Esclavitud y economía en San Antonio de Cabezas (Unión de Reyes)

Esclavitud y economía en San Antonio de Cabezas (Unión de Reyes)
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Esclavitud y economía en San Antonio de Cabezas

( Unión de Reyes).

Inicios

A partir del año 1815 se fueron fundando gradualmente, en las distintas fincas de este Partido, una serie de ingenios y trapiches, que hicieron de esta zona, la más próspera y rica de la provincia de Matanzas. Su mayor auge económico fue alcanzado por el año 1840

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Esclavitud y economía

En el año 1840 el número de fábricas de azúcar llegó a más de treinta.  La esclavitud que considerada como una necesidad por la carencia de brazos fue reglamentada y aceptada por los pueblos más civilizados de la antigüedad, aún de los llamados cristianos, constituyó la columna central en que descansó el floreciente estado económico de Cabezas a mediado del siglo XIX.

Introducción de africanos

La introducción de africanos había alcanzado tal incremento en esta Isla, que en 1817 la población de color era superior a la blanca en setenta y tres mil trescientos setenta y cuatro personas. Este exceso de la población negra se debió al afán de los hombres de negocios en obtener en sus fincas azucareras y cafetales el máximum de producción con el mínimum de gastos y así, hacerse en relativo corto tiempo de una fortuna, sin importarles los demás problemas étnicos que de tal proceder se derivaran. En esta localidad la población de color nunca llegó a ser mayor que la blanca, pero sí tan número como ésta. Para evitar los males que se desprendían del abuso de ese tráfico, se firma un tratado entre los gobiernos de Inglaterra y España el 23 de septiembre de 1817 aboliendo el tráfico de negros africanos, el cual entró en vigor el 30 de mayo de 1820. No obstante el tratado de 1817, la trata continuó realizándose clandestinamente y en ella tomaron participaciones altas autoridades, aristócratas, el clero, ricos hacendados, militares, etc., dando lugar esto a que por el gobierno se tomaran nuevas medidas y se impusieran fuertes penas a los traficantes o tratantes, las cuales fueron señaladas por la Ley del 2 de marzo de 1845. Para evitar la infracción de la nueva Ley, las costas de la Isla fueron estrechamente vigiladas, cosa esta que no fue obstáculo para que se siguiera introduciendo clandestinamente africanos. En esta localidad, a pesar de la vigilancia, se introdujeron varios lotes de esclavos, entre ellos, uno comprado por un tal Perera, vecino de este pueblo, que logró desembarcarlos por un lugar cercano a la ciénaga de Zapata y desde allí, los trasladó a una finca cercana a este poblado donde fue descubierto y por tal motivo encarcelado. Gracias a las gestiones realizadas por el cura de la localidad obtiene la libertad en corto tiempo.

Mano de obra en los ingenios

A partir de la promulgación de la Ley del 2 de marzo de 1845, se quejaban los dueños de muchos ingenios, de la escasez de brazos en sus fincas azucareras, cosa esta que estaba lejos de la realidad; pues si bien es cierto que en dichos años podían emplearse más esclavos, es decir, brazos baratos, verdaderas bestias de carga, no es menos cierto que sin tenerse que realizar todo el trabajo con esclavos, podían emplearse mayor número de hombres libres, con buen jornal, para que verificaran algunos de los trabajos que hacían los esclavos, ya que las condiciones económicas permitían que así pudiera hacerse. No obstante, se persistió en la idea de adquirir brazos baratos y se recurrió a otro sistema tan inhumano como el anterior: la contrata de colonos chinos. La Junta de Fomento de La Habana acordó enviar un agente a la China a dicho fin. El primer buque cargado de chinos llegó a cuba en 1847 bajo contrato por ocho años y como compensación percibían de veinte a treinta centavos diarios, libra y media de tasajo, libra y media de papas u otro alimento y dos fluses de algodón anuales a más de suministrárseles una frazada y asistencia médica. Al principio así se cumplió, pero más tarde, fueron tratados como verdaderos esclavos. En la dotaciones de los numerosos ingenios que existieron en este Término, predominó el esclavo de la raza conga, trabajador y de buen carácter. Las familias negras formadas en Cabezas, casi todas son descendientes de la raza conga, que fue la más noble, pacífica y la que con mayor facilidad absorbió las costumbres de los blancos.

Amotinamiento del 15 de abril de 1866

El 15 de abril de 1866 en el batey del ingenio Nuestra Señora de Monserrate, ubicado en el cuartón de la Magdalena. Dicho batey fue escenario de un sangriento suceso por amotinamiento de los esclavos y asiáticos contratados.La crueldad con que los castigaba el mayoral Cayetano Fernández Ojito, ocasionaron protesta de los esclavos y colonos (F. Tejera). Los cuerazos infligidos por el mayoral unido a las amenazas con el machete que siempre portaba, despertaron la ira de aquellos, quienes acosados determinaron darle muerte. Amotinados, se le encimaron y con los cuchillos y machetes de trabajo le infringieron tan graves heridas que casi instantáneamente murió. Dada la señal de alarma por medio de la campana, acudieron empleados y otros esclavos que sostuvieron con los amotinados una cruenta lucha hasta lograr reducirlos a la obediencia. 

Muertes en el amotinamiento

En la refriega resultaron varios heridos: el mayoral Cayetano Fernández Ojito que murió en el acto, los asiáticos Sotero, Achia y Emeterio que fallecieron a los pocos días y varios negros esclavos con lesiones graves. Prestaron sus servicios médicos los Licenciados Isidro Coma, médico de dicho ingenio y Tomás Guerrero, que ejercía en el ingenio San Antonio.

La abolición

La abolición trajo una completa transformación de la economía, siendo uno de los lugares más afectados Cabezas, pues la esclavitud constituía en este lugar, según hemos dicho, la base fundamental en que descansó la industria azucarera. Como el rendimiento de los ingenios establecidos entonces era relativamente bajo y habían aumentado considerablemente los gastos de producción, se apoderó el desaliento de los propietarios al no obtener las ganancias acostumbradas y, al poco tiempo de establecida la abolición, vemos que por su pesimismo más que por otra causa, habían quedado demolidas casi todas estas fábricas. Sus ruinas, perceptibles aún a los muchos años de haber dejado de moler, hablan a las generaciones presentes y futuras de la grandeza económica de esta zona, donde el rico terrateniente vivió con su familia y aquí gastaba su dinero. Con la gradual desaparición de estos pequeños ingenios de azúcar, fue en aumento la decadencia económica de Cabezas, que llegó a su estado más crítico al comenzar la guerra de Independencia en 1895. La raza negra, gozando entonces de mayores oportunidades, desenvuelve sus actividades por nuevos campos donde progresivamente va diferenciándose del tipo inculto primitivo, al elevar su nivel cultural, y junto con el blanco, contribuye al mejoramiento de la Patria por ambos creada y defendida.

Fuentes