Relojes en Holguín

Relojes en Holguín
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Reloj situado en el parque Calixto García.
Lugar:Holguín
Descripción:
Los relojes en la ciudad de Holguín no solo constituyen un objeto práctico y necesario sino que además forman parte de la historia de esa ciudad, constituyen un patrimonio de esa provincia.
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba
Ejecutores o responsables del hecho:
Juan Reina,Manuel Lahens Jiménez de Castro,Manuel Avilés Lozano,Manuel Lahens.


Relojes en Holguín. Para los holguineros los relojes de los parques San José y Calixto García son parte de su patrimonio del cual no pueden prescindir, pues ellos marcan el palpitar de la vida de esta ciudad segundo a segundo en toda época y circunstancia.

Antecedentes

Para saber la hora, los primeros habitantes de la ciudad se regían primero por las campanadas de la Iglesia San Isidoro. Así, el ave María al amanecer, el toque del mediodía a las doce y el ángelus al anochecer. El rezo del rosario, la llamada al catecismo, a la primera y a la segunda misa servían de guía para saber la hora.

Desde la época del teniente gobernador Francisco de Zayas (1816-1833), aunque algunos dicen que desde antes se valía de la campana de la Real Cárcel, en el barrio de San Isidoro. Por medio de ella se daba el tiempo de los cambios de guardias.
Holguín carecía de hora oficial. Los vecinos se dieron a la tarea de comprar e instalar un reloj y no había lugar más apropiado que la torre de la Iglesia San José y después el de la torre del Cine Martí. Cada uno de estos relojes tiene su historia. Fueron colocados en épocas diferentes y tienen en común que fueron comprados con el concurso de los holguineros.

Historia del reloj del parque San José

El 11 de noviembre de 1842 comenzó a marcar el tiempo para la vida de la ciudad. En 1910 resultó seriamente dañado por una descarga eléctrica. Corrían los años de la década del veinte y Holguín no tenía su reloj. Los holguineros emprendieron el camino para conseguir reponerlo y además comprar otro.
El primer reloj llegó desde Alemania en 1926, por piezas desmontables, de cuatro esferas y números romanos, con un costo de $1 902.38. Su instalación requería de nuevas inversiones y no había dinero para pagarlas.
Dos ilustres vecinos de la ciudad, Manuel Lahens Jiménez de Castro, relojero oriundo de Baracoa y Juan Reina, carpintero, reforzaron la bóveda de la torre de la iglesia San José, le hicieron el tragante de luz e instalaron el reloj de manera gratuita. Comenzó así, en 1928 a marcar el ritmo de los holguineros.

Historia del reloj del parque Calixto García

El segundo reloj llegó a Cuba procedente de Alemania el 4 de marzo de 1929. Su costo fue de $844, de una sola esfera. Inicialmente aparecía como propiedad de Manuel Avilés Lozano e hijos, realmente fue costeado en gran parte con el dinero recaudado en funciones de beneficio ofrecidas en el propio cinematógrafo.
Tardó algún tiempo en instalarse en la torre del cine Martí, pues no existía dinero para la obra. Con el esfuerzo popular Manuel Lahens logró instalar el reloj.

Reparación y conservación de los relojes

El reloj es un mecanismo que necesita de un especialista que se ocupe constantemente de él. Por el de San José velaba voluntariamente Don Antonio de la Carrera. En 1846 se rompió y lo arregló el maestro relojero José María de la Peña. En 1847 Carrera le pidió al cabildo que contratara a un personal fijo para que lo atendiera. Así, hasta que apareciera un especialista se contrata al platero Juan de Dios Osorio, se le entrega la llave y se le fijan dos pesos mensuales por el trabajo de limpieza y arreglo del reloj.
Desde fines del Siglo XIX hasta 1910, el relojero que se ocupó de él fue Saturnino García Zaballa, quien había estudiado el oficio en Suiza.
El maestro Manuel Lahens se hizo cargo de los dos relojes alemanes desde que los instaló. La alcaldía le planteó que para mantenerle el reducido salario debía de entregar su cédula y otra más, Lahens no acepta y le entregó las llaves a su amigo, el carpintero Juan Reina, a quien enseñó a darle cuerda.
En la memoria de muchos holguineros aún pervive la imagen del anciano ayudado por jóvenes en la tarea de no dejar detenerse ningún reloj, aunque Manuel Lahens lo seguía de cerca y no conforme con ello le transmitió sus conocimientos a su hijo José Lahens Tardo quien le hizo una reparación capital y los atiende desde principios de 1960.

Fuente

  • Guerra Ávila, María Julia. El tiempo de los holguineros. Revista Holguín. 2005.
  • Albanés Carballo, Juan. Colección facticia .t6.