Eduardo Garat

Eduardo Garat
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Eduardo Garat (1945-1978), sitio web Desaparecidos.org (Buenos Aires).jpg
Fotografía publicada en el sitio web Desaparecidos.org (Buenos Aires).
NombreEduardo Héctor Garat
Nacimiento27 de noviembre de 1945[1]
ciudad de Rosario,
provincia de Santa Fe,
Argentina Bandera de Argentina
Fallecimientohacia el 23 de abril de 1978 (32 años).[2]
Había sido secuestrado el
13 de abril de 1978[1]
pueblo de Funes,
a 10 km al oeste de la
ciudad de Rosario,
provincia de Santa Fe,
Argentina Bandera de Argentina
Causa de la muertesecuestrado desaparecido
ResidenciaRosario
Nacionalidadargentina
Otros nombresEduardo Héctor Garat Cabanillas,[1]
El Enano Garat[2]
Educaciónuniversitaria
Alma materUniversidad Nacional de Rosario
Ocupaciónabogado, escribano (notario), activista político
Conocido pordefensor de presos políticos, víctima de la última dictadura cívico-militar argentina
Partido políticoPartido Justicialista
CónyugeElsa Martín de Garat
HijosFlorencia Garat (n. 1972), Santiago Garat (n. 1973) y Julieta Garat (n. 1978) 
PadresHaydée Cabanillas (madre de Plaza de Mayo
Obras destacadasTexto constitucional, proyecto hegemónico y realidad histórica (1973) 

Eduardo Héctor Garat (Rosario, 27 de noviembre de 1945 - Rosario, fines de abril de 1978) fue un abogado y escribano argentino, militante de la organización guerrillera peronista Montoneros, y finalmente defensor de presos políticos.[2]

El 13 de abril de 1978 fue secuestrado, torturado y asesinado unos días después por la última dictadura cívico-militar argentina (1976-1983).[1] Desde entonces se considera un «desaparecido». Su cadáver nunca fue hallado, y los responsables ocultaron toda información que pudiera dar con sus restos.

Síntesis biográfica

Cursó la escuela secundaria en el Colegio Nacional n.º 1. Al terminar ingresó en la Universidad Nacional de Rosario, donde cursó simultáneamente las carreras de Derecho y Notariado. En 1967 y 1968 integró la dirección nacional de Franja Morada desde una vertiente más anarquista antes de que se convirtiera en el brazo universitario de la Unión Cívica Radical (partido de centro que en la actualidad tendió a la derecha política). En 1969 participó de las movilizaciones populares del llamado Rosariazo. En 1970 viajó a Chile y celebró en las calles el triunfo del socialismo democrático del presidente Salvador Allende. Se recibió de abogado y de escribano.[2]

Con Eduardo fuimos muy amigos y nos tocó compartir, junto a Enrique Pankonin, la dirección nacional de Franja Morada (Córdoba, Rosario y La Plata).
Eduardo era un hombre brillante, probablemente el más inteligente de todos nosotros, con una gran visión política. Curiosamente en los años de nuestra militancia universitaria (1967-1968) él estaba más cerca de una posición socialdemócrata que de una posición revolucionaria. Yo estuve muchas veces en su casa en Rosario, y me tocó compartir con su padre (escribano, bastante mayor) y con su hermano.
En el año 1970, estando yo instalado en Chile, Eduardo viajó para la elección de Allende y juntos salimos a celebrar el triunfo.
Yo me exilié en Canadá en el año 74, después del golpe militar, y en uno de mis viajes a Argentina, en el 76, lo vi por última vez. Él ya estaba militando y con serias amenazas para su vida. Estuve en su casa con su mujer y sus hijos.
La última imagen que tengo de Eduardo fue su despedida en la terminal de colectivos, con uno de sus hijos en brazos. Con posterioridad yo le escribí desde Canadá y le ofrecí que se fuera y se instalara en mi casa; incluso le averigüé la posibilidad de hacer un posgrado en Ciencias Políticas, pero él estaba muy comprometido en su movimiento y me dijo que no. Pocos meses después recibí una carta de su familia en la que me contaban que había desaparecido.
Yo movilicé algunos grupos de Derechos Humanos en Canadá, pero nunca pudieron conseguir ninguna información.
Para mí Eduardo fue casi un hermano y nunca he dejado de pensar en su destino, que podría haber sido el mío de haberme quedado en Argentina.
Jorge[3]

