Harakbut

Harakbut
Información sobre la plantilla
Harakbut.jpg
Concepto:Indígenas

Harakbut. Es considerado una lengua aislada por ser la única lengua que pertenece a la familia lingüística del mismo nombre.

Lengua

Familia lingüística: Harakbut Lengua: Harakbut La lengua harakbut es hablada por el pueblo originario harakbut, el cual se compone de las identidades culturales amarakaeri, arasaeri, wachiperi, kisamberi, pukirieri, sapiteri y toyeri (Minedu 2013). El harakbut es considerado una lengua aislada por ser la única lengua que pertenece a la familia lingüística del mismo nombre. Según Helberg (1996), la autodenominación harakbut se refiere al término de ‘humanidad’.

Según algunos autores, en la década de 1980 se difundió el nombre de harakbut entre algunas comunidades que se negaban a ser reconocidas bajo denominaciones impuestas desde fuera, comola de mashco. La autodenominación harakbut se traduce como ‘gente’ o ‘humanidad’, en la lenguade este pueblo.

Pueblo indígena

Los harakbut son un pueblo indígena que habita principalmente en los departamentos de Madre de Dios y Cusco, entre el río Madre de Dios e Inambari. Su lengua indígena pertenece a la familia lingüística Harakbut. Este pueblo indígena está conformado por varios subgrupos o parcialidades, de los que se han llegado a identificar hasta dieciocho. Entre ellos, los más conocidos son los wachipaeri. El pueblo harakbut vive principalmente en los departamentos de Cusco y Madre de Dios, entre los ríos Madre de Dios e Inambari. Según datos obtenidos por el Ministerio de Cultura, la población de las comunidades del pueblo harakbut se estima en 4, 188 personas.

Historia

En las crónicas españolas se encuentran referencias acerca de las expediciones incaicas a la selva del río Amaramayu (ahora denominado Madre de Dios), cerca de donde se hallaron restos de hachas de piedra y bronce que indican el contacto entre las poblaciones amazónicas y andinas (Gray 1984). Alrededor del año 1450, el inca Túpac Yupanqui envió cerca de 1500 hombres para conquistar el territorio que hoy ocupa la región de Madre de Dios. El ejército inca no consiguió lograr su objetivo debido a las enfermedades que contrajeron sus integrantes y a la resistencia de los habitantes de la zona, dentro de los cuales se encontraban los harakbut (INEI 2007).

Los primeros encuentros entre los españoles y el pueblo harakbut se dieron a partir de 1538, con las expediciones [[Pedro de Candia. En 1566, una expedición dirigida por Álvarez Maldonado llegó al Alto Madre de Dios y sostuvo violentas luchas con los habitantes de la zona. Esta expedición registró por primera vez para la sociedad colonial la existencia del río Manu. Luego de eso pasarían más de 300 años sin que se hicieran nuevos intentos por explorar el río Madre de Dios (INEI 2007).

En la época del boom del caucho, una gran cantidad de caucheros pobló la región de Madre de Dios ocasionando fuertes bajas entre la población indígena debido a los asesinatos cometidos y a las enfermedades transmitidas. Gray (1984) menciona que más del 90% de los harakbut habría muerto durante esta época. Una estrategia de defensa de las poblaciones indígenas fue refugiarse en las zonas lejanas a los grandes ríos y ofrecer resistencia al contacto con actores externos (INEI 2007).

Un caso conocido de esta etapa, fue el del cauchero Carlos Fermín Fitzcarrald, quien se estableció en Madre de Dios y cuyo personal habría estado en contacto con los harakbut entre 1890 y 1894 (Mora y Zazar 1997). Los harakbut mantienen contacto con la sociedad mayor durante la primera mitad del siglo XX por medio de la misión dominica de San Luis del Manu fundada en 1908; y, posteriormente, a través de los primeros proyectos para la extracción del oro en Madre de Dios. En este contexto, algunas empresas extranjeras emprenden proyectos de extracción aurífera, provocando enfrentamientos con la población indígena (Sueyo 2003, Mora y Zarzar 1997). Un ejemplo de ello es un proyecto de colonización propiciado por un ciudadano sueco en la zona del río Karene, mediante el cual se propone un ataque contra los harakbut que vivían en la zona (Moore 2003).

