Compañía Vertientes SA

Compañía Vertientes SA
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Monopolio azucarero con sede en Cuba
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Fundación:6 de noviembre de 1914
País:Bandera de Cuba Cuba

Compañía Azucarera Vertientes S.A. Fundada el 6 de noviembre de 1914 por los Sres. Carlos Álvarez González, Regino Arenas y Antonio F. Oviedo Godal

Inicios

En la segunda década de 1900, los Sres. Carlos Álvarez González, Regino Arenas y Antonio F. Oviedo Godals, oriundos de Cienfuegos, eran propietarios de la casi totalidad de las fincas del territorio y del embarcadero Santa María. En esa fecha y a partir del inicio de la Primera Guerra Mundial (1914) la coyuntura económica para invertir en ese renglón había aumentado considerablemente. La tendencia bajista que se venía manifestando desde 1911 en el precio del azúcar hasta 1913 había desaparecido y el inicio de la guerra con toda su repercusión de ruina y demanda del producto hace que los precios del azúcar comenzaran a subir, ya en 1915 superaban los de 1911.

Por tanto, el azúcar encuentra una etapa favorable para su comercialización, estimulando a capitales domésticos a invertir en este renglón.

Es así, como los citados Sres. se dieron a la tarea de constituir una compañía, que llevó el nombre de "Compañía Azucarera Vertientes S.A" quedando conformado en la ciudad de Cienfuegos el 6 de noviembre de 1914. En la misma, al parecer, había otros accionistas, como Amado Quiroga Villamil y Charles W. Wickns (Inglés), que engrosaría el capital inicial de la compañía.

El proyecto de construcción del central que llevaría el nombre de la Compañía Vertientes se realizaría en la Finca "Guasumal" que antes había pertenecido al Hato de Jimaguayú. Los trabajos del montaje fueron hechos por la Sugar Factorías Construcción Co. (Americano) y dirigido por el ingeniero Mr. Dala; en la construcción de las vías férreas participaron, los ingenieros Porfirio del Ángel, Alfredo Tristá, Pedro Faoza y Neé Fernández, comenzándose en la construcción en 1918. En ella trabajaron 356 hombres. Esta mano de obra en su gran mayoría fue traída de la antigua provincia de Las Villas.

Antes de este año, el territorio era una sucesión de grandes extensiones de tierra, en su mayoría vírgenes desde el punto de vista de expansión agrícola, la estructura agraria heredada de la Colonia continuaba vigente. La población campesina se dedicaba en su casi totalidad al cultivo de la tierra y a la cría de ganado. No obstante, la década del 20 marca una etapa totalmente diferente, todo un movimiento inversionista acelerado hacia Cuba y con una particularidad general; la fusión del capital industrial con el bancario. La coyuntura de la Primera Guerra Mundial solo podía ser capaz de un cambio tan profundamente marcado. La competencia extranjera de los capitales europeos fue eliminada por la guerra, la que a su vez propició la demanda de azúcar en los mercados con su consiguiente aumento de precios.

Precios y trampas

Durante todo el año de 1920, los precios de azúcar se cotizaron muy altos, hasta alcanzar los 20 c/lb. pero sorpresivamente comenzaron a bajar, debido a la circulación del producto en el mercado norteamericano que había comprado en otras regiones, la economía cubana cayó en la trampa, pues lo había arriesgado todo al azúcar, esto fue aprovechado por Estados Unidos para dejar arruinada las finanzas del país y de esta forma pasar a controlar nuestra fundamental fuente de ingreso.

Partiendo de cómo entre 1914 y 1919 el número de centrales en manos norteamericanas aumenta de 38 a 65 con una participación en las zafras del 11.9% entre 1919 y 1921 ascienden a 75 en manos norteamericanas con una participación en la zafra del 53.6% y el último de 1921 a 1924 donde se reducen a 74, pero aumenta a un 60.3% la participación en el estimado nacional por año.

Las estadísticas anteriores demuestran cómo, luego de la crisis de 1920, el control norteamericano de la producción azucarera en Cuba es muy determinante. Las empresas norteamericanas se limitaron, de forma general, a absorberlas mediante compra o por medio de la ruina de sus dueños que las habían hipotecado.

