Guerra

Para otros usos de este término, véase Guerra (desambiguación).
Guerra
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Concepto:Forma de conflicto socio-político

Guerra. Fenómeno histórico-social y no, como afirman algunos teóricos, un estado natural y eterno de la comunidad humana: un mal inevitable. Lucha armada o Conflicto bélico entre dos o más naciones o bandos, que implica el rompimiento de un Estado de paz, que da paso a un enfrentamiento con todo tipo de armas y que suele generar un elevado número de muertes.

La noción de guerra está relacionada con términos como combate, batalla, lucha, pelea o enfrentamiento. En general, todos estos conceptos son intercambiables y sinónimos, aunque cada uno tiene un uso específico que le sienta mejor. Por ejemplo, es correcto hablar sobre un “combate entre boxeadores”, pero no de una “guerra entre boxeadores”.

Surgimiento

Las guerras surgieron en un momento del desarrollo de la humanidad: con la aparición de la propiedad privada sobre los medios de producción, la consiguiente división de la sociedad en clases antagónicas y la manifestación del Estado, con los órganos especialmente creados para librar la lucha armada; y del mismo modo que surgieron a partir de esas premisas, desaparecerán junto con ellas. Ciertamente hubo empleo de la violencia armada antes de que surgieran las guerras, pero esos conflictos armados, denominados a veces guerras antiguas no tenían objetivos políticos —lo cual es la esencia de la guerra— sino que formaban parte de la lucha de las comunidades primitivas por la subsistencia: por determinados parajes de caza y pesca, fuentes de abastecimiento de agua, bosques, pastos, etc, lo que le daba un carácter accesorio a la actividad laboral. En ellos tomaban parte todos los miembros aptos de la comunidad, incluidas a veces las mujeres (no había una formación específicamente destinada para combatir) y se empleaban las herramientas de trabajo y de caza (no existía armamento en el sentido exacto de la palabra).

Sólo con el desarrollo de las fuerzas productivas y la aparición del excedente económico, resultó conveniente hacer prisioneros, esclavizarlos y apoderarse de ese excedente. Aparecieron así dos clases sociales antagónicas: el esclavo y el amo. Pero este necesitaba de un aparato especializado para la coerción extra-económica de sus esclavos y que, además, fuera capaz de proveerlo de mayor número de ellos: ese fue el caso del guerrero; de su organización: el ejército; de sus medios: las armas, y de sus procedimientos: la lucha armada.

Relaciones políticas

Las relaciones de explotación entre clases sociales antagónicas: Esclavistas y Esclavos, Terratenientes feudales y Campesinos dependientes, Burgueses y Proletarios son esencialmente relaciones políticas, y hacia el logro de sus objetivos políticos orientan las clases y grupos sociales la lucha armada y otras formas, no armadas, de lucha. Todo ello, en su conjunto, es lo que se denomina guerra.

Únicamente en ese sentido puede afirmarse que la guerra es una necesidad, un estado natural de la sociedad clasista, pues una clase ejerce la violencia sobre su antagonista para explotarla y esta, a su vez, lucha para liberarse de la opresión.

Alto ha sido el tributo que a lo largo de la historia la sociedad humana ha tenido que pagar y sigue pagando a Marte, pero ese mal no es eterno. Cuando las relaciones entre los hombres pierdan su carácter de explotación y asuman el de cooperación, habrán dejado de existir las causas de la violencia y con ellas, las guerras. Como señalara el Comandante en Jefe, Fidel Castro: “Cese la filosofía del despojo y cesará la filosofía de la guerra”.

Clasificación

La clasificación de las guerras posee un considerable valor teórico y práctico para la Historia Militar, pues crea condiciones favorables para evaluar multilateralmente, con toda objetividad, cada guerra concreta y determinar su papel y lugar en la historia universal. La base metodológica para la clasificación de las guerras tiene en cuenta determinados rasgos característicos, mutuamente condicionados y dependientes de la naturaleza del fenómeno del que forman parte, y de cómo estos se expresan en cada guerra concreta. Estos rasgos son:

Históricos-sociales

Al clasificar una guerra específica atendiendo a sus rasgos histórico-sociales hay que precisar en qué época se desarrolló, lo que determina su tipo histórico: de la época esclavista, de la época feudal, del capitalismo premonopolista y del Imperialismo. Teniendo en cuenta el papel social de las clases participantes en la época de que se trate y cuál de ellas resultó vencedora, es posible determinar el sentido histórico fundamental de cada guerra, el cual puede ser progresista o reaccionario según su desenlace propicie la eliminación o consolidación de regímenes políticos retrógrados. En esta clasificación, como en otras, nos atenemos al significado histórico de cada guerra en el plano universal, aunque en términos locales pudiera tener otra connotación.

