Dominga de la Calzada Maceo Grajales
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Dominga de la Calzada Maceo Grajales, mujer digna de respeto y reverencia valerosa, de gran patriotismo y fidelidad que pertenece a la familia Maceo Grajales. Sobrevive a las guerras contra el colonialismo español.
Síntesis biográfica
Infancia y juventud
Dominga nació el 11 de mayo de 1857 y fue bautizada en la iglesia parroquial de San Nicolás de Morón. Su educación transcurre en los primeros años de su vida como la de las niñas de la época.
Al producirse la incorporación de la familia a la Guerra de los Diez Años fue llevada por sus padres a la manigua con solo once años por lo que su adolescencia y juventud transcurrió en campamentos mambises y hospitales de sangre.
Contrajo matrimonio con Manuel Romero López, teniente coronel del Ejército Libertador de cuya unión nacieron 6 hijos: Vicente, Edelmira, Antonio, Julián, Manuel y Marcos Romero Maceo.
Tras el fin de la guerra como el resto de la familia partió al exilio, primero hacia Jamaica y luego a Honduras, donde se estableció definitivamente desde 1883. En este país, su esposo Manuel Romero ocupó cargos en Puerto Cortés.
Regresó a su patria durante la República para establecerse. Primero en Santiago de Cuba y luego en Ciudad de La Habana, en la calle Cerrada del paseo No 26 entre Salud y Zanja en el actual Municipio Centro Habana.
Representó durante varios años a la familia del Titán de Bronce, a pesar de lo cual no estuvo lo suficientemente atendida, varios documentos refieren sus reclamaciones por el pago de la correspondiente pensión como esposa de un oficial del Ejercito Libertador.
Muerte
El 3 de septiembre de 1940, falleció Dominga Maceo Grajales en La Habana. El gobierno y el pueblo le rindieron los honores que merecía desde el trayecto de la capital hasta Santiago de Cuba donde fueron inhumados sus restos junto a Mariana Grajales y María Baldomera.
El duelo lo despidieron el doctor Félix Cebreco, veterano de la lucha por la independencia de Cuba, el Capitán del Ejército Libertador Manuel Ferrer Cuevas, ayudante de José Maceo y el señor José C. Palomino, representante de la autoridad.
Momentos después de su muerte, el escultor habanero Teodoro Ramos Blanco, amigo de la familia, esculpió su mascarilla mortuoria, utilizando la técnica del vaciado sobre yeso.
