Marchitez bacteriana del maíz
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Marchitez bacteriana del maíz. Enfermedad destructiva en el cultivo del maíz dulce. Se presenta con mucha frecuencia en América Central, México, África del sur e Italia.
Nombre científico
Xanthomonas stewartii
Síntomas
En el campo aparecen plantas con rayas de color amarillo claro sobre las hojas y las cañas del maíz y el crecimiento es obstaculizado y algo achaparrado. Al cortar las cañas, sale un liquido amarillo y viscoso de los haces vasculares que presentan coloración parduzca. La enfermedad puede producir pérdidas considerables en la cosecha.
Agente causal
La enfermedad es causada por la bacteria Xanthomonas stewartii que tiene forma de bacilo. Invade las plantas jóvenes del maíz desde la semilla, avanzando a través de los vaos de conducción hacia las hojas, las flores y las mazorcas, tupiendo los vasos de conducción. El organismo causal puede penetrar también en la planta de maíz a través de heridas y los poros.
Control
La protección genética contra este patógeno no es completa. Hay algunas variedades resistentes, pero sobre todo del maíz dulce, ya que es en estas variedades donde produce el mayor daño. Los híbridos más importantes de maíz seco de la UE son generalmente sensibles a este patógeno.
Una nutrición equilibrada, evitando excesos de nitrógeno o fósforo, puede ayudar a evitar daños serios. El control de los vectores es muy importante. La bacteria se extiende de manera persistente, por lo que los insecticidas tienen tiempo suficiente para matar a los vectores antes de que se produzca la transmisión del patógeno.
La eclosión de los vectores es fácil de predecir. Los inviernos fríos reducen el número de vectores. Una supervisión continua de la plantación, la detección rápida de los escarabajos o los daños en las hojas (estrechas, alargadas, a tiras o con agujeros) ayuda a decidir sobre el momento de control.
Cuando hay pocos cultivos de monocotiledóneas alrededor del maíz o no los hay o sólo hay cereales, el ataque de los escarabajos pulga de las hojas será más importante. El uso de semillas certificadas es un buen método, ya que estas semillas deben estar absolutamente libres de patógeno.