Central Pepito Tey

Central Pepito Tey
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Obra Arquitectónica  |  (Central)
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Descripción
Tipo:Central
Localización:Cienfuegos, Bandera de Cuba Cuba
Datos de su construcción
Inauguración:1820

Central Pepito Tey. Construido en las cuencas del Arimao y del Caunao, tierras del corral “San Antón” que fuera propiedad de Don Agustín Santa Cruz, en lo que es actualmente la provincia cubana de Cienfuegos. Fue, originalmente, el Central Soledad, y perteneció desde finales del siglo XIX hasta el Triunfo de la Revolución Cubana al acaudalado estadounidense Edwin Farnsworth Atkins.

Fundación y evolución

En el año 1820, se funda el Central “Soledad del Muerto”, por Juan Bautista Sarría. Este acaudalado vecino de Trinidad, llegó a la zona con su familia y todos sus esclavos en 1860. Fue propietario de 6 ingenios en la comarca y varios inmuebles. "Soledad del muerto" es el cuarto ingenio que se funda en la zona, después del "Nuestra Señora de Regla", el "Nuestra Señora de la Candelaria" y el "Concepción".

Su fundación inició un lento proceso de expansión azucarera en la década de 1830 , siendo de destacar que se considera a Sarría como la avanzada inversionista del grupo de los ociosos capitales trinitarios. Eran ricos y poderosos a tal punto que Domingo, nieto del fundador, según la tradición oral herraba sus caballos con plata y era tanto su lujo que muchos en esa época lo consideraban miembro de la familia real.

En 1869, al efecto de construirse la iglesia de Cienfuegos, se contó con un donativo de Las Campanas y un manto de azul celeste, bordado de oro puro, por parte de Doña Mariana Albis de Sarría desde Barcelona.

En el aspecto político también llegaron a ser influyentes. El 19 de noviembre de 1871 en las elecciones para concejales de Cienfuegos, Don José Manuel Sarría, hermano de Domingo, resultaba electo. Domingo Sarría se preocupaba por la tranquilidad de sus negocios, y en 1852 sería recaudador para sufragar gastos al efecto de crearse en Cienfuegos una policía rural destinada a perseguir malhechores.

Antes de 1884 tenía el ingenio 157 caballerías de tierra, ferrocarriles y cañas suficientes para moler 2 000 barriles de azúcar. En esa época el ingenio consistía en un molino de tres masas que no extraía más del 70% de jugo y una máquina de balancín bastante vieja. El guarapo se hervía en calderas abiertas conocidas como tren jamaiquino, lugar de clarificación, defecación y evaporación; el bagazo se usaba como combustible, pero antes, para avivar el fuego se usaba leña, cargada con manos esclavas.

En 1848 fue construida la casa de vivienda, de gruesas paredes para defenderse de una sublevación de negros.

No se precisa el año de la muerte de Sarría, pero ya en 1859 Doña Mariana Albis de Sarría es dueña del ingenio y la finca Rosario se la entrega a su hijo Domingo. Domingo luego se hizo cargo de todos los negocios y propiedades de la familia y se fue a vivir a España. Soledad fue administrado por José Manuel, medio hermano de este, que pronto dejo de hacerlo por la mediocridad en el manejo de las propiedades y el viejo Domingo le da todos los poderes a su hijo Domingo, criado y educado con los mayores lujos en Madrid, sin el menor sentido de la economía.

Guerra del 68

Los negocios de los Sarría habían llegado a su clímax en 1868; a partir de esta fecha en caen en una profunda crisis cuya raíz estaba en la progresiva ineficiencia de los esclavos y en la dificultad de suplirlos con otros, inestabilidad de la exportaciones básicas del país a consecuencia de las crisis de 1857 a 1866. La guerra de los Diez Años se les une para que sus riquezas vayan en picada.

