Regimiento Hatuey: indígenas y mambises

Regimiento Hatuey
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Regimiento Hatuey
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Aborígenes cubanos que se unieron a los soldados mambises del Ejército Libertador y que participaron en las batallas libradas contra el ejército colonialista en las guerras independentistas cubanas.
Activa1895-1898
PaísBandera de Cuba República de Cuba en Armas
FidelidadEjército Libertador
RamaInfantería
FunciónExploradores
EspecializaciónRastreadores, combatientes de montaña
EquipamientoFusiles Remington, fusil Máuser de repetición, modelo 1893, machetes, etc.
Disuelta1899
Comandantes
Comandantes
notables
Dionisio Gil, Silverio Guerra.
Cultura e historia
MoteIndios
Guerras y batallas
Guerra Necesaria


Regimiento Hatuey: indígenas y mambises. Destacamento militar conformado por descendientes de los aborígenes de Cuba, la población original que habitaba el archipiélago cubano antes de la llegada de los europeos y que batalló junto a los mambises en las luchas independentistas contra la metrópolis española.

Historia

Aunque en el primer censo hecho en Cuba en el año 1774 no se registraron “indios” cubanos, evidencias históricas sí confirman la existencia de descendientes de los aborígenes en la isla muchos años después. Entre los hechos -de muy poca divulgación como casi todo los referentes a los habitantes originarios cubanos- está la existencia de un cuerpo militar reconocido como el Regimiento Hatuey[1], con participación de combatientes independentistas de origen indígena, casi todos de la ciudad de Yateras,[2] en el oriente de la isla.

A la llegada de los colonizadores ya existían varias comunidades aborígenes en Cuba

Inicialmente eran aliados de los hispanos

Una referencia aportada por el historiador José Sánchez Guerra y recogida por el investigador José Barreiro[3] aborda la original maniobra realizada para atraer al lado independentista a los aguerridos combatientes. Las reseñas históricas que se escribieron sobre ellos los clasifican como hábiles rastreadores que en sus inicios lucharon junto a los españoles, atraídos por promesas de tierras y otras ventajas.

Inicialmente los indios cubanos sirvieron a los colonizadores como guías, rastreadores y efectivos combatientes de montaña.

Las cuestiones de cómo arrebatarle el apoyo indio a las milicias españolas y cómo formar alianza con la comunidad indocubana, eran importantes para la insipiente insurrección. Por abril de 1895, los “terribles indios de Yateras” eran ya un azote para el Ejército Libertador, por su experticia como rastreadores y como enérgicos y bien disciplinados combatientes de montaña. Como fuerza para los españoles, los indios de Yateras podían controlar la importante área oriental de comercio GuantánamoSantiago de Cuba. Inhabilitar a la comunidad india como fuerza de lucha era una formidable y poco envidiable tarea para las fuerzas de Liberación, cuando la Guerra de Independencia se ponía en marcha en 1895.

Con sus exploradores indios del área de Caridad de los Indios, un enclave taíno de larga data, este particular grupo español fue mortalmente efectivo. A mediados de abril, poco después de que desembarcaran para comenzar la insurrección, dos de los hermanos Maceo (Antonio y José) fueron emboscados y casi aniquilados por los indios de Yateras al mando de Pedro Garrido. Un tercer general insurrecto, Flor Crombet,[4] quien desembarcó con los Maceo, murió en esta emboscada y los rastreadores de Garrido mantuvieron una tremenda presión contra el incipiente ejército cubano.

El pesar de Martí

Martí lamenta la muerte de Flor Crombet a manos de los terribles indios de Yateras.

Poco antes de ser ultimado por las balas españolas, José Martí pasa la noche en un bohío indio. Escribe en su diario de campaña sobre su anfitriona indígena, Domitila,

“mujer india, ojos ardientes, ágil y buena… salta al monte y trae un jardín de tomates, cilantro, orégano, hierbas…” “¿Pudiera ser cierto,” también escribe, al escuchar de las emboscadas contra los Maceos, “que Flor Crombet, Flor el gallardo, esté muerto[5]? … ¿que los indios de Garrido causaron tal traición...?

