Masacre de la mina Siglo XX (Bolivia, 1949)

Masacre de Siglo XX en Bolivia
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Masacre-min-bol.jpg
Fecha:mayo de 1949
Lugar:Bandera de Bolivia Bolivia
Descripción:
Huelga en las minas de Siglo XX donde murieron extranjeros y también mineros
Consecuencias:
Matanza de mineros incluyendo mujeres y niños
Ejecutores o responsables del hecho:
Militares Bolivianos

Masacre de Siglo XX. En mayo de 1949, en Bolivia, se produjo una huelga en las minas de Siglo XX de Patiño, desencadenada alrededor de la demanda de mejores salarios lo que derivó en un serio conflicto.

Historia

Las masacres mineras del siglo XX en Bolivia tuvieron como telón de fondo y protagonista principal al Estado, cuya esencia capitalista se manifestó en las actuaciones de las fuerzas represivas, las que fueron movilizadas para sofocar reivindicaciones de obreros sindicalizados. El Estado en sus diferentes facetas históricas: el Super Estado minero –feudal, Estado del 52 o Estado neoliberal, actúa como cancerbero del capital, salvaguardando la plusvalía de la lucha obrera.

Un siglo de luchas obreras traducidas en masacres develan a una clase obrera minera políticamente explosiva, que con derramamiento de sangre destiló, episodios dramáticos, lacerantes y heroicos.

La masacre se consumó a través de una maquinaria debidamente concatenada y articulada, que se remonta a los orígenes de las clases sociales, y que cumplió la función preservadora de intereses económicos dominantes, el Estado.

Muchas luchas mineras terminaron en masacres, que se prolongaron hasta fines del siglo XX, más allá del régimen minero feudal.

Sucesos

El sindicato había reclamado aumento salarial y el cumplimiento de un laudo arbitral, por el pago de desahucios e indemnizaciones a los despedidos. En la mañana del 28 de mayo la empresa “Patiño” convocó a la dirigencia a negociar, sin embargo, fueron detenidos y desterrados a Chile. Al medio día se declararon en huelga y la represalia obrera procedió a secuestrar funcionarios. Decían ellos:

“Tenemos apresados treinta y tres gringos como rehenes y los tendremos hasta que regresen nuestros dirigentes, en caso contrario pagarán con sus vidas este nuevo abuso del gobierno...”[1]

. Abalanzada la represión fusilaron a dos empleados norteamericanos y un boliviano.

El presidente interino Mamerto Urriolagoitia ordenó arrestar a varios dirigentes. Los obreros realizaron una asamblea en la bocamina de Siglo XX y aprobaron tomar como rehenes a los técnicos de la empresa Patiño Mines, hasta tanto el gobierno no pusiese en libertad a los dirigentes apresados.

Los rehenes, todos ellos extranjeros, aparecieron muertos. La reacción oficial fue la intervención militar al mando del mayor Roberto Ramallo trayendo como consecuencia la matanza de mineros que se conoce como la Masacre de Siglo XX.

A las 4:30 de la tarde “… los regimientos ‘Colorados’, ‘Andino’, ‘Camacho’ e ‘Ingavi’, dos de infantería, uno de caballería y otro de artillería, con más de un regimiento de carabineros con 1.500 soldados, atacaron el campamento (…). Los trabajadores, (…), lograron contener el asalto de las tropas combinadas del ejército (…) Al día siguiente (…) –era domingo-, ya no hubo un nuevo asalto, sino que el ejército comenzó un bombardero sistemático del campamento de Siglo XX, causando muchas bajas entre mineros y demoliendo muchas casas -el lunes- (…) 30 de mayo, después del ‘ablandamiento’ de la artillería, se efectúo un nuevo asalto general (…) penetrando casa por casa en el campamento de los obreros.” (Valencia, 1988: 2090, 91). Se terminó masacrando “… doscientos o trescientos obreros (el gobierno reconoció que murieron 144 y fueron heridos 23)...”[2]

El hecho trajo críticas de la prensa a los “azuzadores” de la acción obrera, la mentalidad colonial de los “periodistas” al servicio de la patronal, guardó silencio sepulcral por los mineros muertos.

Consecuencias

Las masacres mineras del siglo XX en Bolivia se desarrollaron en el espacio y tiempo inherente al proceso histórico de cada coyuntura donde el Estado fue el protagonista principal. La concatenación de las causas, antecedentes y fenómenos, que desencadenaron los fatales hechos del siglo pasado, se constituyen en elementos que manifiestan la pugna de clases, donde los subyugados recogieron y enterraron sus muertos en sucesos luctuosos.

Las bajas en los combates se calcularon en 40 muertos y 80 heridos, especialmente en el elemento minero, incluyendo algunas mujeres y niños ultimados por balas perdidas.

Años antes, en 1942 hubo también una gran masacre en la otra mina grande, Catavi, donde se reprimió brutalmente la huelga.

Referencias

  1. (Lora, 1980: 647)[1]
  2. (Lora, 1980: 649)[2]

Enlaces externos

Fuentes