Parranda de Mordazo

Parranda de Mordazo
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Fiestas populares en Mordazo
Fecha:20 de Mayo
Lugar:Mordazo
Descripción:
Barrios Las Cadenas y El Rincón
País(es) involucrado(s)
Cuba


La Parranda de Mordazo se festeja en mayo, en el Día del Mordacéense ausente; son fiestas populares de gran arraigo entre entre los pobladores, que se vienen celebrando desde el año 1953 y se desarrollan entre los barrios El Rincón y La Cadena.

Orígenes

Las noticias que se tienen sobre las fiestas populares en Mordazo se remontan a los años veinte, cuando un señor de apellido Iznaga promovió la realización de verbenas en el parque Martí. En aquel tiempo se dividía el terreno con una soga, a un lado los blancos, a otro, los negros. A la Verbena asistían la orquesta dominicana de los Hermanos García y el conjunto de los Hermanos Montalvo de Cascajal.

Entre las amenidades se contaban los bailes de disfraces, la venta de dulces, bebidas y comidas típicas. Estas celebraciones se estacionaron en el mes de mayo, específicamente el día 20, y se mantuvieron hasta la década del cuarenta. Hacia 1955 se inauguró el Liceo de Mordazo en un local cuyo propietario fue Armando Villanueva.

Allí se reunían las familias «acomodadas» del pueblo: los Pérez, los Fernández y Socarrás; mientras en la Sociedad de Color, dirigida por el mulato José Isabel Pérez, se congregaba la población segregada. En el año 1955 también se vio nacer la festividad del Mordacense Ausente.

Unos jóvenes encabezados por Yury Pérez, Alfonso Martínez y Majén, muchacho de Sancti Spíritus, habían presenciado la esplendidez de las fiestas del Manaquense Ausente y decidieron hacer algo parecido en Mordazo. Por primera vez salieron las parrandas a la calle del poblado. El barrio El Rincón tomó la iniciativa y retó al barrio Las Cadenas sacando un mulo que montaba Jorge Guillén o «Chichi».

Esto provocó a los cadeneros para que el siguiente fin de semana sacaran una casita de guano con la joven Aida Socarrrás vestida de campesina y lavando en una batea. A partir de este momento se distribuyó el pueblo en dos barrios: El Rincón y Las Cadenas, cada uno con su respectivo presidente y un color identificador.

Para sufragar los gastos improvisaban formas de ingreso, salían con jarros y alcancías casa por casa e incluso acudían a la ayuda de pueblos vecinos. Las primeras carrozas que se exhibieron fueron construidas en el propio Mordazo por los carpinteros locales aunque también fueron traídos algunos otros desde Camajuaní, los cuales asesoraron con su reconocida pericia en este tipo de trabajo a los lugareños. De cartón, yeso y madera se levantaban estos palacios efímeros de luz de acuerdo con el presupuesto que se recaudara.

Dos días antes de celebrarse el Mordacense Ausente comenzaban los Changüí con el fin de levantar el espíritu festivo del pueblo. Los barrios ya habían estado saliendo todos los fines de semana alternativamente, siempre tratando de superar en belleza, colorido e invención al barrio oponente. Las farolas, las comparsas, los trajes, eran elementos a través de los cuales se establecía este espectáculo emulador hasta que llegaba el 20 de mayo, fecha señalada entonces por conmemorar el paso de la sociedad colonial a la República.

Desde entonces el día del Mordacense Ausente está fijado en el calendario de fiestas locales por las parrandas, la alegre rivalidad entre los barrios, los fuegos artificiales y la memoria de los que ya no están. Las celebraciones culminan con el entierro emblemático del barrio perdedor, tradición que surgió en 1955 cuando Pérez, el antiguo administrador del correo se vistió de cura y despidió el duelo de Las Cadenas.

El cortejo fúnebre seguía un ataúd repleto de voladores, la gente del pueblo ataviada de negro, los gritos, lamentos y ataques de quienes lloran a sus muertos. Al final se le prendía fuego al féretro. A esta práctica se agregó una velada de nueve días que le hizo el barrio de El Rincón a Las Cadenas con la instalación de un altar con vasos, velas y flores blancas, hasta que llegaba la medianoche y rompía una conga en señal de triunfo. Cierto que durante algunos años estas fiestas han tenido un carácter intermitente.

Barrio El Rincón

Uno de los barrios contendientes en las Fiestas Tradicionales de Mordazo. Se llamó así porque sus miembros vivían en el barrio detrás de la carretera. Su primer presidente fue Yury Pérez. Ha estado simbolizado por una antorcha, aunque también se reconoce en la figura del león.

Los colores que lo distinguen son el azul y el blanco. El primer año de parrandas El Rincón presentó dos carrozas, una grande, alegórica a la fecha del 20 de mayo. Mirtha Deáz iba vestida con la bandera cubana, los jóvenes Guido Pérez y Alfonso Martínez vestían de mambises, Deisy Pérez portaba unas cadenas que debía romper representando la liberación; mientras Elsa Pérez llevaba una balanza que aludía a la justicia. La segunda carroza era una alegoría de la música.

Barrio Las Cadenas

Barrio rival de El Rincón en las Fiestas Tradicionales de Mordazo. Debe su nombre a la existencia en aquella región de un espiritista que al consultar a hombres y mujeres les mandaba ponerse unas cadenas en los pies. Está simbolizado por unas cadenas y sus colores son el amarillo y el rojo. Sus primeros presidentes fueron Liugo Domínguez y el cascajalense Miguel López. La primera carroza que presentaron tenía el mapa de Cuba y seis jóvenes personificando las seis provincias que por aquel entonces constituían el país.

Fuentes