Juan Nadie (película de 1941)

Juan Nadie
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Drama social, Periodismo | Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
122 min
Otro(s) nombre(s)Meet John Doe
Estreno1941
GuiónRobert Riskin
DirectorFrank Capra
Dirección de FotografíaGeorge Barnes (Blanco y Negro)
PaisBandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos

Juan Nadie (Filme). Entretenida mezcla de comedia y drama por parte de uno de los maestros indiscutibles del cine norteamericano, Frank Capra (Sucedió una noche, Caballero sin espada, ¡Qué bello es vivir!). No llega a la altura de sus mejores trabajos pero consigue otra inteligente reflexión sobre la importancia de los ciudadanos anónimos.

Sinopsis

D.B. Norton, financiero y rey del petróleo, se hace cargo de un periódico, despidiendo a buena parte de la redacción. Uno de sus miembros, la brillante periodista Ann Mitchell, escribe un artículo de despedida que firma como "Juan Nadie", en el que amenaza con tirarse de la torre del Ayuntamiento como protesta por la injusticia cometida. El artículo causa sensación y todo el mundo quiere conocer al presunto suicida. Ann da rostro a su personaje y presenta a un antiguo jugador de béisbol como si se tratase del hombre en cuestión.

Reparto

Premios

  • 1941: Nominada al Oscar: Mejor historia.

Críticas

En la línea Capra

Estoy considerando seriamente la posibilidad de conceder a Frank Capra una autorización de estancia permanente en mi Partenón Olímpico particular de dioses cinéfilos, junto a los Wilder, Lubitsch, Lang, Hitchcock y Ford. Ha pasado algún tiempo, tal vez excesivo, desde las últimas incorporaciones y de vez en cuando hay que renovarse porque la alternativa es morir y morir por morir mejor morirse con la muerte en los talones, debatiéndose entre el to be or not to be, con Perdición ó Perversidad y siendo un hombre tranquilo ó incluso un Juan Nadie, que de un disparo errático y azaroso de bodriosos pistoleros daltonianos ó inmerso en Showtimes televisivos con salsa rosa a discreción.

Pero aquí, además de a hablarles de Capra, he venido a comentar la película Juan Nadie. Y Juan Nadie es una obra muy en la línea Capra, esa línea que se mueve entre la utopía de los sueños y el desencanto de las realidades, una línea de supervivencia necesaria para una sociedad en depresión y necesitada de esperanzas, una línea de poner una sonrisa en rostros ensombrecidos por la cotidianeidad de una América en crisis. Una línea, en definitiva, necesaria para la sociedad USA de los años 30 tan precisada de vitaminas morales para continuar sobreviviendo como de moralinas demo cristianas ó simplemente humanas para darle sentidos a su existencia.

Y estoy con ustedes en que Barbara Stanwyck le van más los papeles de mujer capaz de llevar a la perdición al más íntegro de los varones que aquellos de periodista sensacionalista con recatados hábitos monjiles en el tintero y también comulgo con la idea de que Gary Cooper está siempre más cerca del solo ante el peligro que de un revolucionario de multitudes forzado por el hambre. En todo eso estamos de acuerdo. Pero ¿Me negarán que el discurso-definición de Walter Brennan en su papel de Coronel sobre las sanguijuelas es de los que crean afición ó adicción? ¿Me negarán que la fotografía es más que notable? ¿Qué me dicen de la música de Tiomkin? ¿Y del duelo de armónicas? Ok...No es el de banjos de Deliverance pero está bien. Y por último, ¿Acaso no es cierto que siempre hubo, hay y habrá quienes intentan cambiar multitudes por votos y quienes intentan la manipulación de las masas?

