Dusicyon australis

(Redirigido desde «Guará»)
Zorro malvinero
Información sobre la plantilla
Zorro malvinero.jpg
Clasificación Científica
Nombre científicoDusicyon australis
Reino:Animalia
Clase:Mammalia
Orden:Carnivora
Familia:Canidae
Género:Dusicyon Hamilton-Smith, 1839
Especie(s):D. australis (Kerr, 1792)

El Zorro malvinero (Dusicyon australis) es una especie de cánido de las Islas Malvinas que tenía diferentes razas geográficas en las islas más grandes de ese archipiélago. Se extinguió hacia 1876.

Otros nombres

Zorro isleño, zorro de las islas, zorro de las Malvinas, zorro-lobo,"warrah" (=guará), zorro lobo de las Malvinas, zorro antártico.

Estatus

  • Estatus internacional: Extinguido
  • Estatus nacional: Extinguido

Características

Zorro robusto de aspecto semejante al zorro colorado o culpeo (Dusicyon culpaeus) de la Patagonia, con unos 90 cm. de largo de cabeza y cuerpo y 30 cm. de cola. El pelaje era sumamente tupido y tenía una tonalidad pardo-amarillenta con la punta de los pelos negros especialmente en el dorso. El cuello y las patas eran amarillentas con el vientre, la garganta y los labios blancuzcos. Las orejas eran internamente grisáceas y externamente bayas y la cola parda en la base pasaba luego a negruzca para rematar en una punta blanca, característica que sólo comparte con el aguará-guazú (Chrysocyon brachyurus) entre los cánidos sudamericanos.

Según el mastozoólogo inglés Olfield Thomas los zorros que poblaban cada una de las grandes islas del archipiélago malvinense representaban diferentes razas geográficas ya que los de Gran Malvina eran más pequeños y de pelaje más claro con tinte rojizo. Distinguía así para esta Isla a Dusicyon australis australis y para la Isla Soledad a Dusicyon australis darwinii. A pesar de haberse extinguido hace más de un siglo aún continúan las discusiones taxonómicas acerca de su verdadera ubicación sistemática.

Para algunos autores, habría sido una especie insular del género Dusicyon que incluye a otras especies similares del continente vecino. Otros han sostenido que el nombre Dusicyon debe reservarse exclusivamente para esta especie, queda Pseudalopex para las especies cercanas, e incluso alguien ha arriesgado la posibilidad de que se tratara de una variedad próxima al perro doméstico (Canis familiaris o Canis lupus familiaris). Esto último es poco probable ya que además de razones morfológicas, faltan las evidencias arqueológicas que demuestren la presencia del hombre en tiempos prehistóricos en aquel archipiélago austral. También algunos investigadores lo incluyeron como subgénero Dusicyon, del género Canis.

Hábitat

Pastizales, turbales y costas oceánicas en el archipiélago malvinense.

Distribución

Era endémico del archipiélago de las Malvinas en el Atlántico Sur (Islas Gran Malvina y Soledad). Como una curiosidad, Llarás Samitier pudo rescatar entre los viejos pobladores de Paso Ibañez (hoy Comandante Luis Piedrabuena) en la Provincia de Santa Cruz en la década de 1930 el recuerdo de un cachorro de zorro malvinero, que los tripulantes de una goleta lobera habían regalado a los habitantes de la Isla Pavón en el verano de 1875. El animal habría vivido allí hasta abril de 1876 como animal doméstico hasta que un atardecer se lanzó al Río Santa Cruz y no volvieron a verlo más.

Rasgos etoecológicos

No es mucho lo que se ha podido saber sobre los hábitos de este intrigante cánido y hay que conformarse con lo que apuntaron sobre él los exploradores y viajeros que visitaron el archipiélago malvinense. Se sabe que era el único mamífero exclusivamente terrestre de esas islas y que gustaba frecuentar los pajonales de pasto tussock (Poa flabellata) y las costas marinas en busca de carroña, mariscos, nidos y algunas posibles presas como cauquenes (Chioephaga spp.) o pingüinos (Spheniscidae). Se dice también que se alimentaba de pinnípedos (lobos marinos o focas), pero se cree que se debía conformar con animales muertos o enfermos o bien con crías pequeñas dadas las características de ambos animales. Para abrigarse en las noches y en los crudos inviernos australes cavaban madrigueras entre los densos pajonales.

Otro hecho llamativo es la gran mansedumbre que demostraban incluso casi en los albores de su exterminio, después de unos doscientos años de conocer los desastrosos efectos de su acercamiento al hombre. Muchas veces los viajeros confundieron los motivos de su aproximación y en vez de atribuirlos a simple curiosidad (bastante habitual en los animales insulares), creían que se trataba de ataques que obligaban inmediatamente a defenderse originando verdaderas carnicerías. Contribuían a esto su buen tamaño, aumentado aún más por su larga pelambre, que le daban aspecto más de lobo (Canis lupus) que de zorro (cargaba en consecuencia con la "Leyenda Negra" y el odio y la antipatía que desde tiempo inmemorial sufría aquella especie en el hemisferio norte) y su costumbre de movilizarse en grupos, que no se sabe si eran de tipo familiar o bien jaurías con una organización social mas compleja.

