Deuvaldo Núñez Núñez
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Deuvaldo Núñez Núñez. Combatiente revolucionario cubano del poblado de Ranchuelo.
Primeros años
Nació en la finca “El Tocino” del municipio de Ranchuelo en Villa Clara, el 20 de mayo de 1906, siendo sus padres Basilio Núñez Águila y Luisa Núñez Rojo.
Su niñez se desenvolvió en un medio pobre, en el mismo lugar de su nacimiento. Trabajaba ayudando al padre en las faenas del campo, a la vez que cursaba estudios en la escuela de la finca, llegando hasta el cuarto grado como alumno de la maestra Blanca Caso. Al morir su padre en 1938 asumió la función de cabeza de familia.
Toda su juventud transcurrió en el medio rural, por lo que pudo ver de cerca la explotación a la que estaba sometido el campesinado en Cuba antes del triunfo de la revolución. Ingresó en el Movimiento 26 de julio y trabajó en la clandestinidad, realizando sabotajes, repartiendo proclamas y efectuando toda tarea que se le asignaba.
Labor revolucionaria
El día 6 de abril de 1958, cuando se estaban preparando las condiciones para la huelga general que se llevaría a cabo el día 9 de ese mes, se une a un grupo de revolucionarios, entre ellos Mario Machado (Mayito), Alberto Villafaña Claro, Víctor Avello García y otros, en la finca “El Tocino para preparar un ataque a Ranchuelo el día señalado para la huelga. Fueron denunciados y las fuerzas de la tiranía salieron a su encuentro.
En la mañana del 9 de abril, ocurre el primer encuentro con el enemigo, en el cual fueron heridos algunos compañeros. Después de lo ocurrido varios compañeros se retiraron del lugar y se quedaron Deuvaldo junto a Alberto Villafaña, que estaba herido en un tobillo, y Víctor Abello.
Muerte
Ese mismo día por la tarde, las fuerzas de la tiranía de Ranchuelo recibieron refuerzos de otros municipios, comenzando nuevamente la lucha de estos tres compañeros. Los soldados comenzaron a quemar los cañaverales donde ellos se encontraban y al ocurrir otro encuentro en el lugar conocido por ¨La Majagua¨, fue herido de muerte Deuvaldo junto con los otros dos compañeros que lo acompañaban.
La noche de ese mismo día, traen su cadáver con los de Víctor Abello y Alberto Villafaña, siendo identificados por algunos conocidos al siguiente día. Su cadáver no fue entregado a la familia. Cuando la madre y los hermanos llegaron al cementerio, comprobaron con dolor e indignación que ya había sido enterrado. Durante varios días después, la casa de sus familiares fue rodeada por las fuerzas de la tiranía, tratando de acobardarlos, para que guardaran silencio ante el crimen.
Sus restos reposan en el cementerio municipal de Ranchuelo y en el lugar de su caída se levanta un monumento.
Fuentes
- Archivos del Museo Municipal de Ranchuelo
- Biografía del mártir en la escuela que lleva su nombre.