En 1875 los mambises azotan la zona, la Tea Incendiaria es implacable. Los Sarría y sus colegas preveen que la tormenta revolucionaria se les viene encima, hacen construir el 12 de febrero de 1875 un fuerte militar en Arimao y Caunao para defender sus ingenios; aún así, no logran una barrera infranqueable. En 1875, el Brigadier Mambí José González Guerra quemaba las fábricas de los ingenios Buenavista, Rosario y Santa Bárbara. Los cañaverales de Caledonia, Conchita y Santa Teresa e incendió los caseríos de Arimao.

La tea roza levemente el imperio sarria, el rosario, propiedad del viejo Domingo, quien se encontraba al frente de todos los negocios es destruido; el Soledad escapa del incendio; pero no sus poseedores, que comienzan a tener dificultades con sus créditos y dinero.

Muerto Domingo su hijo despilfarra cuantiosos recursos.

Cambio de propietario. Se convierte en central

Los Sarría lanzaban a los mercados norteamericanos el azúcar del Soledad a través de una casa de comercio refaccionista y exportadora de azúcar de Cienfuegos manejada por los Hermanos Torrientes, quienes además le prestaban dinero, ya1881 tuvieron que venderle el ingenio Soledad y dos más a sus acreedores.

Todos los bienes se les iban abajo, en 1882 el Rosario es hipotecado también, a su propio hermano José Manuel; el 27 de agosto de 1883 cede 11325 pesos obtenidos en concepto de renta a la Compañía de Gaquel; el 30 de abril de 1884 vende a José Lucas Machado 5 caballerías de tierra y por último vende el vapor Nueva Cubana en seis mil pesos a Ángel García Ceballo.

En el proceso de concentración donde las propiedades pasan de manos rápidamente. De los 106 ingenios que existían en todo el distrito de Cienfuegos solo quedan con vida 77 en 1878 contándose el Soledad entre estos la fuerte depresión comenzada en 1876 culminó con la crisis de 1883-84 de la cual los Hermanos Torriente no escapan. Los Hermanos Torriente recibían préstamos de la Compañía Norteamericana de Edwin Farnsworth Atkins; estos sabían que los dueños del Soledad estaban en precaria situación financiera, por algo le habían dado el 4 de abril de 1883 al abogado y comerciante Don Joaquín de la Torriente poder general para cobros y pleitos.

Atkins, típico capitalista, el 10 de enero de 1883 obtiene en Washington el pasaporte No 4712, visado con el No. 3 en el Consulado de España, en Boston y ya el 24 es inspeccionado en La Habana, el 29 de marzo hace petición oficial para que un interprete del Gobierno traduzca al castellano sus documentos expedidos en Estados Unidos; el 30 de marzo ya en Cienfuegos lo ha arreglado todo, declarando que “accidentalmente reside en esta ciudad”

El 3 de abril de 1884 la sociedad de Atkins le da poder especial y amplio a Don Santiago Stuart Murria –Ingeniero Civil- para que a nombre de esta acepte la escritura de venta de los Hermanos Torriente que puedan hacerle del ingenio Soledad. El poder expresa:" Murria se encargue de la finca en administración, gobierno, compra de cana, coloque de empleados y haga despidos y demás funciones.”

El 17 de septiembre de 1884 pasa el ingenio a propiedad de la Compañía Norteamericana junto con la finca situada en el potrero La Sopimpa por un valor total de 225.000 pesos en oro.

El ingenio en esos momentos por el norte y este lindaba con el ingenio Rosario y con el camino Real de Cienfuegos a Cumanayagua; por el sur con el ingenio Santa Rosalia y por el oeste con terrenos de los herederos Jose Quesada. A su alrededor se encontraban las tierras donde se habían alzado 10 ingenios: Conchita, Santa Teresa, Santa Isabel, Santa Barbara (El negrito), San Isidro, Cantabria, Caledonia, Buena Vista y los ya mencionados Santa Rosalia y Rosario.

A todos los convirtió en ruina y sus tierras en colonias, en un proceso que se extendió a todo lo largo de las dos últimas décadas del Siglo XIX, y esta avidez de agrandar su dominio respondía a la necesidad de ensanchar las áreas sembradas de cañas para alimentar los ahora ampliados molinos del ingenio. Atkins había comenzado a invertir gruesas sumas de dinero en la adquisición de tecnología que exigía las condiciones del mercado mundial.