Actividad profesional

Trabajó como docente universitario en las carreras de Periodismo y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Rosario y como defensor de presos políticos. En el tiempo fue militante también de la JP (Juventud Peronista), del Partido Peronista Auténtico[1] y finalmente de la organización guerrillera peronista Montoneros.[4]

Conocí a Eduardo Garat siendo estudiante de Derecho. Recuerdo que en los primeros días del mes de junio de 1966 (mes del golpe fascista de Onganía), se rendían las materias libres ―como era el plan de estudios de esa época― y si mal no recuerdo era el primer turno en que se iba a utilizar el actual edificio de la Facultad de Derecho de calle Córdoba 2020 (que por entonces era la Escuela de Derecho, dependiente de la Facultad de Ciencias Económicas y Diplomacia, de la Universidad Nacional del Litoral). Yo tenía que rendir por tercera vez Derecho Romano (una materia filtro, cuyo titular fue un gran profesor pero temido por el estudiantado, el recordado Vasco Jaureguiberri). Ya se insinuaba el golpe contra el Gobierno constitucional del Dr. Illía, que lamentablemente ocurrió el día 28 de junio de 1966. La burocracia sindical, que luego resultara cómplice de la dictadura, había promovido una serie de actos para ese día, creo que por cuestiones de reivindicación salarial y algunas cosas más, sin duda contribuyendo a crear las condiciones para el golpe. El estudiantado ―a través de su dirigencia (FUL-FUA) y en nuestro caso el Centro de Estudiantes de Derecho― ingenuamente decidió adherir a tales actos levantando la consigna de mayor presupuesto universitario (cosa ilógica, dado que no hubo Gobierno en el país que destinara a la Educación el porcentaje que le dio el Gobierno de Illía) y se resolvió en asamblea un paro de actividades del alumnado para ese día. Como estaban los exámenes, había una gran cantidad de alumnos que debían rendir, sobre todo Derecho Romano. La única agrupación que no apoyó el paro fue el Ateneo Universitario (un movimiento de la derecha católica), entonces las agrupaciones del Centro de Estudiantes ―entre ellas el Partido Reformista (Franja Morada) de la cual formaba parte Eduardo Garat― dispusieron realizar un piquete en la entrada de la facultad y explicar a los alumnos que el paro había sido una resolución democrática de la asamblea. El Ateneo católico ―recurriendo a un exintegrante de ese grupo, ya graduado y que ocupaba un cargo en el Poder Judicial―, promovieron una medida de amparo y con la fuerza pública rompieron el piquete. Es así que se abre la facultad para los exámenes. Entre los que rendíamos Derecho Romano hubo tres posturas: una entrar a rendir, otra no rendir y una tercera (en la que me anoté): entrar a rendir y sacar un comunicado de repudio a la actitud antidemocrática y rompehuelgas del Ateneo católico. (Yo todavía no militaba en política, pero simpatizaba con el Gobierno y me sentía reformista), es así que con el Flaco Vitti (hoy fallecido), radical él e hijo de un senador nacional por Formosa nos hicimos cargo de redactar el documento, que habrán firmado unos veinte compañeros más o menos.
Aquí viene la anécdota: el tema era no solo redactar el comunicado ―al que titulamos: «Un grupo de estudiantes democráticos repudian avasallamiento a la autonomía universitaria»― sino imprimirlo, dado que no teníamos los medios para hacerlo. Fue entonces que se nos acercó un militante de baja estatura (muchos le decían el Enano) que yo conocía de mentas ―pero le tenía un gran respeto como en general le tenían todos los estudiantes, dado que era un brillante alumno, siempre sacaba buenas notas y estaba todo el día militando y repartiendo volantes, ¡la verdad que era muy groso!― y nos dijo: «Muchachos, yo soy Eduardo Garat del Partido Reformista, si quieren yo tengo un mimeógrafo en mi casa y les imprimo el volante que ustedes quieren hacer». También los del FAUDI nos plantearon lo mismo (ellos conducían el centro de estudiantes) pero querían tirar agua para su molino, porque querían agregar el sello del Centro de Estudiantes y repartirlo, etc., etc. En cambio Eduardo nos dijo que él nos imprimía el volante y que nosotros nos arregláramos para repartirlo, respetando la decisión de los integrantes del curso de Derecho Romano que habíamos adoptado esa postura. Así lo hicimos. Recuerdo que fuimos a su casa en calle Nueve de Julio, al lado del Nacional n.º 1, donde vivía, nos imprimió y nos dio los volantes! A su vez nos dio una arenga que a mí me cautivó, por la cual nos dijo que rescataba nuestra actitud democrática y que él era respetuoso de las bases, como anarquista que era! Y que, en consecuencia no lo había llevado a colaborar con nosotros actitud egoísta alguna, ni sacar provecho para el Partido Reformista, a partir de alli que siguiéramos nuestro camino y si nos interesaba militar las puertas de su agrupación estaban abiertas. Recuerdo esa jornada no solo por haberme sacado de encima Derecho Romano, sino por haber conocido a un ser humano extraordinario, como lo era Eduardo Garat!
Bueno, en pocos días más vino el golpe de Onganía, y a partir de allí me incorporé formalmente al Partido Reformista de Franja Morada. Vinieron jornadas difíciles, tomas de facultades, actos relámpago, grandes movilizaciones ―como la heroica Marcha del Silencio del 21 de mayo de 1969, el Rosariazo de septiembre de 1969, empezamos a cobrar mártires de la lucha estudiantil (Pampillón, Cabral, Bello, Blanco, etc.). Milité hasta mediados del año 70 o fines de ese año, dado que la enfermedad de mi padre postergó mi carrera universitaria, tuve que salir a ganarme la vida, trabajar y luego me casé, lo que complicó mi precaria situación económica. De manera que mi paso por la universidad pasó a ser una anécdota hasta que por suerte en los 80 me pude reincorporar y recibirme. De la militancia en el Partido Reformista, quiero destacar que mantuve la amistad con Eduardo aunque no coincidíamos: yo me acerqué al Partido Socialista y él seguía siendo anarco, ¡que sin dudas era el corazón de la Franja Morada! Pero numéricamente eran menos, dado que la Franja paulatinamente fue pasando a manos del radicalismo, hasta que se constituyó en el brazo universitario de ese partido.
El abandono momentáneo de la carrera me alejó del contacto con Eduardo y con muchos compañeros de esa época, pero luego supe que el sector anarquista del Partido Reformista, junto a otros grupos de izquierda de la agrupación, que no vieron bien el alineamiento de la misma con el radicalismo, formaron la TEA (Tendencia Estudiantil Antiimperialista). Y finalmente Eduardo, ya con el enorme crecimiento que comenzó a tener la JUP (Juventud Universitaria Peronista) a partir del retiro de la dictadura y el advenimiento del Peronismo Revolucionario se fue a incorporar decididamente a esa corriente. No comparto ese último tramo de su vida política, ¡pero lo respeto! Porque siempre defendió sus ideas con una extraordinaria honestidad intelectual ¡y era un típico revolucionario! Lamentablemente, el terrorismo de Estado nos llevó a un cuadro fuera de serie.
Un afectuoso saludo, y sigan el ejemplo de Eduardo Garat.
Dr. José María Lombardero[3]