Durante toda la década de 1930, los misioneros dominicos hicieron varios contactos con los grupos harakbut, siendo la expedición más conocida la del Padre José Álvarez quien contacto a los denominados sapiteri en el río Karene. Esta Orden fundó la misión en Kaichihue en 1942, en la margen izquierda del río Inambari (Moore 2003).

En la década de 1950, los misioneros dominicos pudieron establecer contacto permanente con los harakbut (Moore 2003). En 1961, el grupo harakbut, denominado amarakaeri del río Huandakhue, se vio afectado por una epidemia de fiebre amarilla. En el recorrido a la misión de Shintuya, en busca de medicamentos, muchos pobladores indígenas murieron, estableciéndose en ella varios de los sobrevivientes (Gray 1984). El hecho de instalarse en una misión, junto a otros subgrupos harakbut, provocó conflictos sociales entre las familias pertenecientes a diversos clanes, lo que propició que algunos de ellos huyeran de la misión internándose en el bosque.

En la década de 1970 coincidieron en territorio harakbut algunos fenómenos sociales y económicos que cambiaron las condiciones de vida de la zona: 1) la construcción de la carretera de penetración que va de Cusco a Madre de Dios; 2) el proceso de migración de colonos a la zona estimulado por el Estado como una alternativa a la reforma agraria y 3) el periodo de explotación petrolera que se dio entre 1973 y 1976. También se desarrolló con mayor fuerza, la explotación aurífera en la zona del río Karene o Colorado, lo cual trajo como resultado el contacto entre la población harakbut y patrones mestizos ubicados en la boca de dicha cuenca. En algunos casos, estas compañías contrataron entre su personal de campo, como guías y motoristas, a jóvenes harakbut (Sueyo 2003).

Desde el año 1978 aproximadamente, algunas de las zonas que ancestralmente han ocupado los harakbut fueron invadidas por lavadores de oro (Sueyo 2003). La tensión más alta llegó en 1984-1985, cuando el río Pukiri se volvió un centro local de minería y los harakbut fueron desplazados de esta zona. Durante la década de 1980, varios colonos establecieron comunidades sobre las márgenes del Pukiri (Gray 2002). En esta década, además, muchos harakbut empezaron a trabajar directamente en la explotación del oro, convirtiéndose en una especie de “patrones” indígenas empleando algunos trabajadores de la sierra o colonos asentados en la zona (Gray 2002).

La defensa de las agresiones y amenaza contra su vida fue una de las razones por las que, en 1982, se creó la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (FENAMAD), que aglutinó las demandas de un grupo de pueblos, entre los cuales se encuentran los harakbut (Sueyo 2003).

Instituciones sociales, económicas y políticas

Tradicionalmente, los harakbut han vivido en malocas o casas familiares (Moore 2003). Los cambios producidos en las últimas décadas en la sociedad harakbut ha llevado a que actualmente vivan en casas individuales, llamándolas hak o jak, y a las malocas tradicionales jaktone o ‘casa grande’. A pesar de los cambios en el patrón de residencia, los parientes cercanos suelen vivir cerca en sus comunidades, manteniendo la estructura parental (Gray 1984).

Actividad Económica

Las principales actividades económicas entre los harakbut han sido la agricultura, la caza y la pesca. Para los harakbut, la caza es la actividad masculina por excelencia. La capacidad para proveer de carne a su familia es la que tradicionalmente otorgaba prestigio a los hombres harakbut (Helberg 1996). Si bien los varones son quienes emplean el arco y la flecha como herramientas de caza, las mujeres también pueden participar de esta actividad atrapando algunos animales como tortugas o armadillos. La caza es una actividad que puede hacerse en grupo, cuando se realiza en zonas más alejadas y la expedición es por varios días (Moore 2003). La pesca es una actividad colectiva que puede congregar a todos los que viven en la casa familiar. Son las mujeres quienes se dedican a triturar el barbasco para esta actividad, atrapando a los peces atontados por el barbasco con las manos, mientras que, los hombres utilizan arco y flecha (Moore 2003).