Así compra la finca Caledonia a Manuel Blanco, la Limones se la compra a Alfredo Vila que junto a El Brazo y Cantabria los fomenta bajo la administración de la familia Sánchez Iznaga; la finca Santa Teresa la pone en manos de Juan Galdos, la San Esteban la encomendó a Barrayarza, la Veguitas en destino de Porrúa (abogado de Attkins) y a los Sarría –antiguos latifundistas mayores- los encargó de la administración de Soledad, San Ignacio y San José de Jibacoa. En 1900 compró la Rosario. Después

Atkins en el Central Soledad

de estas compras construyó el ferrocarril que permitió el acceso a las tierras cañeras de Caledonia y Guabairo. En 1899 entra en transacción con el Central Hormiguero, le da la parte del río Caunao y se queda con las tierras adyacentes a Caledonia, eliminando cualquier competencia con un vecino tan poderoso.

En 1893 ya el Soledad contaba unas 360 caballerías de tierra; de ellas 50 sembradas de caña, suficiente para suplir las 12 toneladas de capacidad del ingenio. El resto en potreros que alimentaban 750 bueyes de trabajo y más de 1000 cabezas de todo tipo. Poseía además, 35 Km. de ferrocarril de vía estrecha. En 1900 era el valor del Soledad y todos los demás bienes calculado en 800 000 pesos.

Estos nuevos dueños fueron crueles vampiros y declarados enemigos del pueblo de Cuba.

Respecto a la situación de opresión a que eran sometidos los esclavos el propio Atkins señala en sus memorias:

“Don Pedro García, un gallego mayoral con aspecto de pirata al que la barba negra le llegaba al pecho, sonaba el cuero duro a los esclavos… contaba con doce blancos armados para ello… los mismos sabían como doblegar la protesta de los 1700 negros esclavos… lo único que les estaba permitido era cantar para no dormirse y para llenarle los depósitos a Sotero Escarza, que administraba la finca.”

Cuando Atkins, quiso mejorar el central, Don Pedro le suplicó: “no lo haga mister, yo mismo voy al África y le traigo más negros… Déjeme el asunto y tenga confianza…”. Atkins se asombró de la ignorancia del mayoral que desconociera que la esclavitud había sido abolida: “No ser bruto, Don Pedro… ya eso se acabó… yo ser moderno, yo tendré ahora obreros y será mejor… los negros trabajan 18 horas y los obreros harán lo mismo… y mi negocio ganará más….” Era la mentalidad del esclavista moderno.

En el mes de diciembre de 1895, los triunfo de los mambises encontraban eco en un grupo de demócratas y progresistas, que reclamaban al Congreso estadoudinense el reconocimiento de la justa causa cubana. Fue entonces que los comerciantes de la Lonja del Comercio de La Habana y los magnates azucareros occidentales, confiaron a Atkins la realización de una campana para desacreditar el heroísmo de los libertadores cubanos.

En 1891 influyó en la obligación de España de concertar un tratado con Estados Unidos…, que otorgaba la libre entrada de los crudos cubanos en el mercado norteño. Y en efecto, así era Atkins. Fue certero el juicio del doctor Joaquín Castillo Duany, cuando en carta a Máximo Gómez, fechada en Nueva York, el 23 de marzo de 1895. Le escribía:

“… el americano mas funesto para nosotros, el que lo tiene todo obstruido en Washington es Mister Atkins del central Soledad, ¡qué hombre más canalla! Merece que no le dejen nada parado en su finca.”

