La Horda (película)

La Horda (Película)
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Terror. Thriller. Acción | Francia
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NombreLa Horda
Estreno2009
DirectorYannick Dahan, Benjamin Rocher
Producción GeneralCapture The Flag Films
Productores EjecutivosJulien Meurice
PaisFrancia

La Horde. Película francesa del año 2009. Dispuestos a vengar la muerte de uno de sus compañeros, cuatro poco recomendables policías se adentrarán en un edificio en ruinas donde se esconde una banda de delincuentes. Atrapados en el edificio, policías y criminales deberán unir sus fuerzas para enfrentarse a lo inimaginable: una horda de rabiosos zombies. Ya no hay duda alguna de que los galos han encontrado la pócima que hace resurgir el cine de género con furia inusitada. Tras el tándem formado por Maury y Bustillo, llega ahora el de Dahan y Rocher con un explosivo cóctel de cine negro, acción y terror, sin concesiones y con muchas y buenas influencias. Francia ruge.

Sinopsis

La Horde nos cuenta una gran batalla que podría acabar con el mundo entre policías, gansters y zombis. Al norte de Paris, un grupo de policías corruptos intenta vengar la muerte de uno de los suyos en un edificio que sirve de escondite para el ganster culpable. En medio del enfrentamiento entre ambos, algo inimaginable sucede, una horda de criaturas sanguinarias y caníbales invaden el edificio atacando salvajemente a todos. Inesperadas alianzas nacerán cuando vean su vida en peligro.

Reparto

  • Claude Perron
  • Jean-Pierre Martins
  • Aurélien Recoing
  • Eriq Ebouaney
  • Jo Prestia
  • Alain Figlarz
  • Doudou Masta
  • Yves Pignot
  • Antoine Oppenheim
  • Laurent Demianoff
  • Sébastien Peres

Descripción

La Horde (2009) ha sido una de esas curiosas asignaciones que ha permitido trabajar a un compositor norteamericano como Lennertz en el mercado francés a través de una curiosa película del género Zombie, envuelta en un falso thriller policial de venganza (estilo Abierto Hasta el Amanecer).

Otros compositores probaron fortuna en el cine francés (y de forma exitosa), como Klaus Badelt (Le Petit Nicolas) o Marco Beltrami (Mesrine), lo que pone de manifiesto que Francia es un pastel apetitoso para muchos compositores que deseen experimentar y alejarse un poco de la norma habitual de trabajo en Hollywood, donde todo está muy estandarizado y los tiempos de trabajo son muy cortos (“es para ayer”).

En este caso, Lennertz cumple el expediente de forma sobrada (como ya le sucediera con Saint Sinner, donde el resultado compositivo era una verdadera pieza de arte, de lo mejor en terror de los últimos años), ofreciendo material típico del género, a lo que añade tonalidad a través de dos motivos dramáticos que vertebran gran parte del score.

Y, finalmente, es de agradecer que este trabajo haya visto la luz gracias al genial Mikael Carlsson y su compañía discográfica Moviescore Media, cuya labor por rescatar títulos de procedencia oscura nos ha permitido descubrir joyas como The Dark Hour o No-do de Alfons Conde, Hierro de Zacarías de la Riva, The Legend of Butch and Sundance de Basil Poledouris, Shiver de Fernando Velázquez, Let the Right One In de Johan SöderqVist, George and the Dragon de Gast Waltzing o Journey from the Fall de Christopher Wong (discípulo de Jerry Goldsmith)

Qué te encontrarás

Una partitura de terror bien trabajada, donde reina la atonalidad y la oscuridad, acompañando perfectamente a las imágenes, con los efectismos musicales propios del género, y dejando una sensación continua de inquietud, malestar e incomodidad.

Pero en este desierto oscuro y siniestro, un universo de horror musical creado por Lennertz, encontramos un pequeño y plácido oasis, unos rayos de luz tonales en base a un magistral leitmotiv dramático, de gran carga melancólica, que acompaña la principal misión de los policías protagonistas: vengar la muerte de un compañero, añadiendo otro motivo para narrar el horror del Apocalipsis final, Lennertz utiliza elementos orquestales, en su gran mayoría sintetizados (no reales), además de incluir sintetizadores puros y duros para dar ambiente y tono al score (como los pad), donde nos encontramos con elementos corales e instrumentaciones étnicas que sirven para crear una rica paleta musical (como una especie de cimbalón).

