Real Academia Española

Real Academia Española
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Institución con sede en España Bandera de España
Emblema de la real academia española.png
Institución que fija, pule y da esplendor a la lengua española
Siglas o Acrónimo:RAE
Fundación:3 de octubre de 1714
Director/a :Darío Villanueva
Secretario/a General:Aurora Egido
País:España Bandera de España
Dirección:Madrid, España

La Real Academia Española (RAE) es una institución cultural, que tiene como finalidad básica fijar la norma que regula el uso correcto de la lengua española armonizando su esencial unidad con la diversidad de su realización. Para ello la Real Academia Española (con sede en Madrid) y sus Academias asociadas de América y Filipinas desarrollan una política lingüística que implica la participación de todas ellas en las obras fundamentales que sustentan y expresan la unidad de la lengua, como el Diccionario, la Gramática y la Ortografía, y en cuantas acciones, productos y recursos contribuyen al mismo fin.[1]. En conjunto, todas conforman la llamada Asociación de Academias de la Lengua Española. Este es el organismo responsable de elaborar las reglas normativas del español, plasmadas en el diccionario, la gramática y la ortografía, que garanticen un estándar lingüístico común. La Academia ha sobrevivido a los embates de la historia, a los más apocalípticos procesos sociales y a diversas corrientes políticas que acabaron con instituciones aparentemente más sólidas. Ha mantenido la tradición y se ha renovado con los nuevos aportes del mundo hispanohablante, de ahí su dicotomía cinética. A partir de estos supuestos, la necesidad de una entidad como esta es constante y a la vez dialéctica.

Denominación

Emblemas de la corporación en 1777, 1868 y 1771

Son muy comunes las imprecisiones a la hora de nombrar a la Academia y asi se le llama como «Real Academia de la Lengua», «Real Academia de la Lengua Española» o «Real Academia Española de la Lengua», pese a que la forma oficial y apropiada es «Real Academia Española», tal como consta en sus propios estatutos,[2] quizá por la existencia de Reales Academias de otras materias, como la de Ciencias.

Orígenes y fines

Fachada del antiguo Palacio del Marqués de Villena, primer lugar de reunión de la Real Academia.

La Corporación, como también se le conoce, fue fundada el 6 de julio de 1713 por un grupo de ilustrados que, aglutinados alrededor de Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena y duque de Escalona, concibieron la idea de crear una academia dedicada a trabajar al servicio del idioma nacional, encaminando su labor hacia la salvaguarda de la lengua literaria, aunque también prestó atención a la lengua usual. En este aspecto, la Corporación se separaba de los preceptos de la Academia Francesa (fundada por el cardenal Richelieu en 1635) que, conjuntamente con la Academia Italiana Della Crusca (Florencia, 1528), le había servido de modelo.

Aun asi, no fue hasta el 3 de octubre de 1714 cuando, mediante una Real Orden de Fundación, el rey Felipe V autorizó la redacción de sus estatutos y les concedió a sus miembros ciertos privilegios, colocandolos bajo su “amparo y Real Protección”. Esto significaba que los académicos gozaban de las preeminencias y exenciones concedidas a la servidumbre de la Casa Real.[3]. En el siglo XVIII ya existía la conciencia de que la lengua española había alcanzado un alto grado de perfección. El lema «Limpia, Fija y da Esplendor» y el emblema —que muestra un crisol puesto al fuego— dan fe del propósito de la Academia: afianzar los vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad y elegancia.

Edificio construido especialmente para la Academia en 1894

Ya en tan temprana época, la Academia Española, se diferenció por sus propósitos de otras academias que habían proliferado en los siglos de oro y que estaban concebidas como meras tertulias literarias de carácter ocasional.

La sede

El edifico alberga en la actualidad la institución, situado en la calle Felipe IV, fue construido especialmente para ella por el arquitecto don Miguel Aguado de la Sierra, en unos terrenos del conjunto del Buen Retiro cedidos por la Casa Real. La nueva sede se inauguró el 1 de abril de 1894, con la asistencia de la regente María Cristina de Habsburgo y el rey D. Alfonso XIII[4].

