Sucesos del 27 de enero de 1958 en Sagua la Grande

Sucesos del 27 de enero de 1958 en Sagua la Grande
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Fecha:27 de enero de 1958
Lugar:Sagua la Grande


Sucesos del 27 de enero de 1958 en Sagua la Grande En una fecha como esta Idalberto Revuelta Díaz, es asesinado por los esbirros de Batista en Sagua la Grande. Su sepelio fue una grandiosa manifestación de duelo popular y una vibrante demostración del repudio del pueblo a la tiranía. Su entierro fue reconocido en la historia por la participación de la gran multitud de sagüeros.

Los sucesos

Hallándose Idalberto, en la trágica noche del 26 de enero de 1958, reunido con un grupo de amigos alrededor de las siete de la noche, en la esquina de Plácido y Colón vino a solicitar su ayuda uno de sus compañeros de lucha contra la derrocada dictadura para la colocación de una bomba en la esquina de las calles Enrique José Varona y Solís. Al llegar al lugar antes mencionado fueron sorprendidos por los miembros de la fuerza pública, procediendo éstos a la detención y registro de él y su compañero, pues los otros tuvieron oportunidad de escapar. Idalberto al verse acorralado por los miembros de la fuerza pública antes citados, hizo resistencia muriendo al instante en la acción su compañero Raúl Fuentes. Idalberto peleó con todas sus fuerzas aunque estaba desarmado poniéndole fuera de combate un golpe propinado con la culata de un revólver. Así inconsciente, fue trasladado al edificio de la jefatura de Policía. En una esquina próxima se encontraba el doctor Rubén Badías que vio cuando el joven era introducido en la Jefatura. La pobre madre acudió a las oficinas policiales pero le negaron que Idalberto estuviese allí, por lo que decidió marcharse pensando que, a lo mejor, su hijo hubiera logrado escapar junto con sus otros compañeros. Al ausentarse de allí, su hijo fue sacado de donde lo tenían oculto, sentado en un banco, emprendiéndole a golpes con un vergajo. De allí fue llevado a la cámara de torturas de la Jefatura, siendo sentado en una macabra silla que tenían preparada para los desdichados presos revolucionarios. Allí se procedió a torturarle hasta el grado máximo. Idalberto murió a causa de los atropellos de esos malvados hombres que no pudieron arrancar de sus labios ni una frase comprometedora para sus compañeros. En la madrugada del 27 de enero fue conducido al lugar conocido por el Desvío de Sagua a Sitiecito, arrojándole en una cuneta y dándosele tres tiros a su cadáver. Esa tarde los miembros de la fuerza pública llevaron el cadáver al Necromio del Hospital de esta ciudad como si ellos nada hubieran hecho.

Sepelio

El día siguiente, aniversario del natalicio del Apóstol, fue el sepelio de Idalberto Revuelta. El pueblo de Sagua se sumó al cortejo en que marchaban los compañeros de la víctima y gran número de mujeres vestidas de negro. Se paralizó el tránsito y se cerró el comercio. La fuerza pública quiso intimidar a los componentes del fúnebre cortejo, rastrillando sus rifles, pero el pueblo sagüero se mantuvo firme y acompañó a Idalberto hasta su última morada.

Véase también

Fuente

  • Revista Bohemia. Año 51 No 15. La Habana. Abril 12 de 1959