Mario Páez Inchausti

Mario Páez Inchausti
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Médico
NacimientoPrincipios del Siglo XX
Santa ClaraBandera de Cuba Cuba
Fallecimiento9 de junio de 1962
La Habana
NacionalidadBandera de Cuba Cuba
OcupaciónPediatría

Mario Páez Inchausti. Era un especialista con gran dominio de la pediatría, ginecología y ortopedia, cuando remitía a uno de sus pacientes al hospital ya había agotado todos sus recursos. Como médico se ganó el respeto y la admiración de todos. Lo consideraban el padre del pueblo, así lo llamaron quienes lo conocieron.

Biografía

Infancia y juventud

La destrucción de la industria azucarera europea a causa de la Primera guerra mundial permitió a grandes acaudalados de origen cubano e hispano enriquecerse aún más; entre los que estaban Domingo León González, español que decide construir un ingenio próximo a Gaspar en el lugar conocido como “El pilar”.

En 1915, comienza la construcción del central Pilar, es así como florece y se desarrolla Gaspar, abriéndose en el lugar varios establecimientos, uno de ellos un consultorio que seria atendido por Juan Manuel, médico hermano de Mario Páez Inchausti. Es así que en la década del 20, la familia Páez Inchausti deja su ciudad natal, Santa Clara, para asentarse en “El pilar” con ellos vino su hijo Mario que hizo su colegiatura de medicina en la Universidad de La Habana, estudios que culminó con notas brillantes en 1928. Su titulo fue expedido el 23 de agosto de ese mismo año.

Mario pasó por situaciones económicas difíciles, vivía de un humilde sueldo que le asignaba el municipio Ciego de Ávila a los médicos rurales.
Su mamá Maria inchausti contaba que sus hijo trabajaban día y noche y no ganaban casi nada.

Se casó con la señora Argelia Echemendía natural de Ciego de Ávila, nunca tuvieron hijos, no se comprendieron por su forma de pensar y actuar. Pasó gran parte de su vida solo, siempre lo acompañaron sus buenos y fieles amigos.

Otra etapa de su vida

En 1935, en el lugar conocido por “San Isidro” había una finca, propiedad de los “Pórtela” allí su dueño encontró en viejos barracones muchos haitianos enfermos de ETS y fue a Gaspar a hablar con el doctor Mario Páez para pedirle salvar a aquellos hombres, en su mayoría ancianos.
Mario los visitó varias veces y les consiguió los medicamentos al más bajo costo en laboratorios amigos, siempre pedía más de los que anualmente daban para curar a los desposeídos. En aquel entonces era una enfermedad terrible, pues los tratamientos eran largos y muy costosos.

Montaba en su caballo y visitaba las colonias para ver a los enfermos que allí trabajaban. No podía resolver el problema de todo el mundo, pero el que estuvo a su alcance si y de una forma desinteresada.

De no haber sido un hombre humano hubiera vivido con lujos, riquezas, fincas y colonias como hicieron otros a costa del dolor humano.
Decía que cuando consultaba a un hombre pobre y lo veía sacar el dinero del bolsillo o una madre sacar el dinero del nudo de un pañuelo sabía que lo necesitaría para comer y no le era posible cobrarles.

Si alguien se enfermaba y asistía a su consulta y no tenía dinero para comprar los medicamentos, él se los pagaba.
Sufría por los niños anémicos y descalzos que había en el país en aquellos momentos.

Gracias a la generosidad de sus amigos que poseían dinero pudo visitar varios países como Venezuela, Colombia y Estados Unidos donde le ofrecieron una clínica en Boston por sus habilidades como médico y no la aceptó, porque quiso seguir en su pueblo.

Siempre fue contrario a las ideas burguesas y los politiqueros, desde que comenzó la lucha emprendida por nuestro comandante en jefe Fidel Castro Ruz, vendió bonos del M/26/7, cobró impuestos a los colonos y ese dinero lo entregaba en Santa Clara para la causa.

Desde el triunfo de la revolución se mantuvo vestido de miliciano. En noviembre de 1960 se construyó el policlínico de Gaspar, para él fue un gran logro, porque decía que la medicina debía ser socializada. En este lugar trabajo junto a la enfermera Irene García Moreira. En 1961, el 19 de abril cuando los cubanos derrotaron al imperialismo yanqui y lograron la victoria de Playa Girón al día siguiente ofreció un almuerzo a los milicianos que cuidaron los puentes del ferrocarril.
Todo ese homenaje fue pagado por él.

Muerte

A partir de del año 1961 trabajaba con limitaciones, pues ya estaba enfermo, decía que a pesar de su estado físico era feliz, porque ya Cuba tenía su verdadero y único camino “libertad e igualdad”.

Un día, después de estudiado su enfermedad llamó a sus amigos y a Lazara, la señora que hacia los deberes domésticos en su casa y les dijo que quería ir para La Habana que se sentía mal y quería estar con su mamá que era viejita, iba a despedirse de ellos, porque era la última vez que pasarían juntos y les pidió que cuando muriera lo enterraran en Gaspar.

Lo ingresaron en el hospital Calixto García, quería que el médico le extirpare la vejiga, pero no fue así, ya era tarde.

Murió en la sala Borges el 9 de junio de 1962, su cadáver estuvo expuesto en la sala E de la funeraria Rivero, sita en calzada y k, en el Vedado; sus restos fueron depositados en el cementerio Colón.

Su petición no pudo ser cumplida, Juan Manuel estuvo de acuerdo; pero sus hermanos Isabel Ana Maria y Carmen alegaron que los gaspareños lo habían tenido por más de 40 años. Ahora les pertenecía a ellas tenerlo.

En los funerales lo acompañaron Raúl Llamas, Octavio Pórtela (tavito) Antonio Aguiar (ñico) José Ramón Hernández, Manolo Pasos, Luis de Cárdenas y otros.

Mario quedó en la historia de un pueblo que lo acogió como a un padre y ese pueblo que lo amó y respetó recogió bronce para hacerle un busto en la calle Paseo, creado por su entrañable amiga, la escultora Zenaida Díaz García. Se develó el 3 de diciembre de 1964, homenaje al día de médico.

Anécdotas

Un día Maria Inchausti llamó a su hijo Mario y le dijo: “hijo me da pena ir a comprar la carne, le debemos al carnicero y al bodeguero. Usted tiene que cobrar para no vivir con tantos problemas” A lo que él respondió: “mamá es que el dinero de los pobres me quema las manos”.

Un día Mario invitó a su amigo Mariano Alfonso a darse unos tragos en el “café de negro” y cuando llegaron al lugar, le avisaron que había en su casa un matrimonio del campo con un niño enfermo y rápidamente fue a verlos. A la media hora volvió diciéndole: “Mariano tenemos que dejar los tragos para otro día, el niño esta grave, lo mandé para Ciego de Ávila, son pobres y les di los 15 pesos que tenía.”

Fuentes