Lágrimas negras (película de 1999)

“Lágrimas negras”
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Drama | Bandera de España España
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"Tras pasar la velada con su novia, Andrés es atracado por dos chicas drogadictas. La experiencia es tan excitante que el joven se empeña en conocer mejor a una: Isabel. Así nacerá algo parecido al amor".
Nombre“Lágrimas negras”
Estreno1999
GuiónÁngeles González Sinde y Ricardo Franco
DirectorRicardo Franco yFernando Bauluz
Producción GeneralFernando Bovaira y Gustavo Ferrada
Dirección de FotografíaGonzalo F. Berridi
RepartoAriadna Gil, Fele Martínez, Elena Anaya, Ana Risueño, Elvira Mínguez, Silvia Casanova
PremiosNominaciones: Premios Goya a la mejor interpretación femenina protagonista (Ariadna Gil)
ProductoraSOGECINE y Aurum Producciones
PaisBandera de España España

Lágrimas negras; es una película dramática de España del año 1999; dirigida por Ricardo Franco y Fernando Bauluz, protagonizada por Ariadna Gil, Fele Martínez, Elena Anaya, Ana Risueño, Elvira Mínguez y Silvia Casanova; con una duración de 104 minutos, no recomendada a menores de 18 años.

Sinopsis

Una noche, tras despedirse de su novia, Andrés es asaltado violentamente por dos mujeres. Trastornado por tan extraño acto, Andrés comienza la búsqueda de las atracadoras. Sus pesquisas le llevan a localizar a una de ellas, Isabel, una joven de buena familia que padece un grave trastorno psicológico. Sin darse cuenta, Andrés se va enamorando de esta chica problemática, que terminará destrozando su equilibrado y convencional mundo afectivo.

Intérpretes

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Comentarios

La repentina muerte del director, Ricardo Franco ("La buena estrella"), en pleno rodaje de "Lágrimas negras" impregnó a la película de un tono trágico que repercute en la ya de por sí dramática trama que desarrolla el filme. Como el realizador falleció cuando sólo había rodado un tercio de la cinta, ésta fue terminada por su ayudante y amigo, Fernando Bauluz ("Martes de carnaval"), lo que da lugar a múltiples hipótesis sobre cómo hubiera resultado el filme de haberlo podido terminar Ricardo Franco personalmente. La película está protagonizada por algunos de los jóvenes valores del cine español, como Fele Martínez ("Tesis"), Elena Anaya ("Familia"), Ana Risueño ("Segunda piel") y Ariadna Gil ("Malena es un nombre de tango"). (Carmen L. Lobo: 28/02/1999. Edición impresa Revista El Cultural)

Escenas de la película

Artículo

"Lágrimas negras", segunda película española en concurso, dejó aquí ayer el sabor amargo de un poema inconcluso, cortado en seco por la muerte de su poeta, Ricardo Franco, que llegó a filmar aproximadamente la mitad del metraje. Éste fue reanudado bajo la dirección de su ayudante, Fernando Bauluz, que concluyó con pudor, corrección y generosidad su nada agradable tarea. Pero la protagonista del filme, Ariadna Gil, en una creación inolvidable, logra mantener viva la pasión que Franco quería dar a su filme. Y éste sobrevive a su muerte. Ricardo Franco escribió el guion de Lágrimas negras mano a mano con Ángeles González Sinde, coautora con él de la hermosa escritura de La buena estrella, cuyo inesperado triunfo permitió al cineasta desempolvar un viejo proyecto muy íntimo, secretamente casi autobiográfico, que acariciaba desde hacía muchos años pero que, sometido a la servidumbre del cine de encargo, tuvo que posponer una y otra vez.Hizo falta que una obra de la delicadeza lírica y la finura de La buena estrella llenara los cines para que el aparato de nuestra producción de películas abriera los ojos e hiciera hueco para financiar otra obra de similares características, un frágil, amargo y desgarrado relato íntimo, en el que el cineasta conociendo ya la cercanía de su muerte depositó todo el empuje de su pasión de vivir y, para ello, ahondó y abrió de par en par imágenes y vivencias desprendidas de la zona más dolorosa de su propia vida, aquélla en que tuvo que convivir indistintamente, sin guardarse las espaldas, casi a tumba abierta, con el amor y la locura: su corta, quizás tan bella como amarga, relación con una hermosísima mujer de cine, Jean Seberg. De ahí, de aquel roce de Ricardo Franco con la luz y la demencia, proviene "Lágrimas negras". Nadie que no fuese Ricardo Franco podía componer y recorrer las imágenes de este itinerario sentimental hacia un infierno. Pero la muerte adelantó su cita con el cineasta y su lugar detrás de las cámaras de Lágrimas negras fue ocupado por otro, muy cercano a él, pero no él. Fernando Bauluz se hizo cargo así de una misión imposible. Su trabajo, concluir lo imposible de concluir es ennoblecido por el pudor de la sencillez y el buen oficio con que lo ha llevado a cabo. Ninguna tentación de estilo, pura funcionalidad, como si dejara un hueco detrás de la cámara a la presencia del ausente.

