Hidradenitis supurativa

Hidradenitis supurativa
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Concepto:Infección piógena, supurativa y crónica de las glándulas sudoríparas apocrinas, localizada principalmente en regiones axilares, perianal y genital (axilas e ingle, y también periné, nalgas y mamas).

Hidradenitis supurativa. Es una enfermedad de un tipo de glándulas sudoríparas llamadas glándulas apocrinas. Las personas con hidradenitis supurativa forman granitos rojos dolorosos o ulceraciones en las axilas y en la ingle. La hidradenitis supurativa también puede ocurrir en la mujer debajo de los senos. Esta produce la obstrucción y rotura de las glándulas apocrinas, (similares a las glándulas sudoríparas), se ven con nódulos inflamatorios, abscesos, cicatrices deprimidas e hipertróficas y formación de pústulas.

Causas

La causa de la hidradenitis supurativa se más común en la mujer, en los afroamericanos y en las personas que han padecido de acné. Ésta usualmente aparece después de la pubertad. Puede heredarse entre los miembros de la familia pero no es contagiosa. La causa de esta enfermedad no es el desaseo.

Síntomas

Esta enfermedad puede afectar varias partes del cuerpo. Las más frecuentemente afectadas son las [Axila|[axilas]] y la región inguinal, sin embargo también puede afectar otras zonas como la zona anogenital, debajo de las mamas y las nalgas entre otras. Se produce entonces la formación de “granos” rojizos dolorosos que pueden volverse pequeños y desaparecer por si solos o crecer y llenarse de pus que luego puede drenar al exterior. Pueden formarse una o varias de estas lesiones que al unirse son muy dolorosas y puede formar además fistulas que son canales que pueden dañar los tejidos cercanos y hasta la formación de ulceras. Este proceso es repetitivo y deja como secuelas daños en la piel con cicatrices y deformidades locales.

Patogenia

La hidradenitis supurativa se produce cuando las glándulas sudoríparas y el orificio de los folículos pilosos se bloquean. Es producida por el estafilococo y tiene como causas predisponentes:

  • Alcalinidad del sudor.
  • Rasurado.
  • Uso de desodorantes y antisudorales.
  • Dermatitis previas que determinan la infección de la glándula por esa bacteria.

Aunque su génesis no es totalmente conocida, se ha podido establecer la existencia de un bloqueo en el drenaje de las glándulas apocrinas.

Prevención

  1. Eliminar todas las condiciones predisponentes.
  2. Aseo de las axilas, región perianal y genital varias veces al día, con agua y jabón.
  3. Hervir las ropas que estén en contacto con la zona lesionada.

Cuadro clínico

El cuadro comienza después de la pubertad, por un nódulo inflamatorio que presenta un absceso. Son semejantes a los furúnculos, dolorosos, fluctuantes e interconectados entre sí por fístulas cutáneas. Los episodios pueden ser múltiples o instaurarse una fase crónica, con drenaje permanente al exterior.

El número de lesiones varía y en el 90 % de los casos se localizan en las axilas, pero muy raramente en otros sitios donde existan glándulas sudoríparas apocrinas (márgenes del ano, pezón, pubis, labios mayores, etc.).

Diagnóstico

  1. Cuadro clínico.
  2. Examen bacteriológico.

Diagnóstico diferencial

Debe establecerse con:

  1. Furúnculos de la axila.
  2. Adenitis piógena por infección del miembro superior.
  3. Adenitis tuberculosa.

Evolución, pronóstico, complicaciones y tratamiento

La evolución es muy crónica y el pronóstico benigno, pero puede comprometer totalmente las áreas anatómicas afectadas.

A pesar de que las lesiones mejoran durante el tratamiento específico con antibióticos, se requiere el drenaje quirúrgico o la extirpación total de los nódulos y cavidades subcutáneas para eliminar completamente los tejidos enfermos.

En ocasiones, se hace indispensable resecar en bloque toda la zona dañada y corregir quirúrgicamente con colgajos o injertos. Las medidas locales de orden antiséptico también contribuyen a controlar la afección. Para prevenir la supuración en fase inflamatoria, debe aplicarse radioterapia (150 R) una vez por semana, durante 3 semanas.

En casos rebeldes y crónicos, que ni siquiera mejoran con la incisión quirúrgica, pueden prescribirse autovacunas e inyecciones subcutáneas alternas, en forma progresiva. También pueden indicarse antibióticos de amplio espectro (eritromicina, tetraciclina, minociclina y cephalexín), así como sulfas por vía oral.

En pacientes obesos se recomienda la disminución de peso al igual que en pacientes fumadores dejar de fumar pues puede ayudar a mejorar la enfermedad. El tratamiento es complejo y existen múltiples opciones con o sin cirugía por lo cual es el dermatólogo la persona idónea para la elección del manejo más apropiado para cada paciente.

Fuentes