Capra, se sale literalmente con ¡Que bello es vivir!, con Arsénico por compasión ó con Un gangster para un milagro. Incluso ese cuento-film ambientado en el Shangri-La tibetano (Horizontes perdidos) tiene momentos encantadores aunque no sea su mejor trabajo. Y Juan Nadie lo mismo. Es una buena realización. ¿Obra menor? Bueno. Si un Picasso menor siempre es un Picasso, pues un Capra menor siempre será un Capra. Ustedes me entienden… Seguro. No le estoy dando patente de corso. Simplemente que valoro la obra en su conjunto y me gusta. Si señor. Me gusta

Política vs Pueblo

Genial película desde principio a fin, no deja títere con cabeza, aquí se critican todos los estamentos de la sociedad. En primer lugar los medios de comunicación y su capacidad de influencia sobre la población, después los políticos que por un momento parecen quedar al margen y ser innecesarios (mundo ideal donde los "Juan nadie" son los que mandan), por último la crítica se la lleva el pueblo en sí, el ciudadano de a pie, sus pensamientos y reacciones (acérquese a su vecino). Además la película puede verse desde distintos puntos de vista, llegando incluso a poder analizarse desde el punto de vista religioso (un Juan Nadie 1941 años después).

Toda esta visión crítica aderezada por una ascendente historia de amor, unida a unos maravillosos secundarios (made in Capra), más algunos finos toques de humor y como no un digno final, hacen de esta cinta una de las más representativas del cine de Capra.

Con el pueblo no podrán

Una floja película del inolvidable cineasta siciliano de "Un gangster para un milagro", por mucho que algunos sectores de la crítica la hayan catalogado como una "gran obra desconocida"...

La sempiterna sensiblería de raíces cristianas de Capra está aquí elevada a la enésima potencia, convirtiendo partes de la trama en toda una oda al petardeo lacrimógeno...

A pesar de que la idea de partida es muy buena, la película poco a poco va diluyéndose en una especie de comunismo demo-cristiano difícilmente creíble, donde los buenos sentimientos conmueven a las masas, convirtiendo a todo un desconocido Juan Nadie (John Doe) en el adalid de las causas perdidas, símbolo del bien cristiano por encima de los malos sentimientos profanos imperantes...

La obra inmediatamente anterior a las geniales "¡Qué bello es vivir!" y "Arsénico por compasión" se queda finalmente en el limbo de las obras prometedoras que pudieron ser, pero que finalmente se perdieron en el camino del olvido...

Rodada en un blanco y negro aún no tan genial como sus posteriores y famosos claroscuros, George Barnes imprimió su particular sello al respecto y el reputado Dimitri Tiomkin puso su particular nota musical al asunto...

Nada de lo que Capra nos cuenta en esta película tiene siquiera una traza de verosimilitud..., ni Barbara Stanwyck convence en su papel de ingenua y recatada periodista reconvertida al color amarillo del sensacionalismo y posteriormente arrepentida y conmovida por el muñeco de trapo que ha hecho de un don Nadie, ni tampoco Cooper, en pleno esplendor sale airoso de su papel de pobre diablo manipulado a diestro y siniestro por unos empresarios periodísticos y políticos demasiado empeñados en la causa...sólo Walter Brennan haciendo su papel de compañero de miserias de John Doe sale a flote en todo el entramado de fenómeno socio-político creado en torno a la figura del ciudadano medio desconocido, y repentinamente encumbrado a los altares...

Los diálogos adolecen de falta de creatividad, y sólo el sello del cineasta siciliano me inclina a reconsiderar mi firme postura, concluyendo que estamos ante una obra menor y decepcionante aunque imprescindible para el cinéfilo interesado en los entresijos del "cuarto poder", y cómo se manejan por aquellos mundos a la hora de desviar la atención o captar la misma según los fines que se pretendan casi siempre o siempre partidistas...

Otras películas como "Primera plana" o "El gran carnaval" de Wilder o sobre todo "Network, un mundo implacable" de Lumet transmiten mejor el tema...

Pero como muy bien sentencia la película en su tramo final, siempre nos quedará la esperanza de que con el pueblo no podrán.