En definitiva, un muy buen trabajo donde el compositor no se limita simplemente a rellenar la película a base de tópico y efectismos, un estandarte de la nueva tendencia actual (música ambiental a modo de ruido o efectos sonoros), sino que ofrece material tonal o líneas melódicas para profundizar en el drama de los protagonistas y las situaciones de peligro que viven.

Edificio zombie

Casi como aquella mítica Demons 2, donde un edificio es invadido por demonios sedientos de sangre humana, La Horde acaba planteando ese mismo escenario, pero esta vez plagado de zombies. Cuatro policías deciden llevar a cabo una venganza tras encontrar el cadáver de uno de los suyos (aquí nos plantean una subtrama de adulterio entre los policías, y que tendrá su aquello dentro de la película, pero sin mayor trascendencia).

Se armarán hasta los dientes y entrarán a saco en un edificio bastante ruinoso en la periferia urbana, pero los capos delincuentes serán más listos y acabarán atrapándolos, ejecutando sobre la marcha a uno de los polis. Y cuando todo parece perdido, entonces sucede lo impensable: el edificio se llena de zombies, y los que mueren al poco resucitan para comerse a los vivos (la escena de la azotea nos da pistas acerca de algún tipo de holocausto, quizás nuclear). Solo el reventazo de melonera podrá matarlos, como siempre.

Polis y delincuentes tendrán que llevar a cabo una frágil tregua para luchar contra los zombies, y quizás, si consiguen sobrevivir al horror que les rodea, puedan ajustarse las cuentas después.

Nada nuevo bajo el sol para esta variante del subgénero de terror de zombies, pero no por ello deja de ser entretenida y divertida, son sus típicos y tópicos, y algunos elementos de interés que la hacen más apetecible (el carácter falso thriller, alguna trama secundaria o el clímax final), además de abundante derramamiento de hemoglobina.

Festivales y premios

  • 2009: Festival de Sitges: Sección oficial largometrajes a concurso.
  • Fantasporto con el Internacional Fantasy Film Award al mejor guión y mejor dirección.
  • Sci Fi Jury Award en el Gérardmer Film Festival.

Motivo central

En un mar de atonalidad y de suma oscuridad, donde los ambientes opresivos y perturbadores dominan la partitura, Lennertz se saca de la manga un conejo en forma de melodía, que da forma al drama de la trama central, la venganza, que se acabará volviendo una subtrama tras la aparición de los muertos vivientes, pero no su motivo, que se mantendrá como un elemento dramático integrado en algunas partes del score.

Ese motivo da profundidad al conjunto, lo que otorga un mayor valor a la partitura del compositor, quien se hace eco del sufrimiento de los personajes, no limitándose a subrayar en pantalla los ataques zombies con música agresiva, o creando simplemente zozobra a través de sonoridades etéreas y ambientales en los prolegómenos de los ataques.

Es este detalle lo que distingue a este trabajo de otros habituales del género, donde apuestan fuertemente por el simple efectismo en lugar de enfatizar el drama de los personajes, facilitando el poder empatizar con los protagonistas de la película.

Ese corte abre y cierra el disco (a modo de inquietante coda final), permitiendo darle un sentido musical a la partitura en su conjunto, con algunas reapariciones puntuales en varios momentos del score, para los momentos más dramáticos o desgarradores (como el ajusticiamiento del policía al principio), reservando lo atonal y agresivo para los momentos más terroríficos.

Existe otro tema reconocible, el asociado al Apocalipsis, cuya aparición estelar tiene lugar cuando los personajes toman conciencia del horror que están viviendo desde lo alto de la azotea del edificio (el corte Rooftop Realization).

El tema evoca o sugiere el Apocalipsis final, dando una profundidad bestial y dantesca a lo que ven los protagonistas, donde coros, sintetizadores y algunos elementos orquestales construyen un motivo desgarrador y descorazonador, la puerta al horror que se avecina.

Fuentes