Operación Dínamo

Operación Dínamo
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Parte de La Batalla de Dunkerque en la Segunda Guerra Mundial
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Soldados aliados siendo evacuados por la armada británica y otras embarcaciones civiles y militares, en la que es considerada como una de las hazañas de la Segunda Guerra Mundial
Fecha 26 de mayo al 4 de junio de 1940.
Lugar Ciudad portuaria de Dunkerque, situada en el departamento Norte, en la región de Alta Francia.
Causas Acorralamiento de las tropas aliadas por el ejército alemán.
Resultado Rescate de más de 300 000 soldados aliados
Consecuencias Más de 300 000 soldados aliados librados de una muerte segura
Territorio Francia

Operación Dínamo. También conocida como "Milagro de Dunkerque" o "Evacuación de Dunkerque", fue una operación de rescate de las tropas aliadas en territorio francés que ocurre en el contexto de la Batalla de Dunkerque durante el conflicto bélico conocido como la Segunda Guerra Mundial. Tuvo lugar en esa ciudad portuaria, situada en el departamento Norte, en la región de Alta Francia.

La misma tuvo lugar a finales de mayo del año 1940, y fue ideada, planificada y organizada por el almirante Bertram Home Ramsay y con apoyo del mariscal británico y comandante en jefe de la Fuerza Expedicionaria Británica, John Vereker Gort. La operación permitió rescatar a más de 200 000 soldados británicos y 100 000 franceses y belgas.

Hazaña de la Segunda Guerra Mundial

Fue una de las mayores hazañas de la Segunda Guerra Mundial. La noche del 26 de mayo de 1940, comenzaba la operación Dínamo, que puso en marcha a la “Armada Mosquito”, como la había bautizado Churchill, integrada por más de 800 embarcaciones, en gran parte requisadas en las costas inglesas para poder salvar al ejército.

Sucesos

El 28 de mayo de 1940, Winston Churchill (1874–1965) llegó a la Cámara de los Comunes, analizó en su despacho, ante 25 ministros y consejeros, la marcha de la guerra.

“Después añadí, con toda tranquilidad, que, por supuesto, independientemente de lo que pasara en Dunkerque, seguiríamos luchando”

recordó en sus memorias: seis volúmenes que luego ganarían el Premio Nobel de Literatura en 1953.

Casi todos se levantaron, gritaron “¡bravo!” y le palmearon la espalda. Sobre ese instante, escribió:

“No dudo de que si hubiera titubeado, me habrían expulsado de mi cargo”.

Y a partir de ese punto nació una de las mayores hazañas –leyendas, para ser más justo– de la Segunda Guerra Mundial.

La máquinaria bélica alemana

En mayo de 1940, la máquinaria bélica del Tercer Reich avanzaba frenéticamente. Ocupada Polonia el primero de septiembre del 39, todo el campo era susceptible de más invasiones.

La blitzkrieg (guerra relámpago de aviones y tanques) había aplastado el 10 de mayo a Bélgica, Holanda, Luxemburgo y Francia con 141 divisiones, 14 mil cañones, 2.550 tanques y 4.020 aviones. La resistencia no fue poca: las fuerzas aliadas, sumada Inglaterra, alcanzaban esas cifras, sin embargo, en menos de un mes, la blitzkrieg, por su mortífera velocidad, quebró todas las barreras defensivas en la llamada “La batalla por Francia”.

Repliegue británico

El alto mando británico debía evitar una orgía de sangre y para eso ordenó el repliegue de sus casi 400 mil hombres que luchaban en tierra francesa, que se refugiaban y quedaban acorralados en el bolsón de mar que rodeaba el puerto de Dunkerque. Las únicas posibilidades para ellos eran: la evacuación o muerte.

Desde el 20 de mayo, la Corona británica hizo arder sus genes marinos. Todo barco -toda cosa capaz de flotar- fue requisado entre Londres y el sur del país para salvar esas vidas. La cruzada se llamó Operación Dínamo, al mando del almirante Bertram Ramsay, pero inspirada por la férrea decisión del mariscal de campo John Vereker Gort.

“Los oficiales del Almirantazgo, registrando varios astilleros, lograron 40 lanchas a motor, botes salvavidas de los transatlánticos, remolcadores, veleros, barcos y botes pesqueros, y hasta yates –grandes y mínimos– de placer. Todo para salvar a nuestro querido ejército”

narró Churchill.

Así comenzaba a nacer la frase que el primer ministro hizo célebre en septiembre de 1941, después de que los ingleses (y los londinenses, sobre todo) soportaran, día y noche, los letales bombardeos nazis:

“Nunca tantos debieron tanto a tan pocos”

dedicada a las hazañas de los pilotos de la Corona en la Batalla de Inglaterra.

Más de 800 embarcaciones

En total fueron más de 800 embarcaciones las que partieron hacia Dunkerque el 27 de mayo por la noche. El primer ministro la había bautizado como “La armada mosquito”, por su capacidad para moverse rápido, en silencio, atacar, huir, volver a atacar, enloqueciendo al enemigo.

Esa gesta contó –cuestión polémica– con uno de los tantos errores de Adolf Hitler, que poco o nada tenía de estratega: la pausa de su pavorosa maquinaria bélica que parecía ser indetenible.