Afianzamiento

Sede de la real academia española

Desde muy pronto vio la Academia reconocida su autoridad en materia lingüística sobreviviendo a los más difíciles avatares históricos; ante todo, porque responde a una necesidad permanente, como es la de regular una lengua de tan amplia extensión como la española; también, porque ha servido a esta necesidad al margen de ideologías políticas; y, sin duda, porque ha ido adaptando su funcionamiento a los tiempos que le ha tocado vivir aunque sin renunciar nunca a lo valioso de la tradición. En 1723 se le concedieron a la Academia 60,000 reales anuales para sus publicaciones. Fernando VI le permitió publicar sus obras y las de sus miembros sin censura previa.

En 1784, María Isidra de Guzmán y de la Cerda, primera mujer doctora por la Universidad de Alcalá, fue admitida como académica honoraria y, aunque pronunció su discurso de agradecimiento, no volvió a comparecer más. Fue probablemente la primera mujer académica del mundo, y no volvió a haber otra fémina hasta la elección como académicas de número de Carmen Conde en 1978, de Elena Quiroga en 1983 y de Ana María Matute en 1996.

La institución ha ido adaptando sus funciones a los tiempos que le ha tocado vivir. Actualmente, y según lo establecido por el artículo primero de sus Estatutos, la Academia «tiene como misión principal velar porque los cambios que experimente la Lengua Española en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico».

En 1848 la Academia reformó su organización por medio de unos nuevos estatutos, aprobados por Real Decreto. Sucesivos reales decretos (1859, 1977, 1993) aprobaron nuevas reformas.

Desde 1870 se comenzaron a establecer en América y en las Filipinas academias correspondientes de la lengua española. Estas tienen actualmente igual rango y condiciones que la RAE.

Fundación Pro Real Academia Española

El 20 de octubre de 1993 se constituyó la Fundación Pro Real Academia Española, entidad que tiene como finalidad llegar a recursos económicos para la financiación de las empresas de la Academia. Está regida por un patronato, cuya presidencia de honor corresponde a Su Majestad el Rey de España, Don Juan Carlos I, la presidencia al gobernador del Banco de España y la vicepresidencia al director de la Real Academia Española. Las vocalías corresponden a otros académicos, presidentes de las comunidades autónomas y de empresas privadas, como socios fundadores.

La Fundación está abierta a la participación de particulares mediante la correspondiente cuota económica, miembros benefactores, y entre las actividades subvencionadas se encuentran la realización del banco de datos, el Diccionario del estudiante, el Diccionario panhispánico de dudas y otras obras en proyecto o desarrollo como la Gramática normativa.

La Asociación de Academias de la Lengua Española

Edificio Santo Domingo La Habana Vieja, sede de la Academia Cubana de la Lengua.

Cuando ganaron su independencia las colonias ultramarinas que mantenía España, la RAE, sin motivaciones políticas ni ambivalencias de ningún tipo, promovió y apoyó la creación de academias correspondientes en cada una de las jóvenes repúblicas hispanohablantes, con el válido argumento de tener todas estas naciones un idioma común por el que había que velar y una literatura común a la que había que pulir, diferencias regionales aparte.

Inicialmente fueron creadas diecinueve academias hispanoamericanas, a las cuales se les agregaron posteriormente la Academia Filipina de la Lengua Española y la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Todas estas academias constituyen, junto a la Real Academia Española, la Asociación de Academias de la Lengua Española, fundada en 1951, en el marco del I Congreso de Academias celebrado en México. Dicha Asociación es el órgano de colaboración de todas las academias para lograr la adecuada promoción de una política lingüística panhispánica. Esta política, plasmada en numerosos proyectos de trabajo conjunto, fue galardonada en el año 2000 con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, concedido a la Real Academia Española y a la Asociación de Academias de la Lengua Española.

Cuba pertenece a la Asociación desde 1926, fecha en que fue fundada la Academia Cubana de la Lengua. La Asociación de Academias de la Lengua Española está integrada por las veintidós Academias de la Lengua Española que existen en el mundo:

  • la Real Academia Española (1713),
  • la Academia Colombiana de la Lengua (1871),
  • la Academia Ecuatoriana de la Lengua (1874),
  • la Academia Mexicana de la Lengua (1875),
  • la Academia Salvadoreña de la Lengua (1876),
  • la Academia Venezolana de la Lengua (1883),
  • la Academia Chilena de la Lengua (1885),
  • la Academia Peruana de la Lengua (1887),
  • la Academia Guatemalteca de la Lengua (1887),
  • la Academia Costarricense de la Lengua (1923),
  • la Academia Filipina de la Lengua Española (1924),
  • la Academia Panameña de la Lengua (1926),
  • la Academia Cubana de la Lengua (1926),
  • la Academia Paraguaya de la Lengua Española (1927),
  • la Academia Boliviana de la Lengua (1927),
  • la Academia Dominicana de la Lengua (1927),
  • la Academia Nicaragüense de la Lengua (1928),
  • la Academia Argentina de Letras (1931),
  • la Academia Nacional de Letras de Uruguay (1943),
  • la Academia Hondureña de la Lengua (1948),
  • la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española (1955) y la
  • Academia Norteamericana de la Lengua Española (1973).