De esta trágica circunstancia provienen las pronunciadas arritmias que se observan en el bellísimo relato. El guion es magnífico, pero el reparto adolece de irregularidades y alguna falta de cohesión. El continuo temporal se resiente de la contigüidad de baches de frialdad con súbitas elevaciones de la temperatura narrativa. Se perciben en la imagen, con plena nitidez, las huellas de dos miradas: una que narra desde las vísceras abiertas de su memoria y otra que lo hace desde la simple mecánica imitativa, desde el mecano del oficio. Una zona de la película crea temblor y la siguiente genera distancia; una contagia y otra se limita a dejarse ver; una conmueve y otra simplemente mueve. Sin embargo, hay en "Lágrimas negras", además de la continuidad y la coherencia creada por el hermoso guion del director y de Ángeles González Sinde, otro signo de continuidad con más calado, una permanencia de vida: la que despide de principio a fin la protagonista del filme, Ariadna Gil, que presumiblemente cazó a su personaje en el inicio del rodaje, en sus conversaciones con Ricardo Franco y tal como éste lo veía. Y ha sabido prolongarlo en la misma clave interpretativa bajo la mirada distante y estrictamente profesional de Bauluz. Lo que deja ver este notable acto de identificación de la actriz es algo serio, importante, porque más que probablemente es lo que quería que viéramos en la pantalla el propio Franco, lo que él estaba construyendo con Ariadna Gil antes de irse de viaje sin vuelta.

No tiene precio, es incalculable el valor creador de este rasgo de la memoria profesional y emotiva de la actriz, porque la convierte en rigurosamente autora, o coautora, de la vida de la película considerada como conjunto. No hay "Lágrimas negras" de Ricardo Franco: las secó la muerte. No hay "Lágrimas negras" de Fernando Bauluz: no hay llanto en su trabajo. Pero hay Lágrimas negras de Ariadna Gil: su humedad está en la pantalla.

Valladolid, 29 de octubre de 1998 (Ángel Fernández Santos: Edición impresa Diario El País)

Críticas

  • Tras pasar la velada con su novia, Andrés es atracado por dos chicas drogadictas. La experiencia es tan excitante que el joven se empeña en conocer mejor a una: Isabel. Así nacerá algo parecido al amor. El director inicial, Ricardo Franco (La buena estrella), falleció en pleno rodaje; Fernando Bauluz tuvo que completar el film, bien nutrido de buenos actores. (Decine 21)
  • "Historia de amor fatal, infeliz, desgarrado y hermoso" (Javier Rioyo: Cinemanía)
  • "Espléndido testamento cinematográfico. (...) Maravilloso y duro drama. Excelente Gil para una turbulenta historia de amor" (Fernando Morales: Diario El País)

Premios

Referencias

Fuentes