Castillo de Elda

Castillo de Elda
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Bien de Interés Cultural 2001
LocalizaciónEspañaBandera de España
TipoCastillo Medieval Palaciego
UbicaciónProvincia de Alicante. Situado al sur de El Monastil
Época de construcciónSiglos XII y XIII
Abierto al públicoEn estado de remodelación

El Castillo de Elda, monumento declarado Bien de Interés Cultural (2001), se emplaza en un montículo situado en el centro histórico de la ciudad, próximo a la margen izquierda del río Vinalopó. Propiedad de ilustres familias reales y nobiliarias, conserva notables restos arqueológicos y construcciones históricas.

Localización

El Castillo de Elda se encuentra en la población alicantina del mismo nombre, al Oeste de la ciudad, cerca del puente que lleva a la estación del ferrocarril y en el margen izquierdo del Rio Vinalopó. Pertenece Elda a la comarca del Vinalopó Mitjá. Es un Bien de Interés Cultural (B.I.C.) eldense.

Historia

La historia de Elda comienza con los más antiguos asentamientos de la Edad de Piedra en el valle, a los que siguieron diversos poblamientos de la Edad del Bronce y Edad del Hierro. El Monastil fue uno de estos asentamientos hasta la llegada de la cultura ibera. Hay vestigios de un asentamiento prehistórico ibérico, así como de la romanización y de la época bajo imperial en el Yacimiento Ibero-Romano de El Monastil, a sólo 1 km. al norte del Castillo de Elda. Con la llegada del Islam a estas tierras, el núcleo poblacional de El Monastil entra en decadencia y es abandonado progresivamente. Sólo pervivirá, entre los siglos VIII-X una pequeña comunidad musulmana de monjes-soldados en torno a una pequeña mezquita. Antes de crearse el núcleo de la actual Elda, en los alrededores se formó una alquería islámica que posteriormente fue abandonada. Posteriormente surgirá el enclave islámico de Elda en torno al actual castillo que fundaron los musulmanes almohades a finales del siglo XII. De la Elda islámica se han descubierto una necrópolis árabe (en las inmediaciones del Excmo. Ayuntamiento), algunas viviendas y un taller de alfarería. También se sabe que bajo los cimientos de la Iglesia Arciprestal de Santa Ana, había una mezquita árabe. La edificación de la fortificación islámica cabe situarla entre el año 1172, fecha de la derrota del ejército almohade en Huete con su retirada hacia Murcia, y el año 1244, cuando tras el Tratado de Almizra el rey Fernando III de Castilla dona el castillo y villa de Elda a uno de los caballeros participantes en la campaña militar de Murcia. Este dato está avalado por todos los restos de época almohade aparecidos en las excavaciones del castillo. Pero breve fue el espacio de tiempo que permaneció el castillo bajo dominio musulmán, pues a consecuencia del Pacto de Alcaraz (1243) la totalidad del reino musulmán de Murcia pasó a convertirse en protectorado castellano. Elda fue conquistada en 1243 por el rey Jaime I, permaneciendo bajo soberanía castellana hasta 1296 en que fue tomada por Jaime II de Aragón. La villa y castillo de Elda fueron prontamente cedidos a uno de los caballeros que participó en la campaña murciana del infante Alfonso, y así, el 15 de Abril de 1244, Fernando III donará la villa y castillo a Guillén “el alemán”, que lo poseerá hasta su muerte en 1245. Será entonces cuando el rey lo entrega a la Orden militar de Santiago, que lo mantendrá entre 1245 y 1257, como uno de sus puntos avanzados en el amplio conjunto de posesiones santiaguistas. Sin embargo, en este último año, el ya rey Alfonso X el Sabio lo rescatará de las manos de la Orden y se lo