Ricardo Balaca
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Ricardo Balaca. Pintor español cuyos temas principales fueron las escenas de batallas.
Síntesis biográfica
Durante su primera infancia vivió en Portugal, Francia e Inglaterra debido al exilio, por razones políticas, de su padre, el pintor José Balaca. En 1850, la familia regresó a Madrid. Inició su formación artística en el taller familiar. Estudió en la Academia de San Fernando. Fue discípulo de Federico Madrazo. Su carrera tuvo como escenario la corte, donde recibió varias menciones honoríficas en exposiciones nacionales.
Destacó muy joven por sus capacidades para el arte y en 1858 participó por primera vez en la Exposición Nacional de Bellas Artes (España), donde obtuvo mención honorífica. Se casó con Teresa Vergara Domínguez, con quien tuvo tres hijos. Su hermano Eduardo Balaca fue también un reconocido pintor.
Aunque es autor de cuadros de género, varios lienzos de tema religioso y algunos retratos, como el de Amadeo de Saboya, Ricardo Balaca es conocido sobre todo por sus obras de carácter bélico, género en el que se especializó desde muy joven y del que constituye uno de los mejores cultivadores españoles del siglo XIX. En ellas se muestra como un hábil organizador de masas, un diestro captador del movimiento y un meticuloso reproductor de la indumentaria militar. Su prestigio en este campo le valió la comisión en 1876, por parte del Ministerio de la Guerra, para acompañar como cronista gráfico a Alfonso XII en el frente del norte.
Muy destacables son sus trabajos para las principales revistas ilustradas de la época, a las que no solo proporcionó dibujos de carácter militar, sino también escenas costumbristas, alegorías, tipos populares, etc.
También ilustró obras literarias como el Quijote, que publicó la editorial Montaner y Simón, y que la muerte le impidió completar.
Fallecimiento
Murió prematuramente con solo 37 años el 12 de febrero de 1880 en Aravaca, Madrid, España.
Fuentes
- Ricardo Balaca. En: Pintura Española del Siglo XIX del Museo de Bellas Artes de La Habana. Fundación Cultural MAPFRE VIDA, p. 129.