Los ideales utópicos de un gran cineasta

Soy un ferviente defensor de este gran director. Me gusta esa sensiblería llena de buenas intenciones, esa apasionada defensa de los valores y virtudes del ser humano y esa incesante busqueda de una utópica sociedad ideal. Los personajes son bien dirigidos, la buena fotografía y bannda sonoras son una constante y lo ocurrentes de los diálogos nos dejan auténticas perlas inolvidables, etc. etc. etc. Dicha mi posición de defensa a ultranza de este gran director, también reconozco esta buena película no esta al nivel de sus obras maestras. Pero, ¿qué es mejor. una película mediocre de un cineasta mayúsculo como Capra o una buena película de tantos y tantos directores vulgares que inundan nuestros hogares?. Sin duda, yo me quedo con este genio que en cualquiera de sus películas logra momentos maravillosos.

La engañosa generosidad que sólo busca el poder

En su imperecedera obra “Conócete a Ti Mismo”, Pedro Abelardo escribía: “Dios no juzga lo que se hace sino la intención con que se hace. Ni el mérito ni la gloria están en la obra misma sino en la intención del que la ejecuta”. Frase que tiene gran solidez porque, con deplorable frecuencia, las acciones son plausibles y las intenciones perversas. Mirad sino en las actividades de los políticos y encontraréis acciones como éstas de la manera más profusa.

Quizás, el mayor mérito de “JUAN NADIE”, es que ilustra con eficacia este abominable fenómeno que se expande como una mancha voraz, a lo largo y ancho, del planeta tierra. Y si sirve, y ha servido a algunos, para que abramos los ojos ante la trapacería de los ambiciosos, bienvenida sea su permanencia en el arte.

El filme pierde peso por sus, a ratos, excesivos diálogos; porque no consigue el toque mágico de comedia a que nos tiene bien acostumbrados el director Frank Capra y porque, los elementos dramáticos, sólo adquieren verdadera altura desde el momento de la convención. Pero, tiene a su favor, excelentes actuaciones de Cooper, Stanwyck, Brennan, Arnold… y de todo el equipo al que siempre dirige Capra con exigente cuidado, y consigue además “el toque Riskin”, ejemplarizante y pletórico de los más nobles ideales.

La historia se centra en la rivalidad que entablan dos periódicos: el New Bulletin y el Chronicle, cuando en el primero, que ahora tiene nuevo dueño, se inicia una barrida de 40 empleados entre los que se incluye a la columnista Ann Mitchell, a quien Henry Connell, el nuevo editor, acusa de estar pasada de moda.

Ann, hija de un noble y generoso médico ya fallecido, y quien ahora vela por su madre y sus dos hermanas, escribe como última columna, una explosiva e imaginaria carta donde un personaje al que llama John Doe (que, en EEUU, se volvería equivalente al Fulano de Tal nuestro), amenaza con suicidarse en la próxima navidad, tirándose del techo del ayuntamiento, cansado del desempleo, de las injusticias y de la sucia política.

La noticia causa revuelo en la sociedad y en los círculos políticos, y entonces, entra el juego el Chronicle que quiere demostrar que todo es una farsa. Pronto, en este proceso surgirá el “todopoderoso” que quiere pescar en río revuelto, y enseguida, traspasaremos las puertas de un espectáculo donde la maquinaria política hará pleno uso de sus halagos y derroches, y también de sus sobornos, sus alianzas arribistas, su poder aplastante, sus improperios y de todo lo que haya que hacer para salirse con la suya a como dé lugar.

Fuentes

  • Artículo Juan Nadie. Disponible en: www.dcine.org, visitado el 29 de enero del 2013.
  • Artículo Juan Nadie. Disponible en: www.filmaffinity.com, visitado el 29 de enero del 2013.
  • Artículo Juan Nadie. Disponible en: www.decine21.com, visitado el 29 de enero del 2013.