entregará a su hermano, el infante don Manuel, que lo incluyó en su extenso rosario de posesiones en el Vinalopó, como parte integrante del señorío de Villena. En el siglo XIV el castillo pertenece al reino de Valencia. Con posterioridad, durante la Guerra de los dos Pedros (1356-1366) el castillo participó activamente en la contienda, al ser utilizado como base de operaciones por el infante Fernando. Con la retirada de las tropas castellanas, en la primavera de 1366, el rey Pedro IV de Aragón dentro de su política del pago y agradecimientos, concede los señoríos de Elda y Novelda a Bertrand Duguesclín. Sin embargo, este caballero francés devolverá sus posesiones a la Corona, que volverá a conceder el castillo y lugar de Elda, junto con la fortaleza de La Mola, a otro caballero mercenario, en este caso el noble inglés Hugh de Calviley. Éste, a su vez, venderá en 1378 el señorío de Elda y Aspe al rey Pedro IV, integrándose de nuevo Elda como parte del Patrimonio Real de Aragón. El señorío de la reina Doña Violante acabó con la enajenación de las villas y castillos de Elda y Aspe a D. Ximén Pérez de Corella, a quien el rey Alfonso V nombrará en 1448 Conde de Cocentaina. Durante el siglo XV es de suponer que el castillo de Elda, sin perder el rasgo de plaza fuerte, fuera convertido en residencia temporal primero de Doña Violante y posteriormente del primer conde de Cocentaina. A partir de 1513, la familia Coloma, de origen aragonés, convertirá el castillo en su casa solariega, circunstancia mantenida a lo largo del siglo XVI y parte del XVII, que dio lugar a la transformación definitiva de la fortaleza militar medieval en una residencia palaciega, digno palacio condal de una de las familias más nobles e importantes del Reino de Valencia, cuyos miembros llegaron a ser virreyes de Cerdeña, generales de los ejércitos en Flandes, embajadores, gobernadores y alcaides del Castillo de Alicante por varias generaciones. En el siglo XVI se convierte en residencia del recién creado Condado de Elda, quedando como propiedad señorial el castillo y villa. Los nuevos Condes de Elda lo transforman en un lujoso palacio renacentista y reforman asimismo el antemural para asegurar mejor su defensa. Este carácter de residencia condal, y lugar desde donde se administraba la jurisdicción señorial, permitió que el castillo perviviera en pleno rendimiento durante los siglos XVI al XVIII, hecho nada frecuente en el resto de fortificaciones de la cuenca del río Vinalopó, cuya vida y función no fueron más allá del siglo XVI. En las postrimerías del siglo XVIII, el abandono de la residencia condal llevó al paulatino degradamiento de la fortaleza-palacio, y poco a poco (hasta se fueron vendiendo sus elementos para la construcción de las nuevas viviendas de la ciudad) fue entrando en un proceso de semi-ruina. Previamente, sufrió algún intento de demolición con el fin de construir un puente sobre el río (1842); o el intento de reconstruirlo como cárceles para el Juzgado de Primera Instancia (1844); o para acondicionar un espacio de funciones teatrales, suelta de novillos, etc (1846). Las sucesivas trasmisiones de propiedad finalizarían en la adquisición del castillo por Pedro León Navarro y Vidal (1866), maestro de obras, quien lo utilizó como aprovisionamiento de materiales para la construcción de viviendas y obras públicas, y así, las pasarelas de madera del puente del río se cambiaron por las jácenas y vigas extraídas de la fortaleza, o el puente de dos arcos levantado en 1879, que se realizó con los sillares procedentes del desmantelamiento de las antiguas torres circulares.

