Lenguaje inclusivo

Lenguaje inclusivo
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Concepto:Manera de expresarse oralmente y por escrito sin discriminar a un sexo, género social o identidad de género en particular y sin perpetuar estereotipos de género.

Lenguaje inclusivo. El concepto alude al modo de expresión que evita las definiciones de género o sexo, abarcando a mujeres, varones, personas transgénero e individuos no binarios por igual.

Definición

También conocido como lenguaje incluyente, lenguaje igualitario o lenguaje no sexista, el lenguaje inclusivo es una práctica lingüística que, además, de evitar ser sexista, incorpora a lo femenino, lo masculino y otras identidades.

Lenguaje inclusivo para la diversidad

Hay quienes consideran que el lenguaje convencional, cuyas reglas en nuestro idioma son establecidas por la Real Academia Española (RAE), resulta machista. Por eso proponen apelar a un lenguaje inclusivo que tenga en cuenta a toda la diversidad humana, incluyendo a quienes no se identifican con ninguno de los dos géneros vinculados a la biología (mujer / hombre). En el lenguaje habitual, para saludar a las personas que se encuentran en un recinto alcanza con decir “Buenos días a todos”, por ejemplo. Las normas del castellano contemplan en el término masculino “todos” también a quienes no son hombres. Algunos, sin embargo, prefieren recurrir a la expresión “Buenos días a todos y a todas” para especificar que el saludo también va dirigido a las mujeres. Pero el lenguaje inclusivo va un paso más allá y propone reemplazar la marca de género por una letra E o una X: “Buenos días a todes” o “Buenos días a todxs”.

Tipos de lenguaje inclusivo

El lenguaje inclusivo se utiliza de diferentes formas, tanto en la lengua escrita como en la lengua oral, y dependiendo de ello, se incluye y visibiliza a un colectivo de personas específico. En líneas generales, podríamos decir que existen dos tipos de lenguaje inclusivo, a continuación, te comentaremos cuáles son. Lenguaje inclusivo no sexista Es el lenguaje que se usa para representar a los hombres y las mujeres. Tenemos referencia de este tipo de lenguaje inclusivo cuando en vez de usar el genérico másculino para etiquetar a hombre y mujeres, se incluye de forma explícita el pronombre femenino cada vez que sea necesario. Podemos ver un ejemplo de ello cuando en un artículo como este no solo nos referimos a las personas que lo leen como “los lectores”, sino que incluimos una referencia para que las mujeres también se sientan identificadas como parte de la audiencia a la que va dirigido. Más adelante verás algunos ejemplos de cómo funciona el lenguaje inclusivo no sexista. Lenguaje inclusivo no binario Es el lenguaje que se usa para representar a los hombres y las mujeres. Tenemos referencia de este tipo de lenguaje inclusivo cuando en vez de usar el genérico másculino para etiquetar a hombre y mujeres, se incluye de forma explícita el pronombre femenino cada vez que sea necesario. Podemos ver un ejemplo de ello cuando en un artículo como este no solo nos referimos a las personas que lo leen como “los lectores”, sino que incluimos una referencia para que las mujeres también se sientan identificadas como parte de la audiencia a la que va dirigido. Más adelante verás algunos ejemplos de cómo funciona el lenguaje inclusivo no sexista. Lenguaje inclusivo no binario Se usa para incorporar a las personas fuera del sistema binario (hombre y mujer). Pero, en realidad, no solo se emplea para incluir a las personas de género no binario (históricamente invisibilizadas), sino a todos los géneros posibles. Puedes reconocer el uso del lenguaje inclusivo no binario por la inclusión de la vocal “e” en remplazo de las vocales “a” u “o” para designar el género asociado a las palabras. Es muy probable que hayas leído palabras como “todes” en vez de “todos” o “todas”, lo que es una clara referencia de cómo se escriben o pronuncian las palabras del lenguaje inclusivo no binario. De igual manera sucede cuando se reemplazan las vocales por la letra “x”, sin embargo, esto solo es posible cuando se trata de la lengua escrita. Más adelante te daremos algunos ejemplos de lenguaje inclusivo no binario que te ayudarán a comprender esto de una manera más sencilla

La misión es inclusión

Desde el BID, nos sumamos a la iniciativa de motivar a nuestros empleados a que incluyan en su firma sus pronombres elegidos, y respeten aquellos que decidan utilizar cada uno de sus compañeros. Aunque el lenguaje es algo que aprendemos e internalizamos desde la niñez, continúa evolucionando a lo largo de nuestras vidas. Durante este mes de Orgullo LGBTQ+, busquemos formas de transformar nuestras palabras en instrumentos de cambio y de inclusión. Este es un proceso de aprendizaje que inevitablemente incluirá errores. Esto es normal. Pero es importante intentar y crecer junto con el lenguaje. Y si se comenten errores sin querer, corrígete, discúlpate y sigue adelante.

Impulsores y detractores

Mientras que el movimiento feminista y otros sectores sociales impulsan la implementación del lenguaje inclusivo, algunos intelectuales ya han expresado su oposición o sus dudas. El español Arturo Pérez-Reverte, el canadiense Steven Pinker y el argentino Alan Pauls, entre otros, mostraron sus reservas respecto al uso de la E o de la X para borrar las diferencias de género. Tanto los detractores como los promotores del cambio lingüístico tienen sus razones, y no tienen miedo de exponerlas en extensos artículos de opinión, en entrevistas e incluso en libros enteramente dedicados a este tema. Uno de los argumentos que presentan quienes están a favor de modificar la lengua es que ésta se encuentra en constante evolución, que nadie nos ha dicho «hasta aquí hemos llegado», y que la adopción de términos inclusivos sería tan sólo uno de muchos cambios que han ocurrido y ocurrirán por la propia naturaleza de la comunicación.

Presente y futuro del lenguaje inclusivo

¿Por qué temerle a un fenómeno que puede mejorar la vida de tantas personas? El lenguaje inclusivo es un objetivo ideal, una utopía, pero podemos alcanzarlo si abrimos nuestras mentes y nos ponemos en el lugar de quienes sufren su ausencia. Pensemos en el siguiente ejemplo para entender cuán impreciso puede llegar a ser el español: si hay un millón de mujeres y queremos hacer referencia al grupo completo decimos «todas»; sin embargo, si hay novecientas noventa y nueve mil novecientas noventa y nueve mujeres y tan sólo un hombre, estamos obligados a decir «todos». Sólo por un hombre, volvemos masculino al grupo entero. Dado que la lengua no es perfecta sino perfectible, o sea, capaz de ser perfeccionada, adoptar la palabra todes para referirnos a un grupo mixto no es aceptar una derrota, no implica decepcionarnos de un ser que creíamos impoluto, sino retocar uno de los tantos defectos de una creación humana, así como lo hacemos con las viviendas, los muebles y los aparatos electrónicos. Sabemos que en otros idiomas no existen estos problemas, que las personas de cualquier sexo y género se sienten incluidas en situaciones similares, y esto debería servirnos de ejemplo para intentar mejorar el nuestro hasta conseguir el mismo nivel de comodidad en todos nuestros hablantes.

Fuentes