Estaba casado con Elsa Martín, con quien tuvo tres hijos: Florencia, Santiago y Julieta Garat.[4] Su hija Florencia lo describe como: «Flaco, con bigotes y a veces, barba. Tocaba el piano».[5]

El 18 de noviembre de 1974, con 28 años de edad, fue detenido junto a Ricardo Massa (hijo de Elsa Massa) y otros activistas montoneros por hacer pintadas callejeras (grafitis).[4] Pasaron seis o siete meses en la cárcel, a disposición del Poder Ejecutivo, después de golpearlo varias horas sin oficializar su detención. Estuvo encarcelado como preso político en la prisión La Redonda, donde los delincuentes comunes lo quisieron pronto y le festejaron su cumpleaños 29 (el 27 de noviembre de 1974) nueve días después de su ingreso. Allí iba su esposa con su hija Florencia. Cuando salió de la cárcel, a principios de junio de 1975, dejó la "orga" para dedicarse de lleno a su profesión.[2] Tres años después, el 26 de agosto de 1977, Ricardo Alberto Massa también sería secuestrado y desaparecido, y su asesinato integra la misma causa penal que la de Eduardo Garat.

Investigación del asesinato de Ángel Tacuarita Brandazza

Eduardo Garat (1945-1978) en su casa. Fotografía publicada en el sitio web Infojús Noticias (Buenos Aires).

Eduardo Garat abrió su propio bufete de abogado y escribano: la Escribanía Garat.[1]

Desde mucho antes de su secuestro en 1978, cuando era un estudiante universitario, los órganos de inteligencia del Estado tenían entre sus registros a Eduardo Garat. Un informe de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (el archivo de la DIPBA) del año 1967 ya lo menciona. Pero el antecedente que más lo comprometió fue cuando participó de la comisión investigadora de la desaparición de Tacuarita Brandazza.

