Geofagia

Geofagia
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Adicción a consumir tierra o sustancias terrosas, como arcilla y creta.
Clasificación:Forma parte de las tendencias de la enfermedad conocida como Síndrome de pica
Agente transmisor:No tiene
Forma de propagación:No es transmisible

Geofagia (del griego geo, tierra, y phagein, comer) es la costumbre de comer tierra o sustancias terrosas, como arcilla y creta. Algunos animales y también los seres humanos, sobre todo niños y mujeres embarazadas en sociedades rurales o preindustriales realizan esta peligrosa práctica. La geofagia humana tiene relación con la enfermedad conocida como Pica, o Síndrome de Pica, un trastorno de la ingestión y de la conducta alimentaria que se caracteriza por una anormal necesidad de comer sustancias que no alimentan.​

Geófagos

Los animales que realizan esta práctica lo hacen de manera puntual, en situaciones concretas o como complemento o añadidura a su dieta habitual. En el caso de animales (como los lumbrícidos) que sí logran alimentarse exclusiva o fundamentalmente de tierra, asimilando sus materiales orgánicos, se denominan geófagos.

En la Historia

La geofagia es la forma más común del Síndrome de pica y persiste en la historia de la raza humana como un vestigio paleonutricional, por lo que sería un mal hábito ancestralmente trasmitido, que a través de la evolución ha fijado las costumbres alimenticias de los humanos.

Desde la antigüedad, en la cultura grecorromana, los seres humanos han convivido con las disímiles formas de geofagia, en ocasiones practicada por razones médico-mágico-religiosas, como parte intrínseca de cada cultura; hoy se conoce de su práctica ancestralmente, y posiblemente con fines parecidos, en África y en el Nuevo Mundo en donde aparecen otras picas como las relacionadas con cenizas calizas, consumidas junto con la coca, como se ve con claridad en lo vestigios precolombinos y culturas que aún se mantienen a través de las generaciones como la cultura africana en América y algunas tribus aborígenes.

En ciertas partes del mundo, como Perú y Escandinavia, persiste el uso de algunas arcillas con fines culinarios (condimento). La geofagia es parte ancestral de las comunidades indígenas de todos los continentes: se le atribuyen propiedades curativas para afecciones como la diarrea, para impedir el envenenamiento por pescados, así como para darle tratamiento a infecciones parasitarias; pero también como condimento o sustituto de alimentos en períodos de escasez y finalmente como componente integral de actos rituales.

En Tanzania existen minas de tierra para el consumo humano y hay fábricas de “galletas de barro” para apaciguar el hambre; las llamadas “llena-estómagos” son un desesperado invento haitiano elaborado de barro seco amarillo de la meseta central del país, la gente usa una mezcla de barro, sal y grasa vegetal como alimento normal, y eso para los que pueden permitírselo debido a que no son gratis.

Práctica común entre niños menores de seis años

Se cree que entre un 10% y un 30% de los niños menores de seis años ingieren tierra. Esto se debe a la geofagia, que también se puede presentar en retardados mentales así como en mujeres embarazadas, y cuyas causas aún son un enigma para los investigadores. Todo parece indicar que ese gusto por consumir sustancias no comestibles debe estar vinculado a la falta de determinados minerales en el cuerpo, aunque todavía no se ha llegado a una razón científica demostrada.

Además de tierra, se sabe de personas que, aunque parezca incierto, tienen necesidad de tragar o chupar otros materiales como la tiza, la arcilla, el hielo o el plomo, cuyas consecuencias, en casos extremos, pueden llevar a serias intoxicaciones o incluso a la pérdida de la vida por envenenamiento.

Es una severa enfermedad

La falta de minerales como el hierro o el zinc -o la mala asimilación de estos-, que se localizan en la tierra, así como el gusto por su sabor, textura u olor, la necesidad de aliviar las náuseas o la sensación de saciedad que produce cuando se siguen rígidas dietas para bajar de peso, son algunas de las razones que lleven a las personas a consumir tierra. La ingesta de la misma aliviaría la ansiedad de comer, si bien otros expertos afirman que la geofagia tiene que ver con enfermedades metabólicas, en las que el organismo tiende a sustituir sustancias que le faltan por otras, máxime cuando se trata de minerales como el hierro, calcio, fósforo o potasio. El deseo de consumir estas sustancias se convierte en necesidad que lleva, en ocasiones, a ingerir cantidades perjudiciales para el organismo.

Posible remedio

Algunos investigadores han determinado que este mal se puede remediar si se identifica el mineral que falta y se suministra por vías más saludables. Por ejemplo, en el caso de que se diagnostique déficit de hierro, se puede administrar mediante pastillas o alimentos que contienen mayores cantidades y así se solucionaría el problema. Y es que una alta incidencia de la pica se asocia con anemia, aunque no todas las personas que carecen de hierro consumen tierra. “La tierra es utilizada por lo general para proveer de complementos minerales o contrarrestar componentes perjudiciales”, agrega el director médico del Instituto Balear de Psiquiatría y Psicología, Pedro Moreno.

Fuentes