Limerencia

Limerencia
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Limerencia: Estado mental caracterizado por una necesidad obsesiva de ser correspondido amorosamente por una persona objeto de estima por parte de quien la padece. En la limerencia, la persona que la padece tiene pensamientos intrusivos con la persona amada, su bienestar y el deseo de correspondencia que ocupan un tiempo considerable de su día a día y que hace que la persona ignore cualquier otra preocupación. También aparece un miedo muy intenso al rechazo, así como timidez en su presencia. Suele idealizarse a la persona objeto de deseo, así como existir sensaciones de euforia en su presencia.

Este enamoramiento con características obsesivas tiene una duración de años o incluso décadas. También puede aparecer sintomatología somática, como taquicardia y palpitaciones, temblores, dilatación pupilar, sudoración, enrojecimiento facial, problemas de apetito, tartamudeo y agitación (todos ellos típicos elementos que se dan en el enamoramiento).

Este estado mental tiene grandes repercusiones en el día a día de las personas que lo padecen. Concretamente, no es infrecuente que reduzcan su vida social y se aislen progresivamente al estar centrado su pensamiento en la persona que provoca su obsesión. Influye también en su rendimiento laboral y académico, dificultándose la posibilidad de concentrarse y reduciéndose la productividad. El sujeto suele gastar gran parte de su tiempo en pensar sobre la persona amada y lo que implicaría una posible relación ideal con ella.

Limerencia y enamoramineto

En realidad, la limerencia tiene una gran semejanza con un enamoramiento normativo, siendo considerablemente semejantes la mayoría de las características mencionadas hasta ahora. Sin embargo, lo cierto es que la limerencia tiene características que hacen que deje de tratarse de un enamoramiento como tal y pase a parecerse más a un trastorno de tipo obsesivo.

En primer lugar están los ya mencionados pensamientos recurrentes e intrusivos, si bien en cierto grado pueden ser habituales en algunos enamoramientos. Asimismo, la limerencia llevada al extremo puede conllevar la puesta en marcha de conductas predatorias, persecutorias y de acoso hacia la persona que se dice amar. En la limerencia, asimismo, prima la necesidad de garantizar el afecto del otro independientemente del respeto, intimidad y compromiso que precise la otra persona.

Aunque en origen se pretende el bienestar de esta, puede llegarse al punto de generársele un perjuicio. Todo aquel acto o acción de la persona objeto de deseo puede interpretarse como una señal de correspondencia amorosa. Asimismo, no es infrecuente que se cambie la propia personalidad con el fin de amoldarse e imitar la del otro.

Si bien en ocasiones se identifica con el llamado mal de amores, lo cierto es que la limerencia tiene una diferencia relevante con este: en la limerencia existe cierto grado de obsesividad con la otra persona y el deseo de ser correspondido, pudiendo alterar el comportamiento interpersonal y centralizar la conducta, el pensamiento y la esfera emocional entorno a la persona en cuestión.

Este estado mental puede ocurrir tanto con personas a las que se conoce o incluso es posible que se den casos en los que aparezca con personas a las que jamás se ha visto físicamente y con las que no ha habido contacto.

Pero la limerencia no tiene por qué darse únicamente en casos en que no existe una relación de pareja entre ambas personas. Es posible que la persona objeto de deseo llegue a tener una relación de pareja real con la persona con limerencia (sea antes o después de que aparezca el problema), si bien en estos casos las características obsesivas tienden a mantenerse y tienden a llevar a relaciones de dependencia e idealización.

Fuentes