiente específico. Se pueden utilizar especies leñosas o de los géneros:

Las especies más comúnmente empleadas como cercas vivas en Norte, Centro y Sur América y en varios países de la Cuenca del Caribe son:

Las especies deben ser de fácil manejo y brindar beneficios opcionales como:

  • Gliricidia sepium: produce leña de buena calidad y follaje verde, rico en proteína, en la estación de seca.
  • Spondias purpurea: es excelente para cercas vivas y produce frutas que se pueden comercializar frescas o procesadas.
  • Psidium guajava (guayaba) son una mejor opción que otras plantas recomendadas para este fin, como es el caso de Erythrina fusca, G. sepium y Erythrina poeppigiana.

Estudios sobre cercas vivas

En los primeros estudios sobre cercas vivas en Cuba se relacionaron más de 20 especies de plantas y se destacan, entre las leñosas perennes más difundidas:

En los más recientes se plantea que en Cuba las plantas más utilizadas en los linderos de las fincas ganaderas son:

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Plantación y establecimiento

En la implantación de las cercas vivas es importante conocer la procedencia y la calidad de las estacas, para garantizar así su supervivencia. Dentro de los aspectos más importantes que se deben considerar para el corte de las estacas se encuentran: el estado fisiológico de los árboles, la época del año, la fase de la luna, así como la edad y las dimensiones de las estacas.

Antes de plantar, la parte inferior del estacón se corta en bisel o como un cono invertido (tipo “punta de lápiz”); mientras que la parte superior se corta en bisel, para permitir que escurra el agua de lluvia. Para la siembra los estacones se entierran a una profundidad de 20 a 40 cm. Cuando el drenaje del agua en el terreno se dificulta, se recomienda hacer una incisión en la corteza (pelar un anillo), en la porción que quedará por debajo del nivel del suelo para estimular el enraizamiento.

La distancia de siembra entre estacas varía, aunque generalmente se usa un espaciamiento de 1 a 2 m.

Durante el establecimiento los postes vivos deben mantenerse libres de hierba para evitar la competencia con las malezas en el período de enraizamiento; la protección de las cercas contra los animales es vital en los primeros meses para que no se dañen los estacones al ramonear los brotes inferiores, así como para impedir que se muevan los postes, ya que esto puede causar daños en el sistema radical e incluso la muerte de la estaca.

Producción y calidad de la biomasa comestible de cercas vivas

La presencia de árboles forrajeros en las cercas vivas de las fincas ganaderas puede significar un aporte adicional en la producción de biomasa comestible de alta calidad nutricional para la alimentación animal, con lo que se potencia la cantidad de forraje disponible.

En las zonas con un período seco definido el uso del follaje proveniente de los árboles puede aportar un alimento rico en proteína cruda; sin embargo, en esa época muchas arbóreas comienzan su fase reproductiva y pierden parte o todas sus hojas. Este comportamiento es posible modificarlo mediante podas estratégicas al final del período de lluvia.

Valoración económica para el empleo de cercas vivas

En las fincas ganaderas el uso de las cercas vivas puede significar considerables ahorros para el agricultor, ya que cada día se hace más difícil adquirir postes de madera perdurables y los postes artificiales o de concreto han adquirido precios prohibitivos. A pesar de las inversiones en que se incurre en el establecimiento y el mantenimiento de las cercas vivas, es aceptado que los productos que en estas se obtienen pueden devengar buenos dividendos económicos.

En estudios realizados para determinar el potencial de producción de biomasa forrajera de cercas vivas de G. sepium se obtuvo que 1 km de estas plantas, sembradas a una distancia de 1,5 m entre árboles, puede aportar nutrientes durante todo el año para que 20 vacas (240 días de lactancia) que consumen un pasto de regular calidad y son suplementadas con minerales, produzcan alrededor de 1 L más de leche por día que las del sistema tradicional sin suplemento de follaje arbóreo.

La cosecha bianual de las ramas de G. sepium para la producción de carbón puede significar también un importante ingreso económico en las fincas; se ha estimado que de cada 30 ramas se obtiene un saco de carbón de 15 kg de peso, de segunda calidad, el que se vendió en las fincas a $4,00 (US) cada saco. Aun con el método de carbonización empleado (poco eficiente) y sin planificar los costos, se obtuvieron 20 sacos de cada 100 metros lineales de cerca, lo que equivalió a $80.00 cada 2 años (Camacho, 1992).

Las cercas vivas son una modalidad de los sistemas agroforestales ampliamente utilizada en el mundo, que además de su acción de delimitación en las fincas, pueden aportar múltiples beneficios y servicios.

Las especies leñosas utilizadas como postes vivos varían con las condiciones edafoclimáticas locales, pero G. sepium, E. berteroana, S. purpurea y B. simaruba se encuentran entre las especies más utilizadas; para lograr su adecuado establecimiento las plantas necesitan atenciones culturales y un manejo cuidadoso por parte del agricultor.

La biomasa proveniente de las cercas vivas puede aportar importantes cantidades de follaje comestible con un alto valor nutricional, el que puede ser empleado en la alimentación del ganado vacuno; además se produce leña, nuevos postes y otros subproductos que, económicamente, podrían significar apreciables aportes en la economía de las fincas.

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