Funciones

El artículo primero de los estatutos de la RAE plantea:

«[...] tiene como misión principal velar por que los cambios que experimente la Lengua Española en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico. Debe cuidar igualmente de que esta evolución conserve el genio propio de la lengua, tal como ha ido consolidándose con el correr de los siglos, así como de establecer y difundir los criterios de propiedad y corrección, y de contribuir a su esplendor.

Para alcanzar dichos fines, estudiará e impulsará los estudios sobre la historia y sobre el presente del español, divulgará los escritos literarios, especialmente clásicos, y no literarios, que juzgue importantes para el conocimiento de tales cuestiones, y procurará mantener vivo el recuerdo de quienes, en España o en América, han cultivado con gloria nuestra lengua. Como miembro de la Asociación de Academias de la Lengua Española, mantendrá especial relación con las Academias Correspondientes y Asociadas.»

La RAE es considerada frecuentemente como una organización conservadora, pues entre sus metas está la preservación de la lengua española. Sin embargo se caracteriza asimismo por ejercer una influencia progresista, al esforzarse en mantener el lenguaje formal en sintonía con la actualidad. Un ejemplo de esto último ocurrió en 1994 cuando dictaminó que las consonantes ch y ll serían alfabetizadas junto con la c y la l y no como letras independientes, como en el pasado. La RAE sigue un proceso formal para la admisión de nuevas palabras.

Organización y funcionamiento

Según sus estatutos la RAE está compuesta por:

  • Académicos de número (46 en total).
  • Académicos correspondientes españoles (hasta un máximo de 60).
  • Académicos honorarios.
  • Académicos correspondientes extranjeros.
  • Académicos de número de las academias americanas (que por derecho son académicos correspondientes).

Académicos de número

Los miembros de la Academia son elegidos de por vida por el resto de los académicos y se les conoce como Inmortales (quizá por influencia del uso del mismo apelativo en Francia para los académicos galos). Cada académico tiene un sillón asignado a su persona, y distinguido con una letra del alfabeto (tanto mayúsculas como minúsculas). Los académicos de número son, por orden de ingreso:

Algunos académicos del pasado

  • Ramón Menéndez Pidal, ocupó el sillón b (entre 1902 y 1968) y fue director de la RAE en dos ocasiones.
  • Antonio García Gutiérrez.
  • Fernando Lázaro Carreter, fue director de la RAE.
  • Dámaso Alonso, fue director de la RAE.
  • Pedro Laín Entralgo, fue director de la RAE
  • Miguel Asín Palacios, fue director de la RAE.
  • Manuel Alvar, fue director de la RAE.
  • Emilio Alarcos Llorach, ocupó el sillón B (19731998).
  • Narciso Alonso Cortés.
  • Pío Baroja.
  • Jacinto Benavente, sillón l (1954). No tomó posesión.
  • Antonio Benavides.
  • Joaquín Calvo-Sotelo.
  • Camilo José Cela.
  • Guillermo Díaz-Plaja.
  • Gerardo Diego.
  • Leandro Fernández de Moratín.
  • Agustín de Foxá (1959) sillón Z, no tomó posesión)
  • Juan Eugenio Hartzenbusch en 1847 ocupó el sillón l.
  • Rafael Lapesa.
  • Salvador de Madariaga. Sillón M, electo en 1936, efectuó su discurso de ingreso en 1976 al volver de su exilio
  • Ramiro de Maeztu, ocupó el sillón L (1935–36).
  • Antonio Machado, Sillón V (1939). No tomó posesión.
  • Manuel Machado, Sillón N (1936-1947).
  • Gregorio Marañón.
  • Eduardo Marquina.Sillón G
  • Andrés Mellado y Fernández.
  • Marcelino Menéndez y Pelayo.
  • Benito Pérez Galdós.
  • Emanuel Rey.
  • Antonio Tovar ocupó el sillón j.
  • Miguel de Unamuno (No tomó posesión).
  • José Zorrilla (No tomó posesión y su plaza se declaró vacante. Fue vuelto a nombrar en 1885).

