Palacio Nacional de Mafra

Palacio Nacional de Mafra
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(Palacio Nacional de Mafra conocido también como Real Convento de Mafra)
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Información geográfica
PaísPortugalBandera de la República Portuguesa
Información general
Inauguración22 de octubre de 1730
TipoPalacio

El Palacio Nacional de Mafra se encuentra situado en la localidad de este mismo nombre, a unos 30 km de Lisboa. El edificio es el monumento más importante de la obra cumbre del estilo barroco portugués.

Historia

Se comenzó el 17 de noviembre de 1717, fue bendecida la ceremonia por el patriarca de Lisboa Occidental ante toda la corte que asistió al acto, levándose a cabo las obras a un ritmo vertiginoso, para lo que se estableció en el lugar un campamento para albergas a más de dos mil operarios de una gran variedad de oficios, bajo la dirección de Carlos Batista Garvo, como jefe de albañilería y de su hijo Juan Pedro, encargado de los trabajos de cantería, pero en 1729, se impulsó aun más el ritmo para aprovechar la inauguración de la Basílica con el cumpleaños del monarca y duro su construcción para lo cual se tuvo que contratar a cincuenta y dos mil obreros, se concluyó la primera parte del proyecto en 1730. El palacio fue inaugurado el 22 de octubre de 1730 en honor del 41 aniversario del rey Juan V con una serie de fiestas que duraron 8 días. Fue erigido en el siglo XVIII por João V de Portugal, tras prometer a su mujer María Ana de Austria que construiría un monasterio si esta le daba descendientes. De hecho, como en su origen fue un convento franciscano, también es conocido como Real Convento de Mafra. No obstante, la llegada de oro tras la conquista de Brasil por parte de los lusos hizo que de este convento naciera un gran palacio real, obra del arquitecto Johann Friederich Ludwig. Durante el reinado de Juan VI se llevó a cabo un importante programa de restauración, a pesar de que nunca fue habitado por el soberano. Además, a raíz de la huida de la familia real portuguesa en 1807 hacia Brasil, la mayoría de los mejores muebles y piezas de arte del palacio partieron también hacia Brasil. Ya en el XIX, el monasterio fue abandonado por los monjes franciscanos tras la disolución de las órdenes religiosas llevada a cabo por la reina María II. En cuanto al palacio, este quedaría deshabitado a principios del XX con la instauración de la República y tras partir hacia el exilio Manuel II, el último rey portugués (según cuenta la leyenda, a través de un túnel escondido que conectaba el palacio con la localidad de Ericeira). En 1834, después de la guerra que enfrentó a los liberales partidarios de la reina María II con los conservadores partidarios de Miguel I, la reina María ordenó la disolución de las órdenes religiosas, lo que provocó el abandono del monasterio por parte de los monjes franciscanos. Los últimos monarcas de la Casa de Braganza utilizaron el palacio únicamente como punto de caza y el último rey, Manuel II, partió del monasterio hacia el exilio inglés. Hoy en día, el edificio está conservado por el Instituto del Patrimonio Arquitectónico de Portugal, que ha llevado a cabo diferentes programas de restauración y conservación; uno de los más importantes es el que afectó a la fachada principal. Estos programas de restauración han contado con la ayuda de miembros de la comunidad internacional especializados en la restauración de edificios históricos.

Biblioteca

Hospital
Sala de Trono

Descripción

El conjunto del Palacio Nacional de Mafra lo forman el antiguo convento, el palacio real y una hermosa basílica. También incluye una farmacia y un hospital, unas de las zonas, más interesantes de ver y que lo hacen diferente de otros grandes palacios del período. Fue construido exteriormente en piedra calcárea lioz, procedente de Pero Pinheiro y los mármoles de la vecina Sintra, las maderas de Leiria y Torres Vedras, y además de numerosos materiales de importación de otros países. El convento ocupo un área de 37.790 metros cuadrados , todo un alarde de grandes medidas en su construcción con 1.200 Habitaciones, a los que se les pusieron más de 4.750 puertas y ventanas, 156 escaleras y 29 patios y zaguanes. Pasando a ser la mayor fábrica en cuento a la mano de obra del país, con más de 50.000 trabajadores, todo ello financiado mediante el oro que llegaba desde el otro lado del mundo, sobre todo el procedente del quinto de todas las riquísimas minas de Brasil. Esta monumental edificación es considerada como la más importante de estilo barroco de Portugal. El palacio fue construido en piedra caliza proveniente de la región, y en sus más de 38.000 metros cuadrados, alberga más de 1.200 salas y más de 4.700 puertas y ventanas. Sin embargo, los objetos más relevantes de este palacio se encuentran en la basílica, donde también encontrará dos carillones con 92 campanas y seis órganos. También destaca su cuidada y bonita biblioteca del siglo XVIII con más de 40.000 libros raros y el hospital. Este palacio, a pesar de no haber sido utilizado como palacio residencial, fue utilizado como palacio de fiestas y como local de descanso después de los días de caza. La población local, y la construcción de este palacio, sirvieron de inspiración a José Saramago para escribir “Memorial do Convento”, una de sus obras más conocidas.

Obras

João V fue el rey que inicio la decoración más amplia del Palacio, como las pinturas murales de las sala del Trono -- debido a los trabajos en relieve, dan la impresión de que se tratase de esculturas-- de la Guardia, de Diana, obras encomendadas a Ciryllo Wolkmar Machado, Domingos Sequeiro, Bernardo Oliveira Góis y Vieira Lusitano, en este periodo son seis los órganos de Joaquim Peres Fontanes y Antonio Xavier Machado Cerveira, que sustituyeron al órgano existente en la Basílica, configurando uno de los conjuntos mas bellos del mundo. La Basílica fue decorada en época del rey D. Joao V, obras de los pintores Italianos Masucci, Giaquinto, Trevisani o Bartoni y de portugueses becarios en Roma, como Vieira Lusitano e Inácio de Oliveira Bernardes. La colección de paramentos se realiza mediante un encargo real en Italia y en Francia, son obras de Giuliano Saturno y Benedetto Salandri, sus bordado se realizan con la técnica del oro, pero utilizando hilo de seda del mismo color. Además del interior del Palacio se destacan: El Salón de Caza donde se exponen una enorme colección de trofeos, todos de animales cazados en la «Tapada», la vecina Reserva Real de Caza; incluso el mobiliario fue hecho utilizando astas de ciervos. El Monasterio refleja muy bien el estilo de vida de los monjes franciscanos, muy humilde, contando sólo con lo esencial. Se puede observar la cocina, la farmacia, el hospital (adjunto a la capilla, con una serie de cubículos que conducen al corredor central donde se colocaban las camas de los enfermos durante los servicios religiosos), y las celdas de los monjes donde los instrumentos de auto-castigo, para la expiación de los pecados, eran una constante. Después de abandonar el Palacio, la escalera central se puede admirar la Basílica: una serie de esculturas invita a pasar al interior, todo en mármol, con once capillas, cuarenta y cinco tribunas, seis órganos, cuarenta estatuas de figuras religiosas, cuarenta y cinco tribunas, dieciocho puertas, cuatro carillones (dos manuales, con teclados de cuatro-octavas, y dos mecánicos), y ciento diez campanas, de las cuales noventa y tres están conectadas a los carillones; las gigantescas campanas de las torres Norte y Sur fueron fundidas en Amberes, Bélgica.

Fuente