Descripción

El Castillo de Elda cabría definirlo como un complejo edificio donde se aúnan distintos tipos de fábricas, producto de la superposición de diversas construcciones que abarcan un dilatado periodo de tiempo entre los siglos XII y XIX, tiempo durante el cual el castillo se mantuvo en uso, transformando su fisonomía y adaptándolo a las necesidades de sus sucesivos propietarios. Nos encontramos, pues, ante las ruinas de una fortaleza de máxima importancia histórica caracterizada por su planta poligonal, definida por una muralla flanqueada por 10 torres y cubos, de las cuales 2 serían circulares y el resto cuadrangulares. Sucesión de lienzos de murallas y torres que delimitan un espacio intramurario de unos 2700 m2, aproximadamente. Superficie otrora colmatada de escombros que ocultaban todas las habitaciones y estancias de sótanos y semisótanos, como demuestran los restos edilicios existentes tras algunas catas antiguas, aunque se conservan en la parte meridional restos habitacionales de considerable magnitud, identificables con la capilla religiosa palaciega; los almacenes de aceite y otras estancias diversas. Todo el recinto se encuentra perimetrado por un antemural de sección vertical en la ladera septentrional y alamborada ( en talud) en la zona meridional, delimitando una superficie interna de unos 5.230 m2. El acceso se realiza por el mediodía, al final de la calle Virtudes, en la llamada Plazuela del Castillo, espacio urbano que fosiliza una estructura defensiva anterior, tipo barbacana, que precede a la puerta del antemural, situada a 4,90 m. de altura desde el nivel de calle, al que se accede por un arco de medio punto rebajado, de sillería en los estribos y mampostería en la bóveda. Este recinto está dotado de una torre de planta cuadrada adosada que se encuentra en mal estado y sería necesaria su pronta restauración. Para salvar el desnivel se desarrolla una rampa empedrada que comunica el nivel del suelo con la puerta de entrada a la fortaleza por el antemural. En su interior, aparte de las dependencias citadas, destacan las dos cisternas: una subterránea ( siglo XV-XVI) en perfecto estado, de 11,05 x 5,50 x 4,70 m de dimensiones, y capacidad estimada en 255 m3; la otra, en superficie, es de menor tamaño y de indudable cronología andalusí ( siglo XII-XIII), que en el Medievo se utilizaría como estancia de diverso uso. En los últimos tiempos se están llevando a cabo obras de restauración de sus torres y lienzos de muralla, así como diversas excavaciones arqueológicas, todo ello con la ayuda de la constituida Escuela Taller del Castillo de Elda, donde jóvenes en paro se instruyen en las técnicas de construcción. La torre circular que queda en pie, tras su restauración, presenta en su remate las trazas de una posible corsera y en su interior se pueden ver los restos de una salita circular cubierta con una bóveda apuntada. A la derecha de este cubo se emplazaba la puerta original del recinto palatino. En el interior del castillo se observa un amplio patio abierto dominado por un gran aljibe, al que iban a parar las aguas procedentes de los techos de las habitaciones. Estas se encontraban unidas por balcones corridos, según apuntó don Lamberto Amat, antiguo cronista de la villa, que visitó el castillo a principios del [siglo XIX]], antes de su destrucción. Los restos de estas habitaciones podemos verlos en el área a mediodía del recinto, en la que se puede visitar una nave de planta rectangular cubierta con bóveda de medio cañón apoyada sobre arcos, y que, parece responder a la capilla del palacio. Existen otras habitaciones unidas por escaleras de las que se desconoce su uso. Adosado a éstas hay un gran edificio de planta rectangular y de tapial que podría corresponder a la primera planta de una posible torre musulmana existente en el recinto antiguo, antes de las reformas y adaptaciones bajo-medievales. Se realizaron reformas en el castillo durante los siglos XV y XVI, bajo los señoríos de Ximén Pérez Ruiz de Corella y los Coloma, Condes de Elda, aunque la obra antigua debe pertenecer a finales del siglo XII o principios del siglo XIII.

"Amigos del Castillo de Elda"

En la actualidad, el grupo social "Amigos del Castillo de Elda", trabaja para dar a conocer a todos sus seguidores y a los eldenses, en general, la situación y estado de este Bien de Interés Cultural (B.I,C.) de la ciudad de Elda, recabando información y apoyando las iniciativas que lleven a buen fin la puesta en valor de la fortaleza, así como del resto de bienes históricos y culturales de la ciudad.

Fuente