Junta de Gobierno

Una Junta de Gobierno rige la Academia y supervisa todos los asuntos relativos a su buena operación, tanto en lo relacionado con su funcionamiento interno como con sus relaciones con los organismos del estado, y las demás Academias.

Esta junta la preside el director de la Academia y está constituida por el vicedirector, el secretario, el censor, el bibliotecario, el tesorero, el vicesecretario y dos vocales adjuntos. Todos estos cargos son electivos y, a excepción de los vocales, que se eligen cada dos años, pueden ejercerse durante cuatro años, prorrogables sólo una vez.

Sistema de trabajo

Salón del Pleno

La Academia funciona en Pleno y en Comisiones que se reúnen semanalmente. Las Comisiones tienen la misión de elaborar las propuestas que posteriormente examinará el Pleno para decidir sobre su aprobación.

En la actualidad existen las siguientes comisiones:

  • Delegada del Pleno,
  • de Diccionario usual,
  • de Diccionario histórico,
  • de Gramática,
  • de Información lingüística,
  • de Vocabulario científico y técnico,
  • de Ciencias humanas,
  • de Publicaciones y de Premios.

Además, existe una Comisión encargada de la conservación de la casa del Museo de Lope de Vega.

El Pleno, formado por todos los académicos, se reúne durante el curso académico los jueves por la tarde. Una vez aprobada las actas de la sesión anterior y de debatir cualquier tema general, los asistentes presentan enmiendas y adiciones al Diccionario. Acto seguido se examinan las propuestas formuladas por las diversas Comisiones. Las resoluciones, en el caso de que se produzca disparidad de criterio, se adoptan mediante votación.

Al servicio de los trabajos que la Academia desarrolla en Pleno o en Comisiones, funciona el Instituto de Lexicografía, integrado por filólogos y lexicógrafos que realizan las tareas de apoyo para la elaboración de los diccionarios académicos

Principales publicaciones

Entre sus principales publicaciones destacan: Diccionario de Autoridades (título original Diccionario de la lengua castellana, en que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o motivos de hablar, los proverbios o refranes y otras cosas convenientes del uso de la lengua, 1726-1739, en 6 volúmenes) Diccionario de la lengua española (1ª edición 1780, 21ª edición 1992, 22ª edición 2001) Ortografía de la lengua española (1ª edición 1741).

La edición más reciente es la de 1999, elaborada entre la RAE y las academias correspondientes, por lo cual es considerada una ortografía panhispánica. Reemplaza a las Nuevas normas de prosodia y ortografía de 1959. Gramática de la lengua española (1ª edición 1771).

Su revisión más reciente es Esbozo de una nueva gramática de la lengua española (1973), aunque la Academia ha publicado también una gramática de autor, no propiamente institucional: la de Emilio Alarcos (1994). Entre la RAE y las academias correspondientes se ha redactado la Nueva Gramática (2007).

Esta Nueva Gramática de la Lengua Española fue aprobada oficialmente en la clausura del XIII Congreso de las Academias de la Lengua. Boletín de la Real Academia Española (desde 1914) Diccionario manual e ilustrado de la lengua española (1ª edición 1927, 4ª edición 1989) Diccionario histórico de la lengua española (primer volumen 1933, incompleto) Diccionario escolar de la RAE (1ª edición 1996, 2ª edición 1997) Diccionario del estudiante, publicado en el 2005. Diccionario esencial de la lengua española, salido a luz en el 2006, el cual servirá de puente entre la vigésima segunda edición y la vigésima tercera del Diccionario académico.

Diccionario panhispánico de dudas. Elaborado entre la RAE y las academias correspondientes (1ª edición 2005). Orthografia española (1741) y Ortografía de la lengua castellana (1754): con ellas se empezó a regular la norma ortográfica. El Prontuario de ortografía de la lengua castellana (1844) fijó mediante Real Decreto su enseñanza oficial. La última edición de la Ortografía de la lengua española (1999) se ha elaborado con la colaboración consensuada de todas las academias de América y de Filipinas.

Véase además

Referencias

Fuentes