Garat no conocía al militante peronista Ángel Tacuarita Brandazza, pero su muerte el 29 de noviembre de 1972, después de una sesión de tortura en la sede del Comando del Segundo Cuerpo, marcaría la suya. Brandazza ―la víctima más antigua en el informe de la CONADEP― había sido secuestrado el día anterior, y fue un ensayo macabro de lo que harían unos años después con otros miles: a plena luz del día, hombres vestidos con trajes (tuxedos) de civil ―de la policía provincial (Policía de la Provincia de Santa Fe), la policía federal, el Ejército y la Gendarmería― con armas largas lo metieron en el baúl de un Ford Falcon celeste.[2]

Secuestro y desaparición

Fue secuestrado en la madrugada del 13 de abril de 1978, en la esquina de las calles Santa Fe y España, de la ciudad de Rosario. Ese amanecer había bajado del departamento donde vivía Adriana Altieri junto a Graciela Brebbia, para tomar un taxi en la intersección de las calles Santa Fe y España, ya que acompañarían a Altieri a Buenos Aires y esta luego viajaría a Europa.[6]

Según pudo reconstruir la familia, Graciela Brebbia escuchó una frenada desde la otra esquina de calle San Lorenzo, ruido de puertas de autos y ya no vio más a Eduardo. Según otros testigos, cuatro hombres armados lo subieron al baúl de un coche, y se lo llevaron para siempre.

Desde la misma estación de trenes, Graciela Brebbia llamó a Carlos Garat (hermano de Eduardo) para avisarle de su desaparición.[6]

A través de lo que hemos podido reconstruir en estos años, y la prueba colectada en esta causa, hoy sabemos que Eduardo fue secuestrado por un grupo de tareas del Batallón 121 y conducido a un centro clandestino de detención en las afueras de Rosario, en el que se escuchaba ruido de aviones y el cual era manejado por militares. Allí compartió cautiverio con Santiago Mac Guire y Roberto Pistachia. [...] Fue salvajemente torturado, hasta fallecer en una de esas interminables sesiones. Esto fue corroborado tanto por Mac Guire como por Pistachia.
Texto de la denuncia judicial[6]

Su hija Florencia (quien tenía cinco años), su hijo Santiago (de cuatro) y una mamá embarazada de una beba en camino cuando su padre fue secuestrado, confirma que tienen datos de que falleció en cautiverio en una sesión de tortura, pero que aún no han recuperado su cuerpo.[7]

Todo lo que me acuerdo me lo contaron. Son esos juegos de la memoria y el olvido cuando suceden cosas difíciles de entender para un chico. [...] Hoy queremos juicio y castigo a sus responsables, y saber cuál fue su destino. A pesar de lo tardío y lo doloroso es necesario para todos. [...] Mi papá era un tipo conocido, todos le tenían mucho cariño, le decían el Enano Garat, era muy tranquilo. [...] Son cosas que todo el mundo te dice pero yo no las recuerdo.
Florencia Garat (hija de Eduardo Garat)[2]

Su familia pasó muchos años sin saber dónde había estado. En 2009, un sobreviviente les contó del triste final.

El 21 de agosto de 2014, Florencia, Santiago y Julieta ―sus hermanos― y Elsa Martín ―su madre―, se presentaron como querellantes en la megacausa conocida como Guerrieri, que investiga los crímenes seriales cometidos por el Ejército en la provincia de Santa Fe.[2]

Las investigaciones

Posteriormente se supo que fue secuestrado por un grupo de tareas del Batallón de Comunicaciones 121 y conducido a un centro clandestino de detención (CCD) en las afueras de Rosario, en el que se escuchaba ruido de aviones y el cual era manejado por militares. Allí compartió cautiverio con Santiago Mac Guire y Roberto Pistachia, según afirma el escrito judicial.[6]

La denuncia consigna que Garat fue salvajemente torturado, hasta fallecer en una de esas interminables sesiones, lo que fue corroborado tanto por Mac Guire como por Pistachia.[6]