El jardín botánico. Atkins busca optimizar la producción cañera

Antiguo Laboratorio en el Jardín Botánico

A finales del siglo XIX, Atkins consideró que era posible obtener variedades de cañas mejores que la cristalina, para cultivar en las condiciones naturales de Cuba. Con ese fin, en 1900, invitó a los profesores George Goodale y Cakes Ames de la Universidad de Harvard, de Estados Unidos, para discutir en el Central la posibilidad del establecimiento de una estación para investigaciones botánicas. En esa ocasión se decidió fundar un centro con el objetivo de mejorar la caña de azúcar mediante un proceso de hibridación y selección, a la vez que hiciese investigaciones acerca de otras plantas económicas. En 1901 se dedicó 1/3 de caballería - 4 hectáreas- de tierra de la colonia Limones para el establecimiento del jardín. En el mismo año se hibridizó caña de azúcar. Primera vez que se hacía en Cuba. Localmente era conocido en esta época como el Jardín de Limones y oficialmente denominado Botanical Station for Tropical Research Sugar Cane Investigation. (Estación Botánica Harvard para Investigaciones Tropicales sobre la caña de azúcar) Hasta 1919 el jardín tenía una conexión solamente de carácter privado con la Universidad de Harvard, siendo sostenido y administrado por Atkins. En 1961 por decisión unilateral, la mencionada institución científica abandonó definitivamente todas sus actividades en el Jardín.

La Seudorrepública y el movimiento obrero en el central

La compañía cambiaba continuamente de nombre. Primero fue la entidad “Eduardo Atkins and Company”; luego “Soledad Sugar Company”; y más tarde en 1920 “Compañía Azucarera Soledad S. A.”. Todos estos cambios eran por si acaso, pues aunque la voz de Manuel Sanguily había sido ahogada en los albores de la república, los obreros empezaban ya con sus huelgas, y los comunistas con sus prédicas, anunciaban la tarea cuya simiente había sembrado Baliño, Mella, Martínez Villena.

Jamás fueron atendidos humanamente los 1200 hombres que trabajaban de sol a sol por míseros salarios. Para ellos “Soledad” era el infierno con fachada terrenal. Las condiciones educacionales no le preocupo nunca a Atkins. Existía una escuelita, no tan lujosa como el Jardín Botánico, ni como las pomposas casas de Atkins y sus compinches. Era un caserón con el techo perforado con miles de goteras. A los yankees no les interesaba enseñar a los hijos de los obreros, para cortar cana no hacia falta ir a la escuela.

Las zafras de 1919-20 da al país fabulosas ganancias, conocida esta época como las vacas gordas. El central a los efectos de operaciones de azucares los vendían a la firma “E. Atkins and Co. Ltd” (en español Eduardo Atkins y Compañía Limitada) que operaba en Boston. Esos azucares se vendían a la mencionada firma a precios muy inferiores a los registrados en el mercado mundial y el gran negocio lo hacían en Estados Unidos, quedando todo en casa como es natural.

Mientras esto ocurría los trabajadores del central y sus colonias de administración permanecían con los mismos niveles de salario y la promesa de “cuando el precio del azúcar baje se mantendrán sus mismas condiciones salariales y de trabajo”. Cosa incumplida a cada fluctuación y manejada habilidosamente para ganar más en condiciones favorables y perder menos en momentos desfavorables.

El trabajador era explotado en el central soledad, cuyas utilidades se asentaban en bajos costos de producción y en los bajos salarios, con las consiguientes penurias para los obreros.

Hasta entonces, los Atkins habían vivido una etapa de absoluta impunidad en el central, sin encontrar la mas mínima resistencia a su dominación y orden establecido.

El PC designa al combatiente Ismael Cruz Santana para dirigirse y organizara clandestinamente al movimiento obrero en el central. Este, recorre una amplia zona formada por las colonias “Vega Vieja” en el barro Arimao, Guabairo, la Josefa y Caledonia. En Arimao se forma un grupo revolucionario y se escuchaba su voz orientadora, aunque todavía con cierto temor.

El anticomunismo de los norteamericanos había hecho amello; pero ya en agosto de 1933 había germinado la conciencia.

