Quistes hepáticos

Quistes hepáticos
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Son lesiones que pueden compararse con un saco cuyas paredes están constituidas por células y su contenido puede ser líquido o una sustancia semisólida.

Quistes hepáticos. Son una entidad frecuente y en general, no dan manifestaciones clínicas. Sin embargo, algunos pacientes desarrollan síntomas derivados de la compresión de estructuras vecinas, distensión hepática o complicación de los quistes.

Características

Existen diversas opciones terapéuticas, siendo la alternativa quirúrgica la que presenta mejores resultados. Con el avance de las técnicas de cirugíamínimamente invasiva, la vía laparoscópica es de elección. Presentamos tres casos clínicos, el primero de un quiste hepático simple y los dos siguientes de enfermedad poliquística hepática, todos sintomáticos, en que la técnica de fenestración por vía laparoscópica se llevó a cabo con éxito. En la mayoría de las ocasiones, los quistes hepáticos no producen síntomas y se descubren de forma casual al realizar alguna exploración del hígado por otro motivo (generalmente una ecografía o un TAC).

Tipos de quistes

Los más frecuentes, con gran diferencia, son los quistes simples, que son benignos, de pared fina y de tamaño variable. La mayoría de ellos son de pequeño tamaño y no producen síntomas ni otros problemas. Son más frecuentes en mujeres y la gran mayoría no requiere seguimiento ni tratamiento.

En algunas ocasiones, bastante más raras, estos quistes pueden ser de gran tamaño (por encima de los 5 cm) o menos grandes pero numerosos, y entonces pueden provocar algunos síntomas como, por ejemplo, molestias abdominales, sensación de saciedad u otros. De forma infrecuente, estos quistes grandes se pueden complicar: si sangran, si se torsionan, si se rompen o si comprimen alguna otra estructura vecina, como por ejemplo la vena porta.

Otras veces, lo que ocurre es que hay múltiples quistes en el hígado. Se trataría de la enfermedad poliquística del hígado, definida por la presencia de cuatro o más quistes. Es una entidad infrecuente y algo peculiar, ya que es hereditaria; la afectación del hígado es más importante y frecuentemente se asocia con quistes en otros órganos como el riñón (la más frecuente, que puede causar insuficiencia renal), el bazo o el páncreas así como alteraciones a otros niveles, por ejemplo aneurismas intracraneales. Al ser hereditaria, es necesario estudiar a la familia.

En otras ocasiones los quistes los produce un parásito ("Echinococcus granulosus") y entonces se denominan quistes hidatídicos. En la población general habitualmente se les conoce como "quistes perrunos". En la mayoría de los casos, también se descubren de modo casual y no producen problemas. En esta situación, es posible que su médico le realice algunas pruebas analíticas y controles ecográficos para tener un estudio más completo. Si están calcificados no suelen requerir tratamiento, pero en algunas ocasiones es necesario administrar algún fármaco contra el parásito, o incluso indicar la cirugía. Existen otras situaciones en las que hay lesiones en el hígado que simulan un quiste o que tienen parte de componente líquido. En estos casos es posible que su médico solicite otras exploraciones complementarias para hacer un diagnóstico correcto (abscesos, neoplasias, cistoadenomas, etc.). En estos casos puede ser necesaria la realización de análisis, pruebas de imagen específicas o punción del líquido de la lesión para su estudio. Los cistadenomas, concretamente, son tumores quísticos benignos del hígado, más frecuentes en mujeres, que pueden en ocasiones hacerse malignos, por lo que se suele indicar tratamiento quirúrgico.

Puntos principales

  • Los quistes hepáticos son lesiones benignas con contenido líquido localizadas en el hígado y que se suelen detectar de forma casual.* La mayor parte de las veces son quistes simples de pequeño tamaño y no requieren seguimiento ni tratamiento.
  • En ciertas situaciones más raras estos quistes pueden ser múltiples, de mayor tamaño, de origen parasitario, hereditarios o de otro origen, lo que puede requerir un seguimiento más estrecho, la realización de otras pruebas diagnósticas y eventualmente un tratamiento médico-quirúrgico.