Los grandes grupos financieros norteamericanos, los que entran a dominar todo el especto económico del país, no solo en el azúcar, sino en otros muchos sectores como electricidad, comunicaciones, ferrocarriles.

Estos grupos financieros de forma general serían:

En el caso particular del National City Bank, controlaba financieramente la General Sugar, la que controlaba por su parte cuatro compañías subsidiarias que eran las Compañías Azucarera San Cristóbal, la Compañías Azucarera de Sagua, la Compañías Azucarera Vertientes y la Compañías Azucarera Camagüey; eran en total 10 centrales que solamente en 1923 - 1924 produjeron 1.5 millón de sacos de azúcar.

Aparición del poblado de Vertientes

La aparición del poblado de Vertientes en el lugar actual, se produce paralela a la construcción del Central que fue su principal condicionador, al atraer una gran cantidad de fuerza de trabajo, como es característico de este tipo de industria desde el punto de vista de aglutinar población, casi siempre en un batey, que luego devendría pueblo; para encontrar allí fuerza de trabajo y generar una vida económica y social dependiente de esta fuente de trabajo. Otra condicionante para que se incrementara la importancia del poblado fue la inauguración el día 14 de diciembre de 1923 de la línea férrea Camagüey, Santa Cruz del Sur, que pasaba por Vertientes y que trataremos más adelante.

El poblado que surgió pertenecía al barrio Yeguas, a partir de este momento el antiguo Poblado Yeguas que desde el siglo XIX venía dando nombre al barrio, se eclipsaría por la importancia que tendría Vertientes. Yeguas pasaría, a partir de 1924, al término Municipal de Florida constituido en ese propio año y continuaría llamándose así.

La segunda década del siglo la marcaría el latifundio azucarero, materializado en la Compañías Azucarera Vertientes, la que pasaría a jugar su papel en el territorio, cambiando la tradición de economía ganadera extensiva, que había generado un tipo de población muy particular vinculada a esta actividad y un tipo de poblamiento muy disperso por todo este vasto territorio. La diferenciación social se acentuaría y generaría posteriormente todo un autoreconocimiento de tradición e identidad cultural en los sectores obreros y campesinos enriquecidos con el aporte de los braceros antillanos, tanto jamaicanos como haitianos, luego de 1921. Ya en este año se terminó la construcción de 45 casas de viviendas, el hospital, la comercial, siete pabellones y el cuartel de la Guardia Rural.

Con la puesta en marcha del central Vertientes en 1921, se desarrollan actividades económicas, políticas y sociales, que necesariamente van asociadas a la interacción de una industria de esta magnitud.

Se conoce que la actividad de comercio antes de 1918 era llevada a cabo por vendedores ambulantes que transportaban sus mercancías a lomo de bestias, vendiendo directamente a los consumidores. Los habitantes del territorio tenían que trasladarse hasta Camagüey a caballo para adquirir ropas, medicinas y otros artículos. La primera tienda de que se tiene noticia, existió en la finca "La Ova", propiedad de un ciudadano de apellido Ávila, más tarde, la de Diego Espinosa veterano de la guerra de independencia, ubicada en el lugar conocido como "La Zanja", la que se abastecía por mar desde Santa Cruz del Sur; con posterioridad se dio apertura a una tienda de víveres en la finca "La Cruz", cercano al hoy poblado de Aguilar, propiedad de Ramón Font.

Al concluirse las obras del Central y la vía férrea que enlazó a Vertientes con Camagüey, estaban dadas las condiciones para el rápido desarrollo del comercio; aparecieron así, el departamento comercial del Central y las tiendas de los bateyes, en las colonias que se fomentaron. De igual manera se desarrollaba el comercio en el poblado surgido contiguo al central. La primera tienda que existió en el mismo fue nombrada "El Porvenir", propiedad del ciudadano español Alfredo López, ubicada en la calle Línea, con posterioridad la tienda de Jesús López, "La Montañesa", propiedad de la sociedad Peña y Señas, así sucesivamente, surgieron farmacias, hospedajes, fondas, carnicerías, bares, vendutas.

De esta manera, en poco tiempo, Vertientes tuvo una infraestructura comercial que satisfacía las necesidades de sus habitantes, e incluso estaba por encima, dado el bajo poder adquisitivo con que contó la población en todo el período neocolonial.


Fuentes