Irena Sendler

Irena Sendler
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Enfermera polaca
Nacimiento15 de febrero de 1910
Otwock, Varsovia, Bandera de Polonia Polonia
Fallecimiento12 de mayo de 2008
Varsovia, Bandera de Polonia Polonia
Causa de la muerteNeumonía
Otros nombresEl Ángel del Gueto de Varsovia

Irena Sendler. Enfermera polaca que encabezó a un grupo de 20 mujeres que sacaron de forma clandestina del gueto de Varsovia a unos 2500 niños judíos entre 1940 y 1943 escondiéndolos en familias polacas, conventos y orfanatos. Conocida como El Ángel del Gueto de Varsovia. En plena II Guerra Mundial, durante la ocupación de Polonia, una inigualable mujer que le plantó cara a los nazis y logró salvar a 2.500 niños judíos. Ni la Gestapo ni sus torturas consiguieron que Irena Sendler desvelara dónde estaban los pequeños.

Síntesis Biográfica

Irena Sendler nació en Polonia en 1910, en un pueblo llamado Otwock a 23 kilómetros al sudeste de Varsovia. Su padre, Stanislaw Krzyzanowski, un medico que contaba mayormente con pacientes judíos pobres, fue activista del partido socialista polaco (PSP). Sus ideas fueron una gran influencia para la joven Irena quien estudió literatura polaca, pertenecía a la izquierdista Unión de la Juventud Democrática, participó en protestas contra un “ghetto de escritorio” en salones de lectura y finalmente se unió al PSP. De él siempre recordaría dos reglas que siguió a rajatabla a lo largo de toda su vida. La primera: que a la gente se la divide entre buenos y malos sólo por sus actos, no por sus posesiones materiales; y la segunda: a ayudar siempre a quien lo necesitase: “Me educaron en la idea de que hay que salvar al que se ahoga, sin tener en cuenta su religión o su nacionalidad”

Cuando la invasión alemana

Irena trabajaba como administradora superior en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia que operaba los comedores comunitarios de la ciudad, cuando Alemania invadió el país en 1939. Gracias a Irena, estos comedores no solo proporcionaban comida, asistencia financiera y otros servicios para huérfanos, ancianos y pobres; sino que sumaron la entrega de ropa, medicinas y dinero a las familias judías. Para evitar las inspecciones, se las registraba bajo nombres católicos ficticios y se las anotaba como pacientes de enfermedades muy contagiosas como el tifus o la tuberculosis.

El Ángel del Gueto de Varsovia

Pero en 1942, con la designación de un área cerrada para alojar a los judíos, conocida como el gueto de Varsovia, las familias sólo podían esperar una muerte segura. Horrorizada por las condiciones en que vivían los judíos, Irena se unió al Consejo para la Ayuda de Judíos, Zegota, organizado por la resistencia polaca. La joven fue una de las primeras organizadoras del rescate de niños judíos. En ese entonces 5000 personas morían mensualmente de hambre y enfermedades. Irena logró obtener un pase del Departamento de Control Epidémico de Varsovia para poder ingresar al gueto en forma legal. Iba diariamente con el fin de reestablecer contactos, llevar comida, medicinas y ropa vistiendo un brazalete con una estrella como signo de su solidaridad para con los judíos.

Salvando la vida de los niños

Persuadir a los padres de separarse de sus hijos era una labor horrorosa para una joven madre como Irena. Recordaba a los angustiados padres preguntando. "¿Puedes prometerme que mi niño vivirá?"...... ¿Qué se podía prometer cuando ni siquiera se sabía si lograrían salir del gueto? Lo único cierto era que los niños morirían si permanecían en él. Las madres y las abuelas no querían desprenderse de sus hijos y nietos. Irena las entendía perfectamente, en aquel entonces, ella era madre, y de todo el proceso que ella llevaba a cabo con los niños, el más duro era el momento de la separación. Cada vez que le ocurría algo así, luchaba con más fuerza por salvar a más niños. Pero sólo podía garantizar que morirían si se quedaban. ”En mis sueños, todavía puedo oírlos llorar cuando dejaban a sus padres”, decía.

