Leonor de Arborea

Leonor de Arborea
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Nacimiento1383
Molins de Rey
Fallecimiento1404
Oristán

Leonor de Arborea fue jueza de Arborea desde el año 1383 hasta su muerte en 1404. Siendo uno de los últimos jueces sardos, más poderosos y significativos. Fue la heroína más renombrada de Cerdeña. Promulgó la Carta de Logu, considerada uno de los primeros ejemplos de constitución en el mundo.

Primeros años

Leonor nació en torno al año 1340 en Molins de Rey. Hija de Mariano IV de Arborea y de su esposa Timbora de Rocabertí, noble catalana de Perelada.

Pasó sus primeros años de su juventud en Oristán. Cuando en 1347 murió el juez Pedro III de Arborea sin descendientes, la Corona de Logu del juzgado (una asamblea de los nobles, prelados, funcionarios de la ciudad y de las villas) eligió juez al padre de Leonor: Mariano IV, hermano del muerto, que gobernó el juzgado de 1347 a 1376.

Leonor se casó antes de 1376 con el cuarentón Brancaleone Doria, del célebre linaje genovés. Su matrimonio entraba dentro del diseño más amplio de una alianza entre los Arborea y los Doria, que ya controlaban vastos territorios de Cerdeña en función antiaragonesa. Tras la boda, vivió en Castelgenovese (la actual Castelsardo), donde nacieron sus hijos Federico y Mariano.

Leonor como jueza

Leonor, como jueza tuvo grandes méritos, promulgó uno de los primeros códigos civiles que se conoce en la historia de Europa: la Carta de Logu, que entró en vigencia alrededor de 1390. Estas leyes abarcaron asuntos rurales, civiles y penales. Exponía sus pensamientos sobre el medio ambiente, la producción agrícola, los derechos de los individuos y particularmente, de las mujeres, quienes podían tener propiedades personales y hasta pedir la anulación de su matrimonio, si hubiera malos tratos. Fueron leyes muy innovadoras y permanecieron vigentes en Cerdeña hasta la unificación de Italia en 1861.

Aunque sabía impartir disciplina, Leonor tenía mucha bondad y compasión por las personas que estaban a su servicio; también amaba a los animales y se dedicó con mucho interés a la ornitología, especialmente la cetrería (arte de cazar aves rapaces). Durante la Edad Media la cetrería era una práctica relacionada con la nobleza y los potentados y Leonor promulgó leyes para la protección de los halcones: uno de estos animales fue nombrado Falco eleonorae.

La política de Leonor de Arborea

Se aferró directamente en la esperanza del padre, abandonado definitivamente la política autoritaria del hermano Hugo III, garantizó la defensa de la sobernía y de los confines territoriales del juzgado y realizó una trabajo de reordenamiento y sistematización definitiva de las ordenanzas y de las instituciones judiciales locales que daban vida a la Carta de Logu.

Leonor no mostró nunca la visión absolutista del señor al vértice de una oligarquía y más allá de las razones del pueblo, pero en su lugar la de quien considera tener la propia legitimación para reinar por sí mismo en la nación. Por razones políticas, se consideraban los mismos derechos a la sucesión, adoptado el pretexto de que los Arborea eran hijos "bastardos", pero las razones dinásticas parecieron tener por ley menor valor de la legitimación popular y habrían tenido vigor para aquella parte de los territorios recibidos del rey a título personal y no por los que formaban parte del juzgado.

Los intereses de la jueza fueron legados a los del estado con un nudo gordiano y siempre devolvió la ley y el orden para poner freno al devenir de la violencia de los sardos durante la guerra. Las reglas y las leyes garantizaron la paz, es decir, el orden en el tiempo, el futuro. Con este orden y a estas reglas está relacionado el tema de la independencia, el dilema "vasallos o proprietarios". Todavía se entreteje a esto el tema de la tierra y de la nación, de la gente y del territorio estado en el que se garantiza la tierra a todos, en el que la tierra es de todos. Leonor fue reina de un estado cuya legitimación estaba en el pueblo y, única fuerza en la Europa de la época, no se creía en el rey y en la institución de la monarquía en general. Se sintió siempre de la parte de su pueblo y se mezcló con la propia gente, y escuchó también a escondidas las razones.

No ceder jamás el poder fue para Leonor un punto vital. El poder era verdaderamente la diferencia entre la vida y la muerte, no solo por sí mismo sino por toda la isla. Tras conseguir completar el proyecto de su padre de reunir casi toda la isla bajo su poder de jueza regente, poniendo en jaque y reaccionando a los márgenes de la isla (en alguna fortaleza en la costa) las tropas de una monarquía potente como la aragonesa, vio derrumbarse su proyecto por "malignidad de la fortuna"[cita requerida], por una imprevisible incógnita de la suerte: la peste, que dejó sin capacidad de combatir Cerdeña a los aragoneses.

Muerte

Leonor de Arborea está considerada la heroína de la independencia de Cerdeña, murió en 1404 durante una epidemia de peste bubónica que azotó toda Europa.

Arborea permaneció independiente hasta 1410, cuando, con la capitulación de Oristano, desaparecieron los juzgados.

Fuentes