Ondol

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El Ondol, singular calefacción doméstica.

Ondol. Sistema de calefacción por suelo.

Historia de la calefacción por suelo

Los orígenes de este tipo de calefacción se remontan a tiempos precristianos. Según ciertos hallazgos arqueológicos y documentos históricos, los primeros en utilizarlos fueron los romanos. Ya se empleaba extensamente para el siglo IV o V de nuestra era en la península de Corea, donde llegó a llamarse ondol, nombre procedente de caracteres chinos que significan “canales calientes”. La obra histórica china Jiu Tang shu (libros de los antiguos Tang) explica así su origen: “En invierno, los coreanos se calientan valiéndose de largos canales en los que introducen fuego

Funcionamiento del ondol clásico

Tradicionalmente, el calor provenía de un solo fogón, situado a veces en la cocina o en el muro exterior de la sala, aunque en ocasiones había dos o tres fogones en la cocina, que calentaban cada uno su cuarto respectivo. En la antigua Corea no era raro ver uno o dos grandes calderos de hierro al fuego, el cual, al tiempo que cocinaba el arroz o la sopa, caldeaba el cuarto adyacente. Por lo general, el nivel del suelo de la cocina era un metro más bajo que el de la habitación vecina. Tal diferencia facilitaba la circulación del humo y el aire caliente bajo el piso de la habitación. ¿Humo bajo el suelo? Si, ese era el secreto del ondol. Por debajo de la habitación discurrían conductos para el aire y el humo, los cuales conectaban el fogón con la chimenea y caldeaban el pavimento de piedra y barro. El sistema no era tan sencillo como parece, pues implicaba dos requisitos contradictorios. En primer lugar, para que el combustible ardiera bien, el humo debía atravesar los canales sin grandes demoras –por lo que estos debían ser rectos y cortos- y salir libremente por la chimenea. Sin embargo, para que el piso se caldeara, el aire y el humo debían permanecer en ellos el mayor tiempo posible. Con este fin, los conductos abarcaban todo el cuarto, lo que impedía que el aire saliera por la chimenea con excesiva celeridad. Al lograrse el deseado equilibrio entre rapidez y lentitud, se conseguía que una habitación permaneciera caliente toda una noche con solo un par de horas de fuego. Otro secreto del ondol es la disposición del pavimento. Antes de colocarlo se hacían los canales y se cubrían con piedras planas de 5 a 8 centímetros de espesor. Como el suelo cercano al fuego tenía naturalmente una mayor temperatura, allí se ponían piedras más gruesas para reducir la pérdida térmica, luego, se ponía una cubierta de arcilla amarilla y se aplanaba el piso y por último se pegaban varias capas de papel amarillo. En estas habitaciones, el suelo del extremo opuesto al fuego solía estar frío, de ahí que, en muestra de respeto, se invitara a sentarse en la parte más caliente a los mayores –como los abuelos y padres- y a los huéspedes. Los cuartos tradicionales del norte de la península de Corea eran algo distintos de los del sur. Los primeros no presentaban división entre la cocina y la sala, de modo que esta se caldeaba tanto con el fuego como con los conductos. No obstante, los cuartos de la zona meridional si tenían una pared entre ambas piezas para que el humo no molestase a los ocupantes. En el ondol original se usaba leña. Antes de prender el fogón se apilaba cerca madera seca, que solía encenderse con papel y paja. Más tarde se utilizó carbón vegetal y a partir del siglo XX, briquetas. El mantenimiento de estos sistemas resulta esencial, pues si se agrieta un conducto, podría infiltrarse a las habitaciones monóxido de carbono y ocasionar accidentes fatales.

El ondol moderno

En vez del modelo tradicional, que ha caído en desuso, hoy se utiliza en Corea una versión actualizada: la calefacción hidrónica por suelo radiante, que es habitual hasta en las torres de apartamentos y en la que el agua en vez del aire es lo que caldea el suelo. Cabe mencionar, sin embargo, que este sistema no se ideó en el país. A comienzos del siglo XX, cuando el famoso arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright se encontraba en Japón construyendo un hotel, fue invitado al hogar de un noble nipón, donde se encontró con un habitáculo muy diferente de los comunes en aquel país: tenía el suelo recubierto de papel amarillo y estaba caliente. En efecto, se trataba de un aposento con ondol. Aquel caballero japonés había quedado encantado al probar este sistema en Corea, por lo que había mandado reproducirlo en su casa tras su regres a Japón. ¨La indescriptible sensación de recibir el calor desde abajo¨ causó una honda impresión en Wright, quien decidió en el acto que era el método ideal y comenzó a incorporarlo a sus edificios. De este modo se inventó la calefacción por suelo radiante, en la que circula agua caliente por tuberías, en vez de aire caliente por conductos. En aquel entonces, ese tipo de calefacción resultó idóneo para el modo de vida de los Coreanos, de modo que se importó y no tardó en popularizarse, al grado de ser hoy la norma en casi todas las casas del país.

El ondol y el modo de vida

El ondol ha ejercido una gran influencia en el modo de vida Coreano. Para empezar, al estar mucho más caliente el suelo que el aire del cuarto, la tendencia natural es sentarse en él y no en las sillas que están más frías. El piso es por lo tanto, el lugar preferido donde sentarse, comer, conversar y dormir. A fin de mantenerlo aún más caliente, se cubre a veces con un acolcha gruesa llamada ibul. Cuando los miembros de la familia regresan de la calle, colocan las piernas frías bajo esta colcha a fin de disfrutar juntos de tan agradable calor, una experiencia que sin duda los une. Al irse occidentalizando Corea cada día más, las nuevas generaciones suelen preferir sentarse en sillas para comer y dormir en camas. Con todo, la mayoría de la población aún opta por el acogedor suelo caldeado por un ondol de agua.

Fuentes

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