Sergio Dopico Valle
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Sergio Dopico Valle. Destacado revolucionario pinareño y mártir de la Revolución Cubana.
Actividades revolucionarias
En esta dura vida de batalla por la subsistencia cumple Sergio los 18 años comenzando a trabajar en una máquina de aserrar madera, ganando 1.50 pesos al día trabajando 12 horas.
En dicho aserrío en el año 1956 se inicia en la lucha clandestina contra la dictadura de Fulgencio Batista. Participa en el traslado de armas y otra actividades junto a dos de sus hermanos.
En el año 1958 pasa a trabajar en el aserrío de madera de Marbajitas en La Palma. En dicho aserrío junto a otros compañeros continúa sus actividades revolucionarias. Por las noches cuando disponía de tiempo trataba de estudiar, ya que cuando niño no pudo aprender a leer y escribir por no existir escuelas donde residía, cosa muy peculiar en los campos cubanos antes de 1959.
Muerte
El día 8 de diciembre cuando se encontraba aserrando maderas , los esbirros del cuartel de La Palma sorprendieron al capitán rebelde Titule y sus compañeros que tenían su campamento cerca del aserrío, los cuales estaban en contacto con Sergio y los hermanos Cruz.
Los soldados abrieron fuego contra los rebeldes, resultando herido un sargento del ejército de Batista. Sus acompañantes lo recogieron y lo trasladaron para La Palma.
A los pocos minutos regresaron con un camión de Casquitos, prendiéndole fuego al aserrío y acto seguido, salieron en busca de los trabajadores disparando, deteniendo a Sergio y a los hermanos Cruz que no tuvieron tiempo de ocultarse.
Sergio y los demás compañeros fueron conducidos al cuartel de La Palma y después de torturados los asesinaron cobardemente esa noche. Los enterraron en el solar del cuartel, a los tres días los sacaron de ahí y los trasladaron para un lugar cercano al Central Manuel Sanguily donde los depositaron debajo de una alcantarilla.
Al triunfo revolucionario fueron rescatados sus cadáveres, ya en avanzado estado de descomposición, pudiéndose recuperar los mismos en pedazos solamente, e identificarlo solo por medio de sus zapatos, recibiendo sus restos la agradecida tierra cubana y acompañados por todo el pueblo en conmovida muestra de dolor y consternación por tan alevoso asesinato.