Acerca del nombre de "warrah" que anota Darwin, se especula con dos explicaciones posibles: o bien era una grafía sajona del nombre guaraní "guard' o "aguará" con que se denomina a los zorros en general en buena parte de nuestro país, este de Paraguay y sur de Brasil y que bien pudo haber subsistido en las islas desde el gobierno de Luis Vernet, quien habría llevado criollos argentinos al archipiélago que lógicamente aplicaron al zorro el nombre que le daban en su zona de origen y que aún se sabe que habían adoptado muchos españoles para estos animales sudamericanos de aspecto zorruno; o bien de una simple onomatopeya de su grito lo que implicaría dos caminos paralelos para arribar al mismo resultado, ya que se cree que el nombre guaraní sería precisamente también de orígen onomatopéyico.

Acerca de su presencia en estas islas, alejadas unos 400 km de la costa sudamericana, se han tejido numerosas teorías. Incluyen supuestos puentes en partes del Pleistoceno, que no explican porqué no llegaron otros mamíferos, en especial roedores. O también especulaciones sobre el transporte de animales domesticados llevados desde tierra firme por supuestos antiguos indígenas, los que necesitarían evidencias arqueológicas.

Situación de la especie

La especie se habría extinguido hacia 1873-1876; exterminada por los ganaderos escoceses que lo culparon de predar sobre sus ovejas. En 1839, poco después de la visita de Charles Darwin en 1833, los "loberos" norteamericanos los cazaron en gran número por su piel de muy buena calidad. Téngase en cuenta que la raza fueguina de culpeo o zorro colorado (Dusicyon culpaeus lycoides) resulta todavía la más preciada en peletería donde se la distingue como "zorro fueguino" por lo que no es difícil de entender que algo semejante le ocurriera a la especie malvinera.

Sólo unos pocos ejemplares colectados de muestras quedaron como recuerdo de la especie (ninguno de ellos en la Argentina), entre los que se cuentan los obtenidos por Darwin en el viaje del Beagle. Cabrera y Yepes (1940) y recientemente Liarás Samitier (1987) efectuaron una prolija revisión histórica sobre el zorro malvinero que es obligado reiterar en sus conceptos más salientes. Su descubrimiento lo habría efectuado Richard Simpson quien visitó en 1689 las Malvinas en el navío británico "Welfare" y habló en su diario de viaje de "zorros dos veces tan grandes como en Inglaterra" y comentó la captura de un ejemplar joven que se arrojó por la borda asustado por las detonaciones de los cañones durante el primer combate naval. Ya Simpson se mostró sorprendido por la aparición del zorro en esas alejadas islas y arriesgó: "en cuanto a su antigüedad, desde el momento en que no pueden volar, ni nadar tanta distancia, o ha habido dos creaciones distintas, o América y estas Islas han sido formadas del mismo continente, que es lo más probable."

En 1764 el francés Bougainville intentó la colonización de las islas hallando habitualmente al cánido y bautizándolo "zorro-lobo" o "lobo-zorro". En 1765 el inglés Byron comentó el "ataque" que sufrieran por parte de cuatro animales con aspecto de lobos y que los obligaron a alejarse con el bote a un sitio más profundo. Comentando que una vez en tierra se acercaban desde lejos, se vieron obligados a matarlos y llegaron a ultimar hasta cinco el mismo día. El temor a aquellos animales los llevó a prenderle fuego a los pastizales para ahuyentarlos. Menos de un siglo después, cuando Darwin visita el archipiélago comprueba que Byron había confundido la extrema confianza de estos animales con "ferocidad", y comentó que bastaba mostrarles un trozo de carne con una mano para matarlo acuchillándolo con la otra, y que algunos gobernadores británicos de las islas hasta habían ofrecido una prima por cada ejemplar, lo que lo fue llevando prontamente a la extinción.

Se sabe que por lo menos tres ejemplares de la especie fueron exhibidos en el zoo de Londres en 1845, 1868 y 1870 pero nunca se contó con una pareja que permitiera su reproducción. Sólo habrían quedado de la especie dos animales embalsamados, seis pieles, once cráneos y dos mandíbulas dispersos en museos de Gran Bretaña, Suecia, Bélgica y Estados Unidos. El último ejemplar habría sido obtenido en 1876 en la bahía Shallow al sur de la isla Soledad. Como corolario de la triste historia de esta especie nada mejor que reproducir el párrafo final que le dedican Cabrera y Yepes en 1940: "Hace ahora justamente un siglo escribía Darwin: "Antes que se apolille el papel en que aparece la figura de este animal, habrá sin duda que incluirlo entre las especies que han desaparecido de la faz de la tierra". Nunca hubo profecía más acertada. La figura que el célebre naturalista publicó subsiste como recuerdo de la existencia de tan interesante especie; pero en 1850, ya se dijo que quedaban muy pocos ejemplares vivos, y en 1876 fue muerto el último".

Véase también

Enlaces externos