La pausa de la armada blindada

Un suceso ilógico ocurre el 24 de mayo, cuando los alemanes, en lugar de asestarles el golpe final a los soldados aliados, detienen el avance de los vehículos blindados del grupo de ejércitos A de la Wehrmacht (todas las fuerzas unificadas), los temidos Panzer s inmovilizan a las puertas de Dunkerque. Parálisis casi decisiva para el éxito de la Operación Dínamo.

Origen de la vacilación

Dos teorías se han esgrimido por años tratando de encontrar una razón lógica a la orden dada.

  • 1) La primera se basa en la bipolaridad de Hitler: ataques de furia seguidos de largas caídas en mutismo, decisiones alocadas, cálculos irracionales sobre su poderío (en especial cerca de la derrota, después del desembarco aliado en Normandía –6 de junio, 1944–).
  • 2) La otra es política: se cree que no quiso humillar a Gran Bretaña para lograr un tratado de paz (versión del mismo von Rundstedt en 1945), ya que no quería enfrentarse a ella…, al parecer porque un consejero le advirtió que atacarla significaría un trágico error: solo había que revisar la historia para comprender el valor y la determinación del viejo león.

La Operación Dínamo

El 26 de mayo, a las once de la noche, inició el rescate; llegó a Dover, desde el continente, el primer grupo de tropas, recibido con un infernal fuego de artillería, bombardeo aéreo, y la metralla en picada de los veloces aviones Stuka.

Miles de soldados ingleses, franceses y belgas formaron una desesperada fila en la playa, esperando ayuda: la evacuación parecía imposible… Para peor, las bombas nazis devastaron el puerto de Dunkerque, solo navegable con marea alta para los 40 destructores y los 130 barcos mercantes y de pasajeros alistados por la Royal Navy para la evacuación.

La Batalla de Dunkerque

La Operación Dínamo se desarrolla en medio de la Batalla de Dunkerque, que en sí misma (en la pura acción) duró apenas 10 días: del 26 de mayo al 4 de junio de 1940. Pero sus hechos y su resultado la elevaron al máximo Parnaso de la guerra.

En esas 240 horas quedó expuesta toda la materia del horror (aquella última palabra de Kurtz, el terrible personaje de Conrad en su libro El corazón de las tinieblas): la guerra en su total caleidoscopio de locura, coraje, sacrificio, sangre y muerte, crueldad, sadismo…; lo peor y lo mejor de la especie humana.

Un resultado en el que nadie en Inglaterra creyó, y que rozó el milagro: más de 200 mil soldados británicos y más de 100 mil de sus pares franceses y belgas que nunca vieron a la muerte tan cerca, regresaron a sus tierras y a sus casas.

No todos lo lograron

No todas las embarcaciones tuvieron la suerte de poder volver al Reino Unido. Cientos de marineros resultaron heridos o muertos en las explosiones de la costa francesa. El destructor HMS Grenade, amarrado al único muelle que el 29 de mayo seguía aún en condiciones, recibió un devastador ataque de la aviación alemana. El marinero Bob Bloom, de diecinueve años, se encontraba en la sala de máquinas cuando un Stuka disparó con mortífera precisión:

“Una bomba entró por la chimenea delantera y explotó. Salí disparado por el aire y golpeé en el techo. Luego volví a caer e intenté protegerme la cara con las manos. Fue como si me hubieran golpeado seis veces en el rostro con un látigo. Sentía un dolor tan terrible que rogué a Dios que me llevara consigo”.

Bloom sobrevivió al ataque; el HMS Grenade, no. El buque fue uno de los seis destructores británicos y tres franceses hundidos por los alemanes en los diez días que duró la Operación Dínamo. Otros 26 sufrieron tales daños que no fue posible repararlos.

También se perdieron nueve ferris, así como un número desconocido de embarcaciones pequeñas. Tras estos hundimientos, en el mar quedaban flotando muertos y heridos, mientras los supervivientes intentaban aferrarse a los restos del naufragio. El caos era total; a menudo los hombres tenían que saltar de un barco que se hundía para que los recogiera otro que, a su vez, era alcanzado posteriormente.

Mensaje de Churchill

El 4 de junio, final de la epopeya, Churchill le habló a toda la nación con un doble mensaje:

“Las guerras no se ganan con evacuaciones. Seguiremos hasta el final. Lucharemos en Francia, lucharemos en los mares y océanos, lucharemos cada vez con más confianza y más fuerza en el aire, defenderemos nuestra isla sea cual fuere el precio a pagar. Lucharemos en las playas, lucharemos en los campos de desembarco, lucharemos en las calles, lucharemos en las colinas… ¡nunca nos rendiremos!”.

Antes, el primer día de junio, en su editorial, el The New York Times dijo:

“Mientras la lengua inglesa sobreviva, la palabra Dunkerque será reverenciada. Gran Bretaña fue golpeada pero nunca conquistada. Siempre tendrá un esplendor para enfrentarse al enemigo: la luz brillante de los hombres libres que Hitler no ha podido conquistar. El milagro de Dunkerque levantó el espíritu nacional”.
“Sin aquel repliegue hubiera sido imposible que Inglaterra ganara la guerra. En Dunkerque, Churchill ganó tiempo para el mundo”

Nick Hewitt, historiador inglés.

La entrada de EUA en la Segunda Guerra Mundial

El 7 de diciembre de 1941, el imperio de Japón atacó por sorpresa la base naval norteamericana de Pearl Harbor. Estados Unidos entró oficialmente en la Segunda Guerra Mundial. En los días del final, Churchill admitió que sin ese aliado la victoria habría sido imposible.

Bibliografía

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Fuentes