Como la huelga general avanzaba en la isla, el Partido Comunista decidió llevarla a los centrales con las siguientes demandas:

  1. Que se establezca el jornal mínimo agrícola
  2. Establecimiento de la jornada de 8 horas
  3. Reconocimiento por la compañía el Sindicato de Trabajadores del central Soledad
  4. Mas arrobaje para el pequeño agricultor
  5. Trabajo fijo para los desempleados

Se decidió “la toma del central”, quedando bajo el poder obrero, por unos días. Se controlo la administración, se repartió carne y alimentos entre las familias de los trabajadores que cuidaban su centro de trabajo y establecían grupos de defensa y vigilancia. El entusiasmo era magnifico y la disciplina ejemplar

La “Comisión de huelgas” fue recibida por Mister Wicks y otros norteamericanos. Hubo sorpresa, vacilación y resistencia. Se hicieron consultas y comenzaron las maniobras.

Llego a Soledad una comisión del Directorio Estudiantil de Cienfuegos, de su ala derecha, que iba a mediar y a pedir Cordura a los obreros porque –decían- tenemos que proceder con cautela, ya que los barcos de guerra norteamericanos rodeaban la isla.

La guardia Rural llevo a los líderes hasta el cuartel para discutir las cuestiones planteadas. Los obreros se percataron de la hábil maniobra y se aglomeraron reclamando libertad. Entre excusas y maniobras los reintegraron a las masas. Poco después fueron detenidos en Cienfuegos, un tiempo necesario que “volviese la normalidad”.

El central vuelve a manos de los severos norteamericanos. Los obreros del Soledad derrocharon bravura y estoicismo, orientados por el partido Comunista en la figura de Ismael Cruz Santana. Esto lo refleja el periódico “La Correspondencia” al señalar:

“el 31 de agosto de 1933 la administración accedía, formalmente, a las demandas de los obreros, concediendo un eso de jornal mínimo y ocho horas de trabajo…”

Además forma el Sindicato Patronal estimulado, organizado y dirigido por hombres puestos por ellos, que respondían a los intereses de la administración. Estos Sindicatos patronales, creados al amparo de las leyes promulgadas, para controlar al movimiento obrero, siempre fueron dirigidos, hasta 1959 por elementos entreguistas, que inscribieron en el Ministerio de Trabajo supuestos “Convenios Colectivos de Trabajo” para impedir futuras reclamaciones de los trabajadores.

La explosión obrera del 33 hace que los ricos norteamericanos tomen medidas para debilitar el movimiento obrero. A partir de estos años los que podían adquirir trabajo tenían que ser sumisos totalmente. Los obreros de ideología comunista y aun los sospechosos no tenían oportunidad de trabajar.

Los Atkins siguieron siendo crueles, ahora de una forma sutil; lograron contener el movimiento obrero pero no estrangularlo. Este se replegó y organizó, para luego, en 1945 resurgir en una lucha tenaz encabezado por obreros de ideología comunista.

Carlos Jaureguí Delgado, obrero desde 1937 en el ingenio, encabezaría la nueva contienda contra la desmedida explotacion de los yanquis y patronos.

En el ano 1946 es logrado el diferencial azucarero por la FNTA liderada por Jesús Menéndez y nacionalmente los salarios azucareros se aumentaron a un 50%. Los dueños del Soledad no se resignan a soltar ese aumento y solo lo hacen a un 30%.

Los dueños del central ante el auge proletariado alternan su expoliación con supuestos beneficios, con obras de una humillante caridad social, como una escuelita construida en el batey y préstamos de dinero y créditos que podían ser suprimidos ante cualquier rebeldía.

La dirección sindical nunca estuvo en manos de los representantes obreros y clandestinamente estos tenían organizado el Sindicato de los Guaos reconocido por la CTC.

En 1952 ya la fuerza del Movimiento Obrero es considerable y en las elecciones Sindicales los obreros presentan dos candidatos, a Eugenio García como Delegado, ante los organismos oficiales y patronales y Tomas Grandal como secretario. Los Patronos también llegan con sus favoritos candidatos. En las elecciones hay un triunfo evidente de los obreros, pero el fraude se los arrebata, formándose un mayúsculo escándalo, obligando a segundas elecciones, que no se efectúan.