Martí muere el 19 de mayo de 1895, pero no antes de pedir a los hermanos Maceo, ambos líderes de ejércitos considerables, que hicieran lo posible por reclutar a los indios rastreadores de Yateras y que así dejaran de servir a los españoles.[6]

Servían a los españoles por espúreas promesas

Sobre esta postura en apoyo a las tropas españolas muchos podrán preguntarse cómo pudieron apoyar a los invasores que los habían sumido en un sistema de esclavitud. La interrogante puede tener diversas respuestas. Pero una que parece muy lógica es la del investigador Roberto Valcárcel Rojas. El estudioso recuerda que España había dado algunos beneficios a los indios en torno a los cuales muchos habían construido parte de su forma de vida y por tanto no veían en la guerra potencialmente un cambio positivo.[7]

Pero como eran considerados un factor importante en el control de espacios del oriente de la isla, la combatiente independentista Cristina Pérez, una comadrona y espiritista cubana de origen catalán recibió la instrucción de convencer a los indígenas de pasarse al lado mambí. El 13 de mayo de 1895 se reunió con varios caciques y ante ellos realizó una sesión espiritista. Al caer en trance habló por su intermedio uno de los ancestros de los aborígenes.

La comadrona Cristina

La comadrona Cristina Pérez convence a los indios de unirse a los mambises

En una investigación publicada en 1998 Sánchez Guerra[8] recoge la versión escrita por el doctor Luis Morlote de las palabras del espíritu del cacique escuchadas en la voz de la comadrona Cristina:

«En el gran reloj del universo está señalado que la hora de la independencia nacional cubana está al alcance de la mano. A solo unas pocas leguas de aquí está acampado uno de los más famosos generales de la guerra de liberación, el gran Antonio Maceo. Yo estoy con él, y ya que ustedes están conmigo, les pido que, fortalecidos por la memoria de las persecuciones sufridas por nuestra raza victimizada, en vez de continuar la guerra contra él, unan sus fuerzas, bravos y decididos, para luchar por la redención de Cuba, el país de ustedes, porque la hora está cerca y es necesario que Cuba sea libre.”
José Maceo antes perseguido por los indios de Yateras ahora informa que apoyan a los mambises.

Los caciques se retiraron a la montaña por toda una noche a encontrarse con su gente. Cristina esperó en un bohío local, temiendo lo peor, quizá incluso su muerte si los indios de Yateras se decidían en contra de su intento. La llamada llegó al alba. Los caciques estaban listos con una respuesta: sus contingentes se alinearían ante Cristina, armados y prontos a unirse a la revolución. En las siguientes cuarenta y ocho horas, ya estaban en el campamento de Antonio Maceo, algunos tomando parte inmediatamente en la Batalla de El Jobito, el 15 de mayo y constituyendo una notable adición al Ejercito Libertador hasta 1898, cuando finalizó la guerra. Cristina Pérez y su esposo recibieron el rango de capitán. En carta fechada el 21 de julio de 1895, José Maceo escribe al tesorero de la junta insurrecta, Benjamín Guerra, en Nueva York:

...los indios de Yateras han pasado a las tropas insurrectas...

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Caciques mayores y menores

Es importante resaltar algunos elementos de esta historia. Uno de ellos es la relación sentimental de la comadrona y espiritista con un «cacique menor» (Ramón Ramírez Suárez). Otro es la presencia de «varios caciques mayores y menores» en la ceremonia. Ello evidenciaría que se trataba de una estructura integrada no por descendientes mestizos de indígenas sino de personas que tenían la conciencia del origen y conservaban aspectos de la organización social de sus antepasados, los taínos[9] que encontró Cristóbal Colón[10] al llegar a la región oriental de la isla.

De modo que, de aceptar la versión del doctor Morlote, testigo de ese singular acontecimiento, de acuerdo con Sánchez Guerra, no se trataba de campesinos cubanos con rasgos indígenes heredados, como pueden verse todavía sobre todo en la zona oriental de Cuba. Eran comunidades considerdas a si mismas «indios», como era la denominación acuñada por España para los aborígenes americanos.

Batalla de Sao del Indio

Naturalmente, los combatientes de Yateras se incorporarían al Regimiento Hatuey[11], reclamando el nombre del primer cacique rebelde taíno en Cuba[12], quién fue ejecutado por los españoles en 1513. El nombre no se había aún formalizado como un regimiento, cuando bajo el mando del oficial rebelde dominicano Dionisio Gil y con el joven teniente Silverio Guerra incorporado dentro de sus filas, pelearon en la importante batalla de Sao del Indio, el 31 de agosto de 1895. El grupo indio de las montañas de Yateras, los clanes Ramírez y Rojas, así como otras familias de descendientes, marcharon con el Regimiento Pineda –más tarde el Hatuey–, y bajo sus órdenes entraron en ese conflicto crucial de la temprana guerra, que se conoció como la Batalla de Sao del Indio[13].

