Mundurukú

Mundurukú
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 • FundaciónSin un pueblo Amazónico Brasileño de tradición guerrera
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Mundurukú. Son un pueblo amazónico brasileño de tradición guerrera, que dominaban culturalmente la región del Valle de Tapajós, que en los primeros tiempos del contacto y durante el siglo XIX era conocida como Mundurukânia. Hoy, sus guerras contemporáneas están volcadas para garantizar la integridad de su territorio, amenazado por las presiones de las actividades ilegales de las áreas de extracción de oro, por los proyectos hidroeléctricos y la construcción de una gran hidrovía en el Tapajós.

Ubicación

Los Mundurukú están situados en regiones y territorios diferentes en los estados de Pará (sureste, canal y afluentes del río Tapajós, en los municipios de Santarém, Itaituba, Jacareacanga), Amazonas (este, río Canumã, municipio de Nova Olinda; y próximo a la Transamazónica, municipio de Borba), Mato Grosso (Norte, región del río de los Peixes, municipio y Juara). Habitan generalmente regiones de florestas, en las márgenes de los ríos navegables. La población mundurukú se concentra principalmente en la Tierra Indígena del mismo nombre, con la mayoría de las aldeas localizadas en el río Cururu, afluente del Tapajós.

Organización social

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La sociedad Mundurukú dispone de una organización social basada en la existencia de dos mitades exogámicas, que son identificadas como la mitad roja y la mitad blanca. Actualmente, existen cerca de 38 clanes más conocidos, que están divididos entre las dos mitades, en donde se originan no solamente las relaciones de parentesco, sino también, diversos significados en la relación con el cotidiano de la aldea, con el mundo de la naturaleza y de lo sagrado.

En la organización de la sociedad Mundurukú, la descendencia es patrilineal, esto es, los hijos heredan el clan del padre, pero la regla de residencia es matrilocal, condicionando al joven recién casado a vivir en la casa del suegro, a quien debe prestar su colaboración en las tareas de hacer plantíos, pescar, cazar y todas las demás actividades relacionadas a la manutención de la casa, incluyendo acompañar a la familia en los trabajos de extracción y recolección en las áreas de caucho y de castaña.

Generalmente, este período de residencia corresponde a los primeros años de matrimonio, hasta el nacimiento del segundo hijo; después de esta fase el marido provee la construcción de la casa para su familia.

El matrimonio en los Mundurukú es realizado con los primos cruzados, lo que significa que el joven o la joven tienden a casarse con la hija del hermano de la madre o con el hijo de la hermana del padre, respectivamente, el casamiento entre los Mundurukú nunca fue objeto de grandes rituales, a pesar de presentar reglas claras y precisas de noviazgo, pedido de matrimonio, aproximación y consolidación, está permitida la separación.

Lengua

Este pueblo indígena pertenece a la familia lingüística Mundurukú, del tronco Tupi. Su autodenominación es Wuy jugu. Esta denominación tiene como significado “hormigas rojas”, en alusión a los guerreros Mundurukú que atacaban en masa a los territorios rivales.

La situación socio-lingüísticas de los mundurukú es bastante diversificada, como consecuencia de los diferentes momentos de la historia del contacto con los frentes de la colonización, y por la dispersión en diferentes espacios geográficos ocupados por este pueblo. Hay casos en que la lengua Mundurukú pasa por un proceso de desuso, con dominio casi gexclusivo del portugués, siendo que los niños y jóvenes no hablan plenamente el Mundurukú, como por ejemplo, las aldeas del Mangue y Praia do Indio, localizadas en la periferia de la ciudad de Itaituba, y en las comunidades de la Tierra Indígena Coatá-Laranjal, en el Amazonas.

Historia del contacto

Los Mundurukú tienen como su territorio más tradicional los campos interiores del alto río Tapajós. En el mito de origen, Karosakaybo creó a los Mundurukú en la aldea Wakopadi, situada en los campos centrales, próxima a las cabeceras del río Krepori, lugar situado hoy en las proximidades del límite este de la tierra demarcada en 2001.

La expansión territorial de este pueblo indígena ocasionó diferentes historias de contacto, y es mejor comprendida en el abordaje hecho en la historiografía cuando los Mundurukú son presentados como una nación audazmente guerrera, que realizaba grandes excursiones del río Madeira al Tocantins, con la finalidad, entre otras, de obtener como trofeos las cabezas de los enemigos que eran momificados y a las cuales se les atribuían poderes mágicos.

Como consecuencia de las vastas áreas que ocupaban y en que deambulaban, los contactos de los Mundurukú con los frentes de expansión, resultaron en el surgimiento de aspectos diferenciados de la cultura entre los indígenas localizados en las márgenes de los ríos Tapajós , río Madeira, Cururú y en una área de ‘cerrado’ conocida como Campos de Tapajós, región donde se encuentran las aldeas más tradicionales, y escenario de buena parte de la mitología de este pueblo.

Economía

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la expansión de la economía de extracción consolidó la explotación de caucho (castilloa elástica y hevea brasiliensis), dando origen al llamado “Ciclo del Caucho”, insertando al Amazonas en el mercado capitalista internacional.