Posteriormente, la justicia federal de Rosario detectó que el CCD había sido el Seminario Salesiano Ceferino Namuncurá ―la iglesia católica argentina, como institución, fue cómplice de la dictadura (que por eso a veces es llamada «dictadura cívico-eclesiástico-militar argentina»)―, de la población de Funes (a 10 km al oeste del centro de Rosario), donde fueron torturados Garat, Mac Guire y Pistacchia, prisioneros del destacamento de Inteligencia 121, dependiente del Segundo Cuerpo de Ejército, todos privados de manera ilegal de su libertad.[8] El arzobispo de Rosario, Guillermo Bolatti, cómplice de los genocidas, recorría los centros clandestinos junto a los torturadores.[2]

Cuando el secuestro de Mac Guire fue convertido en detención legal, su esposa, María Magdalena Carey, pudo visitarlo y se comunicó con la esposa de Garat. Le dijo que habían estado en un centro clandestino en Funes y que luego de torturar al exsacerdote le habían exigido que firmara una especie de confesión, y habían agregado: «Firmá o te hacemos boleta [te asesinamos] como a Garat, que no quiso firmar».[8]

Querellantes

En agosto de 2014, la familia de Garat se presentó como querellante en la megacausa ―llamada así en virtud de la magnitud de la investigación judicial― conocida como Megacausa Guerrieri, que investiga los crímenes seriales cometidos por el Ejército argentino en la provincia de Santa Fe.[2] Pese al sinfín de gestiones que realizaron Elsa Martín (esposa de Eduardo Garat) y Haydée Cabanillas (madre de Eduardo Garat), como hábeas corpus, presentaciones, entrevistas con personal militar, eclesiástico y político, nunca se logró conocer su paradero. Al día de hoy Eduardo Garat se encuentra desaparecido, no pudiendo hasta la fecha conocerse cuál fue su destino final.[9]

La desaparición de Garat se investiga en un cuarto tramo de la causa "Guerrieri". Ya hubo dos juicios con condenas, hay una tercera parte elevada a juicio oral esperando fecha, y esta que se encuentra en instrucción. Hay unos cuarenta procesados en ese expediente, entre agentes de inteligencia, militares y policías.[2][10]

Madre de la Plaza 25 de Mayo

Su madre, Haydee Cabanillas de Garat (Córdoba, marzo de 1908 - Rosario, enero de 2004), fue una activa integrante de Madres de la Plaza Veinticinco de Mayo (en Rosario). Es mencionada en el libro de Marianella Scocco: El viento sigue soplando. Los orígenes de Madres de Plaza de Mayo de Rosario (1977-1985),[11] y en el homenaje de HIJOS para las Madres, al inaugurar La ronda, una escultura cinética emplazada en la histórica plaza.[12]

Textos póstumos de Garat

En noviembre de 1972, Eduardo Garat escribió un ensayo donde describía cómo sería el sistema represivo si vencían los enemigos de la Patria (algo que sucedió apenas cuatro años después, con el golpe de Estado de marzo de 1976).

Al año siguiente escribió un texto mecanografiado: Texto constitucional, proyecto hegemónico y realidad histórica, que se publicaría como obra póstuma en 2012.[13] El libro es un ensayo sobre la Constitución peronista de 1949 y fue presentado en noviembre de 2012 en Buenos Aires, por un panel integrado por el excanciller Jorge Taiana; el entonces secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda; el historiador peronista Roberto Baschetti; el editor del texto, Esteban Langhi; y Florencia Garat, hija del autor y referente de la agrupación HIJOS Rosario.[14]

En agosto de 2012 se presentó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario,[15] con un panel integrado por el abogado e historiador Eduardo Zanella; Esteban Langhi (licenciado en Ciencia Política y editor del libro); Solange Dellanoy (profesora universitaria, de la agrupación docente Eduardo Garat); Juan Facundo Besson (estudiante de la agrupación Rodolfo Ortega Peña) y Florencia Garat (hija de Eduardo Garat).[16][17]

Homenajes

  • Placa en memoria de los exalumnos desaparecidos del Colegio Nacional n.º 1, Eduardo Héctor Garat y Eduardo José Toniolli.
  • Por iniciativa del concejal Arturo Gandolla, en la Plaza del Foro de Rosario se inauguró en 2009 una placa recordatoria con la inscripción de los nombres de abogados, escribanos y empleados del Foro Local que fueron asesinados o desaparecidos durante la última dictadura militar. Allí se pueden leer los nombres de los doctores
  • Juan Máximo Ferrarons,
  • Felipe Rodríguez Araya,
  • César Manuel Tabares,
  • Alberto Coraza,
  • Eduardo Héctor Garat,
  • el procurador Luis Eduardo Lescano y
  • el empleado judicial Roberto Borda.[18]

Fuentes