El regimiento indio fue uno de las varias docenas que pelearon bajo el mando del ilustre hermano guerrero de José, Antonio Maceo, el “Titán de Bronce” de las fuerzas cubanas. El General Antonio cuyo ejército por aquel tiempo sumaba unos seiscientos hombres armados, estaba en operaciones cerca de Santiago de Cuba a finales de Agosto de 1895, cuando recibió la noticia de que unos mil doscientos españoles, con dos piezas de artillería, tenían sitiado cerca de Guantánamo a su hermano el General José y treinta hombres más. Antonio ordenó una marcha nocturna de cuarenta millas a través de las montañas y llegó temprano a la mañana siguiente cuando los españoles comenzaban su ataque[14].

Los indios de Yateras ahora, Regimiento Hatuey, fueron de gran utilidad en el enfrentamiento a las tropas españolas.

La batalla de Sao del Indio duró treinta y seis horas. Las tropas cubanas, peleando con los estómagos vacíos y luego del extenuante viaje nocturno sin dormir, cargaron a caballo, blandiendo machetes contra el cañón y la infantería españoles. Dos grandes cañones españoles hicieron estragos con veintitrés certeros disparos. Antonio Maceo ordenó al comandante Gil y al emergente Regimiento Hatuey arremeter contra la artillería española, lo que hicieron con una carga al machete que expulsó al equipo de la batería.

“El Regimiento Hatuey atacó desde el flanco derecho... compuesto en su mayoría por las guerrillas aborígenes de Yateras, quienes con sus armas se pasaron a nuestro lado...”.

(Padrón Valdés, 217)

Con cerca de cien hombres, el Regimiento Hatuey amarró cuerdas a los cañones, intentando sacarlos del espeso fango. Resultó ser una tarea imposible y el regimiento fue sitiado durante la mayor parte del día, mientras defendía las piezas de artillería. Sufrieron muchas bajas.

“Esas guerrillas se comportaron heroicamente en su debut como patriotas... eliminaron a los encargados del cañón y lo tomaron, pero no pudieron moverlo de su sitio, lo que dio a los españoles tiempo de fortificar el área... [los] refuerzos diezmaron al Regimiento Hatuey... hasta que el General José pudo ver lo que estaba sucediendo y ordenó la ayuda forzando a ese flanco enemigo a retirase a su centro...”

(Padrón Valdés, 218).

La batalla resultó en 327 bajas españolas y unas cuarenta por parte de los cubanos[15]. Sobrevivientes de la Batalla de Sao del Indio, como el Teniente Silverio Guerra, nacido en Yateras, y otros del Regimiento Hatuey, continuaron sirviendo en el ejército insurrecto hasta el fin de la guerra contra España. Junto con la escaramuza de Peralejo, la Batalla de Sao del Indio fue crucial en la temprana conformación de la confianza y la disciplina de las fuerzas que encabezarían, durante el siguiente año, la gran campaña occidental del General Maceo hacia La Habana.

Mantuvieron operaciones en la zona Guantánamo–Santiago de Cuba

Mientras unos pocos de los combatientes de Yateras fueron a occidente formando parte de la histórica campaña de Maceo, el grueso del Regimiento Hatuey, bajo el mando de Silverio Guerra, sostuvo operaciones en la zona Guantánamo–Santiago de Cuba. Guerra había sido elegido para la “invasión” occidental por Maceo, pero una grave herida en la Batalla de Los Plátanos (Noviembre de 1895), lo incapacitó y estaba en recuperación cuando el ejército de Maceo se puso en marcha.

No obstante, el servicio de Silverio Guerra con los contingentes indocubanos del Regimiento Hatuey continuó a lo largo de la Guerra de Liberación. “El Coronel de las Montañas” –como es conocido en la región de Guantánamo– y el Regimiento Hatuey, participaron en varias misiones y batallas hasta el final de la guerra en 1898. En marzo de 1896, el Regimiento Hatuey salvó un importante cargamento de tres mil rifles que habían desembarcado en la costa debido a la persecución española. En mayo, derrotaron a las fuerzas de Garrido, el temido comandante español. En julio, estuvieron al lado del General José Maceo cuando fue abatido en su caballo y muere en Loma del Gato. En octubre, en la Batalla de Revancha de Romelié, el regimiento, con su venerada comadrona Capitana Cristina peleando en sus filas, derrotaron a una tropa de voluntarios españoles.