Durante la Segunda Guerra Mundial y la década de la post-guerra, debido a la suspensión de las relaciones económicas con el Extremo oriente, cuando, con el apoyo del gobierno americano, el Brasil adoptó una expresiva política de incentivo a la producción del caucho, creando líneas de financiación para las actividades y estimulando el desplazamiento de nordestitos para trabajar como caucheros, denominados oficialmente como “soldados del caucho”.

Los medios de vida relacionados a la producción y la obtención de los alimentos entre los Mundurukú constituyen de manera predominante el campo de la economía tradicional. A pesar de la inclusión de algunos productos no indígenas en los hábitos alimenticios, que necesitan ser comprados regularmente, entre los cuales los más presentes son: la sal, el café y el azúcar.

La agricultura es practicada conforme los conocimientos inmemoriales, en tierra firme, con pleno aprovechamiento de los espacios. Los cultivos más presentes son: los diferentes tipos de yuca, bananas, papas, caña y cará. Los árboles frutales son plantados la mayor parte de las veces en los caminos entre las siembras.

Actividades como la pesca, la caza y la recolección tienen relevancia en la obtención de los alimentos y se organizan de acuerdo con las estaciones del año. La pesca, por cierto, constituye actualmente la principal fuente para obtener la proteína animal, siendo realizada cotidianamente en la estación seca con buenos resultados, y menos practicada en el período de las lluvias, cuando los ríos se llenan formando ‘igapós’ (ecosistemas inundados periódicamente por las aguas de los ríos durante la estación lluviosa) y dificultando la actividad.

La recolección de frutas es realizada en diferentes períodos del año de acuerdo con la cosecha de cada una (açai, patauá, bacabo, uxi, juba, pupunha, murici, ingá, castanha, etc.). Los densos jugos, llamados en la región de vinos, tienen un papel importante en la alimentación, especialmente durante el período de las lluvias, cuando los peces escasean, y componen, al lado de la harina y la carne de caza, la base de la alimentación durante el invierno.

Religión

En relación al mundo de la religión indígena, inclusive considerando que las prácticas de conversión no son diferentes en esencia de las practicadas en el periodo colonial, con la condenación de los rituales de los chamanes, los avances en términos de conversión católica pueden ser considerados modestos, considerando que los Mundurukú son extremamente ligados al mundo de su religión tradicional.

Tanto la Misión Bautista, como la católica, tuvieron una participación importante en la educación escolar, contribuyendo a difundir la escritura en la lengua mundurukú entre los jóvenes. En las prácticas religiosas los chamanes ejercen un papel primordial de cura a través de la manipulación de las hierbas, sahumerios y contacto con el mundo de los espíritus. La religiosidad tradicional está muy presente entre los Mundurukú, inclusive con las transformaciones sufridas por la colonización. La religiosidad está presente en todos los aspectos de la vida cotidiana, rigiendo las relaciones con la naturaleza, las prácticas del mundo del trabajo y las relaciones sociales.

Cultura

Varias expresiones culturales de los Mundurukú estaban relacionadas a las actividades de guerra, que tenían un carácter simbólico de peso para la constitución del hombre y de la sociedad Mundurukú. Los desplazamientos de las aldeas tradicionales a las márgenes de los ríos, formando pequeños núcleos poblacionales, contribuyeron también a la desaparición de la casa de los hombres, unidad importante en la aldea tradicional y en la permanencia de algunos rituales de carácter colectivo que estaban relacionados a las actividades de provisión de alimentos, divididas entre la estación de la seca (abril a septiembre) y la estación de las lluvias (octubre a marzo).

Los Mundurukú mantienen algunas prácticas culturales relacionadas a la pesca, actividad de mayor intensidad en el verano, entre las cuales están los juegos que anteceden a la pesca con ‘timbó’, una raíz que después de ser triturada es usada en los ríos para facilitar la captura de los peces.

La riqueza de la cultura Mundurukú es extraordinaria, incluyendo un repertorio de canciones tradicionales de musicalidad y poesía poco común, que versa sobre las relaciones del cotidiano, frutos, animales. La cosmología presenta narrativas que incluyen el conocimiento de los astros, constelaciones y de la Vía Láctea, llamada kabikodepu, donde son identificadas las estrellas que la componen.

Organizaciones indígenas

Como medio de organización formal, los Mundurukú del alto río Tapajós crearon en 1991 la Asociación Indígena Pusuru, por iniciativa de algunos líderes y con el objetivo de organizar las reivindicaciones volcadas para la demarcación de la tierra, como también para desarrollar las acciones referentes a la defensa del medio ambiente, educación, salud y otros problemas enfrentados por la población. Durante el mismo año, los líderes entendieron que era necesaria una forma de organización que ejerciera un papel político más directo, orientando las discusiones y posibilitando la participación amplia de los representantes de varias comunidades Mundurukú. Surgió entonces el Consejo Indígena Mundurukú del Alto Tapajós (CIMAT).

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