Político-sociales

Desde el punto de vista de sus rasgos político-sociales, las guerras se clasifican teniendo en cuenta las relaciones políticas entre los Estados, entre estos y las clases sociales y de estas entre sí; específicamente, las contradicciones entre los intereses particulares de las clases que preparan y desencadenan las guerras y su carácter necesariamente social, de masas. De acuerdo con ello, existen varios tipos de guerras: guerras entre Estados con un mismo o con diferentes regímenes político-sociales, guerras entre Estados y pueblos que luchan contra la opresión extranjera y guerras entre clases dentro de un mismo Estado (guerras civiles).

También se toman en cuenta los objetivos políticos de las partes, según los cuales una guerra puede ser justa para una parte e injusta para la otra o injusta para ambas.

Así, las Guerras Púnicas (264-146 a.n.e.) fueron, por su época, esclavistas; por su sentido histórico, reaccionarias; por su tipo, entre Estados de igual régimen político-social; y por sus objetivos políticos, injustas para ambos bandos.

La guerra entre Argelia y Francia (1954-1962) fue por su época, imperialista; por su sentido histórico, progresista; por su tipo, entre un Estado y un pueblo que luchó contra la opresión extranjera, y por sus objetivos políticos, justa para los argelinos e injusta para los franceses. Si el problema de la clasificación de las guerras fue siempre difícil, en la época actual adquiere aún mayor complejidad, pues se necesita descubrir la esencia de los elementos que sirven de base de partida para ello en cada guerra concreta, sin dejarse confundir por aspectos formales, ya que por una parte se le quiere dar a determinadas guerras carácter religioso, étnico o racial, y aunque estos elementos suelen estar presentes con determinada fuerza, no son, en última instancia, su verdadera causa.

Por otra parte, el imperialismo enmascara sus agresiones con el ropaje de la diplomacia preventiva, soberanía limitada, ayuda humanitaria y defensa de los derechos humanos, que no son más que nuevas hojas de parra para su tradicional impudicia.

Técnico-militares

Al clasificar las guerras según sus rasgos técnico-militares, se tiene en cuenta, en lo fundamental, los medios de destrucción principales y los métodos de empleo de las tropas y fuerzas.

Atendiendo al carácter de los medios de destrucción principales, las guerras han sido convencionales y pudiera haberla nuclear. Según el método de empleo de las fuerzas y los medios, las guerras pueden ser irregulares y regulares. Desde el punto de vista de sus rasgos proporcionales, las guerras se clasifican considerando determinados índices cuantitativos, tales como su duración en el tiempo, extensión geográfica, cantidad de participantes y magnitud de las fuerzas empleadas.

En cuanto a duración, las guerras pueden ser cortas o prolongadas. La duración de cada guerra está determinada por la naturaleza del antagonismo político que se dirima, por la correlación de fuerzas y medios, y por el método empleado.

Una guerra corta puede suceder cuando las contradicciones son insuperables y las acciones militares se conducen con toda energía, o cuando una de las partes tiene una superioridad militar aplastante y su adversario le da la oportunidad de hacerla valer en unos pocos encuentros decisivos. La guerra conducida por el método irregular siempre ha sido prolongada, pues su desenlace se produce por la acumulación de pequeñas victorias parciales y el agotamiento material y moral de una de las partes.

La cantidad de participantes y la extensión geográfica de las guerras están íntimamente ligadas. De acuerdo con ello la guerra puede ser local, cuando tiene lugar dentro de un Estado o entre dos de ellos y limitada a un subteatro de operaciones militares o a parte de él; regional, con la participación de coaliciones de Estados por cada bando y localizada en un teatro de operaciones militares, y mundial, cuando implica a la mayor parte de los Estados y se extiende a varios teatros o a todo el globo terráqueo.

Cuando estos índices cuantitativos son muy pequeños, especialmente las fuerzas y medios participantes, incluso en relación con los bandos implicados, las guerras se denominan convencionalmente Conflictos armados. La clasificación de una guerra concreta según sus rasgos proporcionales no debe conducir a minimizar la trascendencia político-social de las guerras locales, pues en estos casos hay que tener en cuenta qué significan esos índices cuantitativos en relación con las partes beligerantes, para quienes esas guerras pueden ser verdaderas tragedias nacionales. La teoría de los conflictos de baja intensidad, desarrollada por Estados Unidos de América, como su nombre lo indica, tiene el propósito de restarle importancia a sus agresiones contra pequeños países.

Tipos de Guerras

  • Guerra absoluta
  • