Sangramiento digestivo bajo

Sangramiento digestivo bajo
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Sangramiento digestivo bajo, es el que proviene del colon y de las últimas porciones del intestino delgado, y se traduce clínicamente por la expulsión de sangre roja y rutilante por el ano. Puede confundirse a veces con algunos sangramientos provenientes de porciones más altas del tubo digestivo, que por su intensidad o por tener un tránsito intestinal acelerado no se manifiestan con las características de una melena, sino que pueden aparecer como sangre roja y poco digerida.

Etiología

El sangramiento digestivo bajo puede deberse a numerosas causas y para clasificarlas se han adoptado diferentes formas. Una de ellas se basa en la localización de la lesión ya sea en el intestino delgado o en el grueso, incluido el año.

  1. Divertículo de Meckel.
  2. Invaginación intestinal.
  3. Trombosis mesentérica.
  4. Tumores benignos.
  5. Fiebre tifoidea.
  6. Vólvulos.
  7. Enteritis inespecíficas.
  8. Tuberculosis intestinal.
  9. Enteritis regional.
  1. Hemorroides.
  2. Fístulas anales.
  3. Fisuras.
  4. Diverticulosis y diverticulitis.
  5. Tumores benignos y malignos.
  6. Colitis bacteriana.
  7. Colitis ulcerativa idiopática.
  8. Parasitismo intestinal.
  9. Prolapso rectal.
  10. Angiodisplasia.
  11. Traumatismos.
  12. Endometriosis.

Cuadro clínico

El síntoma predominante en el sangramiento digestivo bajo es la expulsión de sangre roja por el ano, cuya magnitud y persistencia puede provocar una anemia aguda con todo el cuadro acompañante de palidez cutaneomucosa, sudoración y frialdad de los tegumentos, taquicardia e hipotensión arterial, o por el contrario, anemias menos acentuadas por tratarse de sangramientos pequeños y repetidos. Los sangramientos pueden ser agudos si su evolución es de horas o pocos días, y crónicos cuando su aparición y persistencia se remonta a semanas o meses. Según su intensidad, pueden considerarse como grandes o masivos, cuando la pérdida de sangre, por lo general ininterrumpida, alcanza entre 1 500 y 2 000 ml en 24 horas y moderados o pequeños cuando su intensidad no alcanza los límites mencionados. En la práctica los sangramientos digestivos bajos adoptan dos formas clínicas:

  1. Sangramientos crónicos, escasos, que afectan poco el estado general.
  2. Sangramientos agudos, en cantidad abundante o moderada, que repercuten rápidamente en el estado hemodinámico del paciente.

Exámenes complementarios

En los casos de sangramiento agudo se indican de urgencia los análisis de laboratorio encaminados a conocer las alteraciones hematológicas y de volumen producidas, así como la clasificación del grupo sanguíneo y Rh. En los sangramientos pequeños y crónicos se ordenarán también los exámenes de laboratorio indispensables para establecer un estudio más completo.

  • Exámenes endoscópicos: dentro de este grupo están incluidos la anoscopia, la rectosigmoidoscopia y la colonoscopia. Nunca se insistirá lo suficiente en la importancia de estos exámenes instrumentales. estos estudios brindan la posibilidad de encontrar lesiones hemorroidales y neoplasias en el recto, así como visualizar los cambios ocurridos en la mucosa que orientan a sospechar una afección inflamatoria de diferentes causas. Además permite determinar que el sangramiento proviene de zonas superiores al nivel de observación del aparato, y ofrecen la ventaja de poder obtener muestras para estudios histopatológicos, microbiológicos y parasitológicos.
  • Exámenes radiográficos: el abdomen simple en todas las posiciones está indicado cuando se sospechan afecciones agudas intestinales como la trombosis mesentérica, la invaginación y el vólvulo. También el colon por enema de bario, solo o combinado con aire, se realiza a fin de demostrar la presencia de divertículos, tumores, pólipos, colitis ulcerativa, estenosis inflamatorias, etc.
  • Otro de los procedimientos que pueden emplearse es la angiografía selectiva de las arterias mesentéricas, capaz de determinar el lugar del sangramiento, sobre todo en los de tipo agudo cuyo volumen se produzca a razón de 1 a 1.5 ml/min. Este examen también también puede demostrar la presencia de angiodisplasia o ectasia vascula, lesión degenerativa o anomalía congénita que, según refieren algunos autores, es tanto o más frecuente que los divertículos como causa de sangramiento del colon o intestino delgado.

Tratamiento

En caso de enterragias masivas, el tratamiento estará encaminado fundamentalmente a reponer las pérdidas hemáticas mediante la administración de transfusiones de sangre. Debe ponerse en reposo el tracto digestivo suspendiendo la vía oral y sustituyéndola por una hidratación parenteral adecuada; pueden administrarse relajantes de la fibra muscular lisa excepto en los casos de las posibles afectaciones causantes de un abdomen agudo quirúrgico. Con las medidas explicadas, por lo general el sangramiento cesa y permite realizar los exámenes radiográficos enunciados anteriormente. Pero si el sangramiento se mantiene se tratará de llegar al diagnóstico urgente mediante los estudios endoscópicos y radiográficos citados, para proceder posteriormente a la intervención quirúrgica, siempre que estén presentes las condiciones siguientes:

  • Paciente que se mantiene en estado de shock a pesar de todas las medidas tomadas.
  • Paciente al cual se le han transfundido 1 500 o 2 000 ml de sangre en 24 horas y el hematócrito y la hemoglobina se mantiene en cifras iguales o inferiores a 27% y 7g, respectivamente.
  • Paciente con sangramiento continuo que sobrepase de las 48 o 72 horas, aunque no cumplimente los requisitos anteriores.

Fuente