Elda

Para otros usos de este término, véase Alicante (desambiguación).
Elda
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Bandera de Elda
Bandera

Escudo de Elda
Escudo

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Elda
EntidadCiudad
 • PaísBandera de España España
Población 
 • Total53 540 habitantes hab.

Elda. Es una ciudad española perteneciente a la provincia de Alicante.

Ubicación

Elda se encuentra situada al sureste de la península ibérica y al noroeste de la provincia de Alicante. Está ubicada en la comarca del Medio Vinalopó, y constituye uno de los núcleos urbanos más importantes no solo de la provincia, sino de toda la Comunidad Valenciana. El ayuntamiento se halla a 395 metros de altura sobre el nivel del mar, aunque al estar la ciudad en una terraza inclinada, hay zonas del casco urbano muy por encima de los 400 m. Dista aproximadamente 40 km de la capital provincial.

Historia

Elda es una ciudad muy antigua, remontándose a la Edad de Bronce, según los yacimientos encontrados. La primera población estable y urbana constatada data de unos 2500 años, con el poblado íbero de El Monastil. Desde entonces hasta el día de hoy, lo que se conoce como Elda ha pertenecido a alrededor de una docena de imperios y reinos de variopintas culturas, que han dejado su impronta en la historia local. Íberos, fenicios, cartagineses, romanos, bizantinos, visigodos, omeyas, andalusíes, almohades, castellanos, aragoneses y así hasta llegar al actual Reino de España. Tras la reconquista, Elda fue dotada como Condado. Su posición estratégica, situada en un paso clave, en medio de lo que fue la Vía Augusta, y el Camino Real de Madrid al Mediterráneo, hacen que la villa se haya visto involucrada en el trasiego de muchas guerras. Durante la Guerra de Sucesión, la villa fue asaltada por tropas inglesas. Durante la Guerra de la Independencia, lo fue por tropas francesas, y en los últimos días de la Guerra Civil, entraron tropas italianas. La villa ha tenido varios favores de la realeza. De este modo, Juana I otorgó el privilegio de celebrar la feria de diciembre, Felipe V otorgó el título de Fidelísima y Alfonso XIII concedió el título de ciudad. También ha sellado su historia con ambas repúblicas españolas, de modo que un eldense, Emilio Castelar, llegó a ser presidente de la I República, y durante un breve periodo de tiempo, Elda fue la capital de facto de la II República. La actividad económica durante siglos fue la agricultura. Elda ha tenido siempre un fértil y frondoso campo, cuyo verdor y abundancia llamó la atención de eruditos de diferentes épocas que visitaron la zona. El cultivo de cereales, hortalizas, frutales de todo tipo, así como la elaboración de vino y aceite de oliva, destacaron durante siglos. La propicia situación junto al río, hizo que también desde la antigüedad se desarrollara una importante industria que utilizó los molinos hidráulicos, desde almazaras, a fábricas de papel, o generadores de electricidad. La abundancia del esparto en los montes de la zona, hizo desarrollar durante siglos una artesanía principalmente centrada en la fabricación de felpudos, entre otros artículos. Pero la mayor importancia económica se obtenía del majado y venta de esparto a poblaciones que lo empleaban en la fabricación de redes de pesca o cabos, como era el caso de Callosa de Segura o las grandes fábricas de alpargatas de Elche. La industria del calzado eldense no evolucionó de la de alpargatas, ya que este calzado apenas se realizó en la villa. La actividad zapatera aparece por la venta de zapatos hechos a mano en los mercadillos de los pueblos colindantes5 . La creación de pequeños talleres obedecía a la necesidad de sustituir una actividad agrícola, diezmada por la salinización de las aguas del río Vinalopó, que evolucionó en la creación de manufacturas zapateras, que desde finales del XIX estalló en la creación de una industria del calzado a gran escala. Durante la segunda mitad del siglo XX, Elda llegó a considerarse la capital española del calzado, llegando a multiplicar rápidamente su población. A día de hoy, la fabricación de calzado femenino de diseño y calidad, sigue siendo el principal motor económico y seña de identidad de la ciudad, a pesar de la crisis.

Clima

El clima en Elda es típicamente mediterráneo, aunque debido a encontrarse en un emplazamiento interior, montañoso y de una altitud considerable por encima de 400 metros, tiene rasgos de continentalidad. En general, es un clima seco, de veranos largos y calurosos que provocan fuertes estiajes. Los inviernos suelen ser suaves, aunque siempre hay algunos episodios de heladas, y anecdóticamente, alguna nevada. La pluviometría es escasa, no sobrepasando normalmente los 300 mm anuales. La disposición norte-sur del valle, hace que los temporales de levante, que son los que más humedad dejan en la zona, se vean frecuentemente frenados por el gran macizo montañoso del interior de la provincia, en un claro ejemplo de Efecto Föhn, provocando que la aridez en el valle sea superior que en las comarcas de la vertiente oriental orientales de la montaña alicantina, donde descarga la mayor parte de precipitación. Los periodos donde más precipitación suele existir son la primavera, y especialmente, el inicio del otoño. En esa fecha suele producirse el fenómeno de la llamada gota fría, que puede provocar lluvias torrenciales que causan crecidas y graves inundaciones, como las que siglos atrás derribaron puentes y el pantano, o como las acontecidas más recientemente, en 1982 o en otros años posteriores, como 1997 y 1999.