La entrada de E.U.A. a la guerra en 1898

Con la entrada del ejército de E.U.A. en el conflicto cubano-español, el Regimiento Hatuey fue disuelto en 1899, junto con el resto del Ejército Libertador.

Los Estados Unidos entraron a la guerra en 1898 y, con la derrota de los españoles solo meses atrás, el Ejército Libertador fue confinado a cuarteles cerca de Guantánamo. No le fue permitido marchar a Santiago luego de la rendición española. El indigno trato por parte del Ejército Norteamericano generó mucho resentimiento. Pasaron meses antes de que al Ejército Libertador cubano le fuera permitida la entrada en la ciudad. Junto con el resto del Ejército Libertador, el Regimiento Hatuey fue disuelto en 1899.

La comunidad india de Yateras ha sido documentada por el profesor Manuel Rivero de la Calle (Habana) y otros. Existen otros enclaves de la población nativa por todo el oriente cubano, aunque menos estudiados. A esto se suma que la cultura popular guajira en las regiones de Camagüey y Oriente está profundamente impregnadas de la cultura y tradiciones taínas.

Descendientes taínos

Entre los descendientes taínos encontrados por Rivero de la Calle en sus primeras expediciones en 1964 estaba el anciano Ladislao Rojas, conocido como el “Cacique Ladislao” por sus parientes indios en la comunidad montañosa guantanamera de Caridad de los Indios. El Cacique Ladislao, fotografiado en 1964 a la edad de noventa y dos años y abuelo del actual cacique Francisco (Panchito) Ramírez, fue un veterano de la Guerra de Independencia. Ladislao aparece en el registro de Carlos Roloff de veteranos de aquella gesta.

La historia, cultura e identidad de los ancestros indocubanos está ciertamente viva en las montañas orientales de Cuba. Los eruditos que casualmente usan la palabra “extinción” al referirse a la herencia taína deberían reconsiderar la incorrecta negación de la presencia india en la nación cubana. Como escribió Martí:

“Deberían callar y aprender”.

Pese a su aporte a la independencia nacional y a constituir un hecho demostrativo de la presencia indígena en la isla mucho después de haber sido decretada su extinción, la historia del Regimiento Hatuey es un hecho casi olvidado. Como otros aportes aborígenes a la nacionalidad.

Referencias

Véase también

Bibliografía

  • Padrón Valdes, Abelardo. "El General José. Apuntes Biográficos". Editorial de Arte y Literatura. Instituto Cubano del Libro. La Habana, 1973, pp. 217-218.
  • Casasus,Juan J. E. "La Invasión: Estudio Crítico-Militar”. Academia de la Historia y Academia Militar de la República. La Habana, 1950
  • Barreiro, Jose. (2004). Beyond the Myth of Extinction: The Hatuey Regiment. KACIKE: The Journal of Caribbean Amerindian History and Anthropology [On-line Journal].
  • Indigenas e indios en el Caribe: Presencia, legado y estudio (Los indigenas mas alla de Colon) (Volume 1) (Spanish Edition)
  • Sánchez Guerra, José. La Capitana del Regimiento Hatuey. El Mar y La Montaña. Octubre 30, 1998
  • Guerra, Ramiro. Manual de Historia de Cuba, Habana, Cultural, S.A. 1938
  • Brito, Luis. Señores del Caribe. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, 2006
  • Tabío, Ernesto E. Arqueología, agricultura aborigen antillana. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, 1989:
  • González Saucerio, Julio César. La Evangelista. Editorial El Abra, Isla de Pinos, 2002
  • Gutierrez, Gustavo. Dios o el Oro en las Indias. Ediciones Sígueme, Salamanca, 1990
  • Rodríguez Exposito, César. Hatuey, el primer libertador de Cuba. Editorial Cubanacan, Apartado '97, la Habana, 1944
  • Azcarate Rosell, Rafael. Historia de los Indios de Cuba, Seoane Fernández y Cía, La Habana, 1937
  • García Valdés, Pedro. La civilización taína en Pinar del Río. Academia de la Historia de Cuba, Imprenta el Siglo XX, 1930

Fuentes