Seguimiento y tratamiento

Como ya se ha comentado, la mayoría de los quistes son simples y de pequeño tamaño por lo que no requieren seguimiento ni tratamiento. No obstante, en ocasiones su médico le solicitará una segunda ecografía un tiempo después para confirmar que permanecen sin cambios en su tamaño, sobre todo en aquellos que son grandes, parasitarios o múltiples. También, en otras ocasiones, para poder completar el estudio, su médico le solicitará otras pruebas de imagen más específicas como un TAC-Scanner o una resonancia magnética. Muy raramente los quistes requieren tratamiento quirúrgico, y esto ocurre fundamentalmente cuando los quistes son muy grandes y han presentado algún tipo de complicación (rotura, hemorragia, infección,...). Existen diversas técnicas quirúrgicas que se pueden utilizar en función de cada caso concreto (tratamiento percutáneo, fenestración, resección hepática o, excepcionalmente.

Epidemiología

Los quistes hepáticos parasitarios están representados por los quistes hidatídicos que son originados por Echinococcus granulosus. Su frecuencia ha disminuido drásticamente en los países en los que se cumple la normativa de los mataderos por la que se impide a los perros el acceso a las vísceras con quistes. Las enfermedades quísticas no parasitarias del hígado y del árbol biliar intrahepático incluyen entidades que difieren en su etiología, prevalencia, manifestaciones clínicas y gravedad. Algunas de ellas son consecuencia de una malformación congénita de las vías biliares intrahepáticas, hereditaria o no.

Diagnóstico diferencial

  • Absceso: Habitualmente la presencia de síntomas como dolor y fiebre, alteraciones de laboratorio como elevación de la proteína C reactiva, asociado a las características de la imagen (reforzamiento periférico) hacen fácil la distinción en la mayoría de los casos.
  • Quiste hidatídico: Frecuentemente tiene calcificaciones en la pared y pueden distinguirse quistes “complejos”, con quistes más pequeños adyacentes o multiloculados, pared engrosada y ecos internos que corresponden a estructuras parasitarias. La serología para hidatidosis es frecuentemente positiva.
  • Enfermedad poliquística: La presencia de múltiples quistes en el hígado sugieren el diagnóstico de enfermedad poliquística del hígado. La mayoría de las veces se asocia a presencia de quistes renales (enfermedad poliquística renal autosómica dominante, ADPKD). Sin embargo, en otras ocasiones, los quistes se encuentran sólo en el hígado (enfermedad poliquística hepática autosómica dominante).
  • Cistoadenoma: Tumor benigno muy infrecuente. Se diferencia por tener paredes engrosadas y frecuentemente ser multiloculados. Su tratamiento es la resección.
  • Cistodenocarcinoma: Tumor maligno infrecuente, probablemente derivado de la malignización de un cistoadenoma. El tratamiento también es quirúrgico.
  • Tumor necrótico: Algunos tumores malignos metastásicos y ocasionalmente primarios del hígado pueden tener un componente necrótico licuificado que puede asemejar un quiste simple, sin embargo, las imágenes y el cuadro clínico habitualmente permiten diferenciarlos.

En algunos casos persiste la duda diagnóstica en cuanto a la naturaleza del proceso y será preciso realizar una biopsia hepática o incluso una laparotomía exploradora. La presencia de quistes en otros órganos puede orientar hacia la entidad responsable.

Tratamiento

Cuando son asintomáticos no requieren tratamiento. Éste debe instaurarse cuando originan complicaciones. La gran mayoría de los quistes hepáticos simples no requieren tratamiento. Cuando el quiste es grande (mayor de 4 cm), habitualmente se recomienda un control de imágenes, para lo cual habitualmente es suficiente una ecografía. Si el quiste no aumenta de tamaño luego de 2 ó 3 años, no es necesario hacer más controles. En aquellos casos en que el quiste es grande y sintomático, el tratamiento de elección es la cirugía. Si bien existen diversas opciones quirúrgicas, la más utilizada es el destechamiento del quiste, ya sea mediante cirugía abierta o laparoscopía. El drenaje del quiste por punción no es una opción satisfactoria, ya que el quiste se reproduce de regla.