Religión

Tras la caída de Granada, los moriscos eran forzados a convertirse a la fe cristiana, a usar las lenguas latinas, y a usar las vestimentas propias de la zona. Pese a que oficiosamente la mayoría se convertían, después seguían profesando en privado el islamismo. A finales de la centuria de 1500, comienza a crecer el descontento, sobre todo en regiones como Valencia en la que los mahometanos suponían aun una gran masa de población. La rebeldía de estos a adoptar la fe y costumbres cristianas, acaba desembocando en que la corte de Felipe III, promulga un decreto de expulsión. El 22 de septiembre de 1609 se decreta la expulsión de los moriscos del Reino de Valencia, a los que se les da 3 días para acudir a los puertos dispuestos para tal caso. Así pues, los moros de Elda y del resto del Vinalopó se trasladaron al puerto de Alicante, donde a primeros de octubre embarcaron rumbo a la ciudad de Orán, posesión española en África.

Desarrollo y actualidad

Tras los duros años de posguerra, marcados por la escasez, el aislamiento y el estancamiento económico... a partir de los años 50 tiene lugar la época del desarrollismo. La industria del calzado vuelve a vivir una época dorada, las fábricas se multiplican, al tiempo que se vive una explosión demográfica sin precedentes en la provincia. Miles de familias llegadas de toda España vienen a Elda, a la vez que crecen rápidamente los barrios de aluvión. La ciudad se convirtió en pionera, con la fundación en 1960 de la primera Feria Internacional de Calzado en España, hecho que marcará definitivamente la posición de Elda como capital nacional del calzado en aquellos años. En los 80 se constituirá en Elda la Institución Ferial Alicantina, al poseer el único palacio ferial de la provincia de Alicante. Tras la restauración democrática de 1978, se comienzan a regenerar algunos espacios urbanos. Se construyen servicios como el Hospital General en 1983, el nuevo Mercado Central en 1984, o más adelante hitos urbanos como la avenida de Ronda en 1993, la Plaza Mayor en 1994 o el Museo del Calzado «José María Amat Amer» en 1999, inaugurado por la infanta Elena. En los 80 la FICIA se convirtió en IFA, Institución Ferial Alicantina, siendo el único palacio de congresos de la provincia. Sin embargo a principios de los 90 la institución ferial se traslada a Torrellano, y comienza el declive local. Durante las décadas de los 90 y 2000 la ciudad vive un largo periodo de estancamiento económico y poblacional. La crisis que sufre el calzado debido a la feroz competencia del mercado asiático y la deslocalización ha lastrado la industria local, que se ha visto más agravada desde el inicio de la crisis económica general desde 2008. Otros aspectos también han influido, como la gran degradación que sufre el casco antiguo y sus barrios aledaños, la creación de guetos de marginalidad, el tráfico de drogas, o episodios de grave inseguridad ciudadana como los vividos entre 2000-2003,33 han provocado que ese estancamiento se alargue en el tiempo. Esa tendencia se ha revertido algo desde el inicio de la última década, al crearse nuevas áreas de expansión urbana con mayor calidad de vida y regenerarse algunas zonas del centro urbano.

Ciudad Joven y Villa amurallada

Un informe elaborado por la Fundación de La Caixa, situaba en el año 2000 a Elda como la ciudad más joven de todo el país. Así, el 40% de la población tenía menos de 15 años y la edad media en el censo era de tan solo 27 años, siendo la única ciudad de todo el Estado con más de 50.000 habitantes que conseguía estos resultados 47 Sin embargo, informes posteriores de la misma fundación, señalaban que en 2001 la media de edad era de 39,1 años y de 39 en 2002. Petrel, por su parte, registraba 35,8 y 36 años de edad media en los informes de 2001 y 2002 respectivamente.48. El actual trazado urbano de Elda tiene su origen en la Alta Edad Media, cuando los moriscos abandonan definitivamente el antiguo emplazamiento del Monastil para urbanizar la zona llana. El casco urbano empieza a formarse alrededor del castillo por la defensa que este ejerce. Desde la reconquista hasta varios siglos después, la villa no crece más allá de lo que hoy sigue siendo el casco antiguo. El trazado urbano es típicamente morisco, muy irregular, con callejuelas estrechas, callejones sin salida, y numerosas plazuelas. Los puntos neurálgicos de la villa eran sus plazas de Arriba y Abajo. Los cambios más significativos se dan en el castillo, que deja de ser una fortaleza meramente defensiva para convertirse en un palacio, residencia de los condes, y que contará con la primera iglesia y primer cementerio cristianos. Desde el S.XVI en adelante, la antigua mezquita mayor se convierte en iglesia y se amplía. Se abren algunos viales nuevos, más rectos y espaciosos, como la Calle Nueva, y las de Vall, San Roque, o del Mesón. Elda no tenía una muralla defensiva como tal, pero sí era una villa murada.50 Contaba con un muro de mampostería que unos 90 cm de grosor, que circundaba la parte trasera de las viviendas del extrarradio hasta formar un cerco completo. En ocasiones eran las viviendas las que se construían adosadas al propio muro. Toda la villa estaba murada, y se comunicaba con el exterior a través de las diversas puertas o portales, que había en los accesos de las principales calles. Las puertas se cerraban a la puesta de sol, o bien al toque de las campanas de la misa de la tarde. La villa permanecía cerrada hasta el alba, quedando prohibida la entrada de extraños durante la noche. A partir del S.XVIII también se contó con iluminación por medio de lámparas de aceite colocadas en algunos portales, o puntos estratégicos del trazado urbano. Con este recinto murado, la villa se protegía de los peligros cotidianos, ya fuera frente bandoleros y saqueadores, o frente epidemias y enfermedades.

Patrimonio del Castillo de Elda

El castillo de Elda es una fortificación emplazada en un pequeño cerro junto al río Vinalopó, construido entre los siglos XII y XIII. Entre los siglos XVI y XVII fue transformado en Palacio Condal como residencia de la familia Coloma. Aunque se encuentra en estado de ruinas, desde 1983 se desarrollan trabajos de reconstrucción (actualmente paralizados).

Fuentes