John Teeks, administrador del central no esta dispuesto a otro enfrentamiento y maniobra expulsando a los dos candidatos del central y del trabajo por espacio de 7 meses. Comenzaba la zafra de 1953, los obreros en numero de 26, encabezados por Jaureguí, se proponen boicotear para protestar por tan arbitraria medida. A las 3 de la mañana, cuando los maquinistas Emilio Oliva y otros, se proponían comenzar el transporte de caña, los obreros lo retienen junto al Chuchero, mandado por el Jefe de Tráfico a ver que pasaba que las maquinas no salían. A las 7 de la mañana de ese día, no precisado, la huelga era todo una realidad.

La administración llamo a la Capitanía de Cienfuegos, enviando esta a los Tenientes León e Iznaga de Guaos. Se llevan 66 obreros presos a Guaos, sueltos antes del mediodía, a las dos de la tarde arrancaba el central, sacados los trabajadores de sus casas y custodiadas las maquinas por guardias. La administración hace despido de 10 obreros sin permitirles llegar al central. Estos despidos en masas fueron aceptados mansamente por la dirección de la CTK controlada por Eusebio Mujal. El 3 de febrero de 1953 el Comité Ejecutivo del Sindicato de Trabajadores del Central Soledad y su colonia hacían circular en el periódico “La Correspondencia” sus protestas por tan indignante traición:

“…atrás los sumisos, alto a la voracidad patronal reaccionaria con sus desmedidas ambiciones, fuera los pseudo dirigentes que entregan sus armas…”

Ante la ira e indignación popular y previniendo enfrentamientos mayores los patronos reintegran los obreros a sus trabajos, con la condición de no cobrar los días perdidos.

Después de 1954 la vigilancia de la guardia rural, con sus chequeos e indagación y la traición de líderes entreguistas hacen que el movimiento obrero se debilite y decaiga.

Triunfo de la Revolución

En 1959 era la dueña del central la hija de Atkins, Doña Elena, esta como su padre era una esclavista modernizada que durante La neocolonia solo cambo de collar.

El año 1959 represento la solución a todos los viejos problemas. El 8 de agosto de 1960 es nacionalizado el central y 3 días después se produce el entierro simbólico de la compañía norteamericana en ese gran júbilo popular.

 Casa vivienda. Monumento Local

Casa vivienda del Central Soledad. Monumento Nacional.

Edificada en 1847 por el rico hacendado trinitario Juan Domingo Bautista Sarría, la casa vivienda del Central Pepito Tey presenta gran influencia de las construcciones coloniales de esa villa; aunque se enmarque en el estilo neoclásico. Fue adquirida en 1882 por el norteamericano Edwin F. Atkins, a través de transacciones hipotecarias, lo que trajo como consecuencia la penetración del capital financiero de ese país en la industria azucarera cubana. El inmueble, ubicado al este del batey y frente a la fábrica de azúcar, está rodeado por un amplio jardín delimitado por una tapia de piedra

Entrada lateral de la casa vivienda.

natural con verjas de hierro. Es de forma rectangular con dos niveles. Alrededor de un patio central, sin galerías, se estructura la planta baja. La cubierta es de madera y teja criolla a cuatro aguas con gran pendiente. Los gruesos muros de mampuesto soportan los entresuelos y las cubiertas de madera dura. El piso es de tabloncillo en las habitaciones originales de la planta alta; en las restantes, es de mosaico. La carpintería empleada es de madera cubana. La fachada de la casona es plana en los dos niveles, con balcón volado, de baranda metálica, sobre la puerta principal. Logra una rica simetría por sus proporciones, molduras rectilíneas, distribución de puertas y ventanas y el estudio de color aplicado en siena y blanco. Al recibir influencia de las construcciones trinitarias, esta obra puede considerarse como una realización del período de transición, con las nuevas edificaciones que se iniciaban en Fernandina de Jagua. Es un exponente valioso de nuestras edificaciones coloniales más antiguas y mejor conservadas.

Por todos estos valores culturales, la antigua casa de vivienda del "Soledad", fue declarada Monumento Local por la Comisión Nacional de Monumentos, el 30 de enero de 1990.

Fuentes

Macedas, Eloy. Historia del Central Pepito Tey, antiguo Soledad. Documento ubicado en el Archivo Histórico de CienfuegosRita Suárez del Villar