Lipograma

Lipogramas
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Concepto:Texto en el que de manera deliberada se deja fuera a una o a varias letras.

Lipograma. Un lipograma es un tipo de escritura o texto en el que se prescinde de alguna letra (o varias) del alfabeto. El grado de dificultad de este artificio lingüístico es directamente proporcional a la frecuencia de la letra omitida en el idioma utilizado (en español la a o la e) y a la extensión de dicho texto.

Algunas de estas creaciones, particularmente geniales, evitan usar todas vocales salvo una, con lo que se reduce mucho el conjunto de palabras que se pueden escribir y los textos pueden quedar muy forzados.

Etimología de la palabra

La palabra proviene del griego lipogramma y significa: texto en el que se evita el uso de una letra. Sus componentes léxicos son: leipein (dejar, abandonar) y gramma (letra).

En el mundo de la escritura

Aplicado al mundo de la escritura, estaríamos hablando de un texto en el que de manera deliberada se deja fuera a una o a varias letras. Este juego, todo un desafío, se va haciendo más complicado a medida que se quitan letras, teniendo en cuenta que algunas vocales son muy difíciles de evitar. A lo largo de la historia de la literatura se han escrito algunos lipogramas de lo más ingeniosos.

Los iniciadores

Si buscamos al primer responsable conocido de este curioso desafío tendremos que remontarnos hasta el siglo VI antes de Cristo, cuando el poeta griego Laso de Hermíone decidió ahorrarse la letra sigma en dos de sus obras. Esto hizo que otros poetas y narradores posteriores decidieran asumir el reto, bien en obras propias o trabajando con obras ya existentes, como la Ilíada, lo que daba un punto de dificultad extra.

En castellano tenemos ejemplos desde 1640, gracias a la obra del autor Francisco de Navarrete y Ribera, quien publicó Flor de sainetes, una obra sin la letra A. Posteriormente aparecieron otros autores a lo largo del siglo XVII que se apuntaron a la moda. Puede que Enrique Jardiel Poncela, a principios del siglo XX, sea el mejor de los lipógrafos españoles, con cinco relatos en los que fue eliminando una vocal en cada uno de ellos.

Quizá uno de los lipógrafos contemporáneos más conocidos sea el genial escritor francés Georges Perec, cuya fama como autor experimental y dispuesto a jugar con el lenguaje es legendaria. Fue mucho más allá que otros escritores, que se habían limitado a textos cortos o poemas: en su novela La dispartion no usó la letra E, la más usada en francés.

Como curiosidad, la novela fue traducida al castellano como El secuestro, sin usar la letra A. Esto le supuso al equipo de traductores formado por Marisol Arbués, Mercè Burrel, Marc Parayre, Hermes Salceda y Regina Vega el Premio Stendhal de traducción en 1998.

Algunos ejemplos de Lipogramas

Luz sin Tea (Mikel Agirregabiria Agirre)

Si los rubicundos unicornios y los insumisos niños subscribimos sin conformismos y con compromiso un voluminoso libro inconcluso, por un próximo mundo limpio, sin sinuosos orgullosos, ni mordiscos insidiosos, sin molinos ilusorios, ni fríos homicidios ignominiosos infligidos por sordomudos,... Si lo difícil hicimos, y si dirigimos un sinfónico mundo curioso sin división ni corrupción, con jurisdicción y sin proscripción, con un sincronismo mimoso,... Si coincidimos cómodos, y vivimos un novilunio hoy mismo con principios y como hijos con un Dios común,... ¿Vimos cómo somos dichosos y convivimos sin discurridos polimorfismos, con irrumpidos condominios y sin moribundos monopolios? Como soy un ridículo microbio minucioso y gordinflón, conmovido por mis policromos domicilios y municipios, os doy mi proposición y conclusión, con un rumoroso susurro, mínimo y microscópico, sin circunloquios líricos ni sinónimos sonoros, con posibilismo psicológico y sociológico: Vivir un cosmos luminoso urdido sin E, ni T, ni A.

¿Qué le falta a este soneto? (Francisco J. Briz Hidalgo)

Me propongo afrontar un nuevo reto,
con versos y palabras del pasado,
para ello la pluma he desempolvado
porque pretendo hacer un gran soneto.
Con ganas, he encetado otro cuarteto,
puede ser que lo tenga superado,
mas aunque agora estoy algo cansado,
aún conservo fuerzas para un terceto.
Con tesón las trabas voy doblegando,
me restan cuatro versos y un terceto,
¡parece que esto ya se está acabando!
Como he empezado el segundo terceto,
llego al verso postrero preguntando:
¿de qué cosa carece este soneto?

Fuentes