Como en el caso de otros pueblos indígenas amazónicos, la agricultura es una actividad tradicionalmente femenina: la siembra y la cosecha están a cargo de las mujeres, mientras que el hombre se encarga de rozar o limpiar el terreno para la chacra (Helberg 1996). La horticultura que se practica está basada en policultivos, tratándose de una asociación de varios cultivos intercalados con especies del bosque. Esto no se limita a la chacra, pues una parte importante de la actividad agrícola se practica en lugares dispersos (Moore 2003).

Con la incursión de la minería como actividad económica dentro del territorio harakbut en la década de 1980, muchos varones harakbut empezaron a involucrarse. De acuerdo con Gray (2002), el dinero que provee esta actividad a la pequeña economía de las comunidades propició tensiones al interior y cambios en los patrones de consumo.

Creencias y prácticas ancestrales

Existen varios ritos de pasaje que los varones y mujeres harakbut deberán realizar durante toda su vida y van adquiriendo, de acuerdo a ello, ciertos roles dentro de la sociedad. En el caso de los varones, por ejemplo, el primer rito es cuando aprenden a caminar bien (alrededor de los 3 años) y se le da el nombre por el cual será conocido en toda su niñez.

Al inicio de la pubertad, el varón harakbut deberá pasar por un rito de iniciación que consiste en una ceremonia a través de la cual adquiere adornos faciales y pintura corporal, siendo luego reconocido como wa’mbo u ‘hombre nuevo’. Luego deberá ser entrenado por los varones adultos en las prácticas de caza, dejando de lado las actividades que realizaba con su madre, como acompañarla a la chacra. Al cabo de 2 o 3 años, cuando el varón ya adquirió las suficientes destrezas para ser considerado un adulto, se vuelve a realizar una ceremonia con la cual el varón será reconocido como wa’mborek u ‘hombre completo’, lo que significa que ya está en condiciones de contraer matrimonio con una mujer.

Finalmente, los ancianos deberán adquirir un nuevo nombre y ser llamados “abuelitos” (huatone ‘viejo’), con lo que empiezan a asumir el papel de consejero o sabio (Moore 2003). Si bien en la actualidad ya no se encuentran con frecuencia estas ceremonias, los varones harakbut siguen asumiendo que existen varias etapas durante su vida. Signo de ello es que usan nombres en su idioma cuando son niños, cambiando y asumiendo nombres españoles cuando llegan a ser wa’mborek o huambokerek (Gray 1984).

Si bien desde la tradición harakbut los varones suelen pasar por varios cambios de nombre de acuerdo a los eventos significativos durante su vida, no es el caso de las mujeres. Ellas adquieren su rol de adulta cuando contraen matrimonio, dejando de ser consideradas como huasipoy pasando a denominarse muneyo. Debe precisarse, sin embargo, que los años de contacto y cambios producidos en las comunidades han afectado parte de estas prácticas tradicionales, por lo que en muchas de ellas ya no se practicarían estos ritos de pasaje (Gray 1984).

Para los harakbut, las enfermedades son causadas por brujos (varones o mujeres, denominados huachipaire) que recurren a los animales para obtener su poder, al igual que lo hacen los curanderos para combatir la brujería (Moore 2003). Además, existe una conexión espiritual que envuelve a todos los seres vivos y que está en constante equilibrio. Cualquier interrupción en este equilibrio puede manifestarse en el universo físico a través de la enfermedad, por ejemplo. En este sentido, se puede invocar a los espíritus de los animales o plantas para buscar las causas de las enfermedades y lograr posteriormente su curación. De la misma forma, se puede usar este poder para ocasionar enfermedades y muerte (MINCU 2010).

La eshuva o cantos de invocación a los espíritus de la naturaleza, plantas, animales y seres sobrenaturales, tienen la función de solicitar la intervención de estos seres para lograr ciertos objetivos, como curar (positivos) o enfermar (negativos). Esta es una práctica ancestral realizada por los huachipaire (o wachipaeri) en particular, pero que se puede encontrar en todo el pueblo harakbut. Estos cantos son parte de su sistema de creencias acerca de la vida, la muerte y el orden cósmico, y por ende, son centrales en su vida social (MINCU 2010). Por sus características culturales, la eshuva ha sido declarada parte del Patrimonio Cultural de la Nación.

Fuentes