Relaciones Afganistán-Cuba

Las relaciones entre la nación asiática Afganistán y la República de Cuba tuvieron su momento de mayor solidez durante la época de la República Democrática de Afganistán (1978-1992).

El 24 de septiembre de 1975, Cuba estableció relaciones diplomáticas con Afganistán, entonces bajo el régimen de Daud.[1]

En 1978, luego de la Revolución de Abril, el Presidente Nur Muhammad Taraki visitó La Habana para asistir a la reunión del Movimiento de Países No Alineados. También el Primer Ministro Jafizulá Amín llegó a Cuba y se entrevistó con el Presidente Fidel Castro. El ex ministro de finanzas afgano Abdul Karim Misak señaló que Amín hablaba con frecuencia y entusiasmo de Fidel, mostrándose celoso de su autoridad, popularidad y pasado heroico.[2] El líder histórico de la Revolución Cubana recordó al político afgano años más tarde así, en el libro Fidel Castro: biografía a dos voces:

«Ignacio Ramonet: Usted conoció a algunos líderes marxistas que tuvieron, en el poder, un comportamiento detestable y criminal. Pienso, por ejemplo en Hafizullah Amin, de Afganistán, y en Ieng Sary, de Kampuchea, coautor del genocidio de Camboya en 1975. ¿Qué recuerdo conserva de ellos?
F.C.: En Afganistán, en 1979, Amin, que era primer ministro, lideró un grupo secreto que conspiró contra el presidente Muhammad Taraki, mientras éste estaba precisamente de visita en La Habana, y en pocos días, en julio de ese año, produjo en Kabul una conspiración palaciega que terminó con la muerte de Taraki, a quien asesinaron en secreto, y con la toma del poder por Amin, que se convirtió en presidente. Ese asesinato, desaprobado por Brezhnev, conduce a la intervención de los soviéticos en diciembre de 1979.
Amin era un personaje en cierta forma parecido a Pol Pot. Nosotros habíamos tenido oportunidad de conocer a Amin en abril de 1978, después del triunfo de la revolución en Afganistán. ¡Usted no podía imaginar persona más amable![...]
He tenido, en efecto, el extraño privilegio de conocer en apariencia algunos personajes en apariencia perfectamente normales, bien educados, con una cultura occidental, graduados en Europa o Estados Unidos, y que después hicieron cosas espantosas, abominables. Es como si, en cierto momento, la gente se volviese loca. Parece que hay personas cuyas neuronas cerebrales no están adaptadas para la complejidad de los problemas que surgen en un proceso revolucionario. Y cometen ignominiosos actos de locura que no cesan de asombrarme.»[3]

En 1980, poco después de la entrada del contingente militar soviético (ocurrida a raíz de la agresión imperialista a través de los muyahidines —rebeldes fundamentalistas—), Cuba inició una serie de negociaciones tendientes a solucionar el conflicto en Afganistán. Dicha misión estuvo a cargo del Ministro Isidoro Malmierca y se desarrolló por estar en ese momento la isla caribeña al frente del Movimiento de Países No Alineados.[4]

Entre 1980 y 1986, durante la presidencia de Babrak Karmal, más de cinco mil militares cubanos estuvieron presentes en Afganistán, instruyendo al ejército de ese país en su lucha contra los bandidos (como eran conocidos los muyahidines).[5]

También la Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina, cuya sede se encuentra en Cuba, realizó actividades en solidaridad con Afganistán, como el siguiente afiche:

OSPAAAL solidaridad con Afganistán.jpg

En 1984 se fundó, gracias a la ayuda cubana, el Departamento de Español de la Universidad de Kabul. Ocho profesores de Cuba enseñaron allí y luego se agregaron cinco afganos, tres de los cuales eran mujeres que se vieron privadas de su trabajo durante el gobierno talibán (1996-2001).[6]

En 1988 Fidel se reunió con el Presidente Muhammad Nayibulá.[7] El cubano le recomendó al afgano que se distancie del premier soviético Mijaíl Gorbachov.[8]

En los '90 las relaciones entre ambos países estuvieron suspendidas por la guerra afgana.[9]

Referencias