Conclusiones

De acuerdo con su naturaleza, ¿cuáles son los más frecuentes que afectan al ser humano y qué causas principales los originan:

  • Atendiendo a su origen existen dos grupos de quistes del hígado: los parasitarios y no parasitarios. Los primeros, o quistes hidatídicos son causados por un parásito del género Echinococcus. E. granulosos es la especie responsable de la mayoría de los casos humanos. Los segundos son consecuencia de una malformación congénita.

¿Son más comunes los parasitarios o los que se manifiestan por otras causas?

  • Depende de la región geográfica. Los parasitarios son más comunes en los países de todo el litoral mediterráneo, en algunos países de América del Sur, el Sudeste de Australia, Nueva Zelandia, entre otros. Los quistes simples del hígado, uno de los tipos no parasitarios más frecuentes, se ha calculado que lo tiene el 1% de la población mundial.

En cuanto a los parasitarios: ¿qué animales son transmisores de esta dolencia y cómo se produce el contagio?

  • El perro doméstico es el que transmite la enfermedad al hombre. La infección humana se produce por la ingestión de huevos de E.granulosos eliminados por las heces por los perros infectados. El hombre ingiere estos huevos, ya sea tocando a perros con el pelo contaminado o por la ingesta de verduras o agua infectadas. No hay transmisión de persona a persona.

¿Unos y otros quistes presentan similares signos y síntomas? En general, ¿cuáles son las manifestaciones que nos deben alertar?

  • El síntoma principal de unos y otros es el dolor en la parte superior derecha del abdomen, y ante su presencia es cuando debe acudirse al médico.

¿Podrían cursar de forma asintomática? ¿Estas lesiones suelen ser únicas o múltiples?... ¿Cuál es el curso natural de esta afección?'

  • Ambos tipos de quistes hepáticos, que pueden ser únicos o múltiples, cursan en su gran mayoría sin ocasionar síntomas. Su curso clínico es silente durante mucho tiempo.

¿Y en cuanto a sus complicaciones más temidas?

  • En el caso del quiste hepático simple las complicaciones son poco frecuentes, pero la que más se ve es la hemorragia intraquística. Sus manifestaciones clínicas son dolor abdominal intenso y aumento de tamaño del quiste. En los parasitarios, en ocasiones, la enfermedad se presenta por una de sus complicaciones: la rotura del quiste en la cavidad abdominal, o también en las cavidades pleural o pericárdica, lo que hace que la evolución de la enfermedad se torne grave.

¿En qué edades de la vida suelen presentarse?

  • La edad de presentación depende del momento en que se adquirió la infección y de la velocidad de crecimiento del quiste. En algunos casos de quiste hepático simple el tamaño aumenta rápidamente. Esto se observa casi exclusivamente en mujeres de más de 50 años.

¿Qué métodos se emplean para el diagnóstico de certeza de esta enfermedad?

  • El ultrasonido presenta una eficacia diagnóstica óptima. La tomografía axial computarizada también es de gran sensibilidad. En el caso que se sospechen quistes parasitarios, se requiere llegar al diagnóstico del parásito causante y esto se logra mediante pruebas serológicas.

¿Cuál es el tratamiento de elección?... ¿Con qué resultados?

  • El tratamiento quirúrgico es el de elección para los quistes simples que dan síntomas o cuando se complican. En los quistes hidatídicos se utilizan medicamentos antiparasitarios durante un largo período de tiempo.
  • En los quistes de origen parasitario se puede ejercer una verdadera prevención. Las medidas más eficaces implican las campañas de educación. Las acciones preventivas incluyen el tratamiento de los perros y la eliminación de los perros vagabundos e impedir su acceso a los despojos del ganado.

Fuentes