Tampoco era fácil encontrar familias que quisieran darles cobijo a niños judíos. Comenzó a sacar a los niños en una ambulancia como victimas del tifus, pero enseguida bolsas de arpillera, cestos de basura, cajas de herramientas, cargamentos de mercadería, bolsas de papas, ataúdes… cualquier elemento se transformaba en una vía de escape en manos de Irena. Otros métodos incluían una iglesia que tenía dos accesos, uno del lado del gueto y el otro en el lado ario de Varsovia. Los chicos entraban a la iglesia por un lado como judíos y salían por el otro como cristianos. Irena logró reclutar al menos una persona de cada uno de los diez centros del Departamento de Bienestar Social. Con su ayuda, elaboró cientos de documentos falsos con firmas falsificadas dándoles identidades temporarias a los niños judíos.

Era más fácil escapar del gueto que sobrevivir en el lado ario. El rescate de un niño requería la ayuda de al menos diez personas. Los niños eran los primeros transportados a unidades de servicio humanitario (pogotowie opiekuncze) y luego a un lugar seguro. Luego les encontraba ubicación en casas, orfanatos y conventos. ”Envié a la mayoría de los niños a establecimientos religiosos,” recordaba. ”Sabía que podía contar con las hermanas.” Irena también tuvo una gran cooperación para ubicar a los más grandes:”Nunca nadie se negó a aceptarme un niño,” dijo. Irena tomaba nota, por medio de una codificación, de los nombres de los niños y de sus nuevas identidades. El único registro de sus verdaderas identidades lo conservaba en frascos enterrados debajo de un árbol de manzanas en el patio de un vecino, frente a las barracas alemanas. Tenía la esperanza de algún día poder desenterrar los frascos, ubicar a los niños e informarles de su pasado. En total, los frascos contenían los nombres de 2.500 niños…

Detenida y encarcelada

Finalmente lo nazis se dieron cuenta de sus actividades y, el 20 de octubre de 1943, Irena fue detenida y encarcelada por la Gestapo. Aunque era la única que sabía los nombres y las direcciones de las familias que albergaban a los niños judíos, soportó la tortura y se rehusó a traicionar a sus asociados o a cualquiera de los niños ocultos. Le quebraron los pies y las piernas. Pero nadie pudo quebrar su voluntad. Irena pasó tres meses en la prisión de Pawiak donde fue sentenciada a muerte.

Mientras esperaba la ejecución, un soldado alemán se la llevó para un”interrogatorio adicional”. Al salir, le gritó en polaco” ¡Corra!” Al día siguiente halló su nombre en la lista de los polacos ejecutados. Los miembros de Zegota habían logrado detener la ejecución sobornando a los alemanes. Irena continuó trabajando con una identidad falsa.

Tras el fin de la guerra

Al finalizar la guerra, Irena desenterró los frascos y utilizó las notas para encontrar a los 2.500 niños que colocó con familias adoptivas. Los reunió con sus parientes diseminados por todo Europa, pero la mayoría había perdido a sus familias en los campos de concentración nazis.

Honores a su increíble labor

Los niños sólo la conocían por su nombre clave Jolanta. Pero años más tarde cuando su foto salió en un periódico luego de ser premiada por sus acciones humanitarias durante la guerra”Un hombre, un pintor, me telefoneó,” dijo Sendler,”`Recuerdo su rostro’, dijo, ‘Eres tú quién me sacó del gueto.’ Tuve muchos llamados como ése”.

Irena Sendler no se consideró una heroína. Nunca se adjudicó crédito alguno por sus acciones. ”Podría haber hecho más,” dijo. ”Este lamento me seguirá hasta el día que muera.”

En 1965 la organización Yad Vashem en Jerusalén le otorgó el título de Justa entre las Naciones y se la nombró ciudadana honoraria de Israel. Luego de la guerra trabajó para bienestar social; ayudó a crear casas para ancianos, orfanatos y un servicio de emergencia para niños.

El 14 de marzo de 2007, cuando contaba con 97 años, el parlamento polaco le rendía un homenaje; al cual no pudo asistir por falta de fuerzas. La vida de esta heroína ha sido llevada a la pequeña pantalla por la CBS en The courageous heart of Irena Sendler, donde ha sido interpretada por la ganadora de un Oscar Anna Paquin.

Muerte

Fallecía el 12 de mayo de 2008 en Varsovia, a los 98 años de edad.Mujeres como esta son un ejemplo fehaciente de lo que puede hacer el ser humano en favor de las causas nobles cuando les motiva la convicción de estar obrando de buena fe.

Fuentes

  • Entrevista de Ignacio Temiño, periodista de Magazine. 2007
  • «La madre de los niños del Holocausto» (Editorial Muza), de Anna Mieszkwoska.