Muñecas de cera

Muñecas de cera
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Esta hermosa muñeca con Autoría desconocida, consta de un cuerpo de aserrín embolsado en manta, con pies, brazos y cabeza de cera. El vestido es de damasco de seda con encaje de algodón hecho a mano alrededor del cuello y un ceñidor de terciopelo. La enagua interior es de muselina adornada con bordados en punto de hilván, un embutido deshilado, una unión de randa de aguja para cerrar el lienzo, y un encaje de bolillo en la orilla inferior. Probablemente de finales del siglo XIX. Dimensiones físicas de 41 x 20 x 7 cm.

Muñecas de cera. La cera es un material más y muy usado en muñecas. Fue utilizada desde tiempos ancestrales para la fabricación de muñecas en Grecia e Italia, además se fueron sumando otros paises con el paso de los años. La fabricación industrial y el auge de muñecas con cabezas o bustos de cera se inició en Inglaterra durante la primera mitad del siglo XIX, iniciando así en esa época del siglo XIX. Con dos tipologías básicas de bustos de cera: los de cera colada y los bañados en cera. Generalmente se vertía el líquido en moldes calientes, se hacía en cera la cabeza y los miembros, el pelo natural se injertaba, y los ojos de cristal se fijaban a la cabeza, mientras que los cuerpos iban rellenos de paño. En Inglaterra, destacaron dos fabricantes cuyas muñecas, hoy en día, tienen un gran valor en el mundo del coleccionismo: Madame Augusta Montanari y Henry Pierotti.

Historia

Muñeca inglesa de cera, Montanari - Pierotti, hacia 1850.

Hacia los años comprendidos entre 1820 y 1880, Inglaterra, Francia y Alemania eran los países que se disputaban el título de mayor productor de muñecas con cabeza, brazos y piernas de cera, y torso de tela. Al instalarse en Londres dos importantes familias de artesanos procedentes de Italia capitaneadas respectivamente por la familia Madame Augusta Montanari y Henry Pierotti superaron en calidad a los acabados de las muñecas alemanas. Eran los mayores y mejores exponentes productoras en Inglaterra de muñecas de cera entre 1855 y 1860. Tras su participación en la Exposición Universal de 1851, las muñecas de cera obtuvieron un reconocimiento internacional, puesto que reproducían tanto la morfología como el tono del rostro humano con un grado de iconicidad sin precedentes. No obstante, la cera es material muy sensible a los cambios de temperatura, lo que supuso un inconveniente para su exportación. Como contrapartida, hacia 1860 tanto los fabricantes ingleses como los alemanes (con Heinrich Stier al frente), lanzaron unos nuevos bustos en que la cera tenía únicamente la función de acabado pictórico. En otras palabras, eran bustos de papel maché recubiertos de cera. Así pues, existen dos tipologías básicas de bustos de cera: los de cera colada y los bañados en cera.

Estas muñecas estaban dirigidas sobre todo a familias pudientes, puesto que lo delicado del material de cera hacía que la muñeca fuese costosa y de realización artesanal.

En Francia, la elegancia de los vestidos de muñeca llevó a los fabricantes a hacerlas con el cuerpo y los rasgos de una jovencita y no de una niña. Esto provocó que los diseñadores de moda las utilizaran de modelos para lucir sus creaciones ante las cortesanas, para que se hicieran una idea de cómo lucirían los vestidos en el cuerpo de una mujer —en ese tiempo no existían los maniquíes—. Los ojos pintados fueron reemplazados por ojos de vidrio, para dar más belleza al rostro. El cabello se hacía con mohair o con pelo humano y se incrustaba en la cabeza.

En España, las cabezas de cera fueron objeto de una primera patente solicitada en Barcelona por Hermann Colberg en 1892; la segunda, al año siguiente, en Onil, por Eduard Juan. Las 2 patentes solicitadas en España por Hermann Colberg y Eduardo Juan corresponden, respectivamente, a una y otra tipología básica de bustos de cera.

En las últimas décadas del siglo XIX, la demanda de muñecas creció notablemente, por lo que se usaron moldes para fabricar las piezas y se perfeccionaron los rasgos de la cara y su vestimenta. Además, se cambió la cera por caolín.


Creación y diseño

Muñeca de cera y composición de 1880 de la colección Guidlhall Museum.

Existen dos tipologías básicas de bustos de cera: los de cera colada y los bañados en cera. En general se hacían se hacían sobre papel mache. La cera, se utilizó para recubrir primero, las cabezas de papier mâché y posteriormente en la segunda década del siglo XIX, el material de composición. Se reforzaban interiormente con yeso. Se vertía el líquido en moldes calientes, se hacía en cera la cabeza y los miembros. Inicialmente la cara de la muñeca se pintaba sobre el papier mâché y luego se recubría de cera, dejando este sistema para pasar a pintar las caras directamente sobre la cera. El pelo natural se injertaba, y los ojos de cristal se fijaban a la cabeza, mientras que los cuerpos iban rellenos de paño. Montanari recubría las muñecas de cera con muselina para un acabado más fino, denominándose a estas “muñecas de trapo”. El cuerpo era realizado de igual forma que en las muñecas de madera o papier mâché, cosida la cabeza hombros al cuerpo de tela relleno con extremidades de cabritilla o con madera pintada. En las muñecas de cera, eran características las llamadas cabeza de “calabaza”, anchas y con pelo natural, y las de “gorro”, éstas con el pelo moldeado directamente en la propia cera. La familia Pierotti realizó muñecos de cera de retratos de personajes de la nobleza o del cuerpo militar británico vestidos con réplicas de su uniforme. Madame Montanari por su parte, diseñó modelos de muñecos de retratos de los hijos de la Reina Victoria. La patente de Colberg, que incluye, además de cabezas, la fabricación de extremidades, consiste en el vaciado en moldes de yeso de formas de cera virgen o parafina. Explicita que, una vez moldeadas las cabezas, se les añadía cabello y ojos de cristal. Finalmente se ensamblaban, junto con las extremidades, a cuerpos de madera, piel, tela, etc., rellenos de serrín, crin, arena o lana vegetal. Por su parte, la patente de Eduard Juan, describe la inmersión o «baño de cera» de los bustos de papel maché en recipientes acondicionados para tal fin. Omite, no obstante, cualquier descripción de los citados bustos, así como de los cuerpos a que debieran ir unidos.

Coleccionismo

El valor de cada una de estas obras depende de quién las ha ideado y de cuántas se hayan realizado. Ha habido muñecas muy elitistas de las que sólo se hicieron media docena. El precio de las muñecas de colección mantienen un precio casi único internacional, no existe prácticamente diferencia en ningún país, si encontramos alguna ganga es por falta de conocimiento del que la vende, por falta de demanda y sobre todo por el estado de conservación, número de piezas realizadas… Los muñecos están catalogados y los precios se regulan en el mercado internacional, generalmente en dólares. Hoy en día, tienen un gran valor en el mundo del coleccionismo las muñecas de cera de Madame Augusta Montanari y Henry Pierotti. Llegan a tener un valor estipulado entre más de mil dólares cada una.

Fuentes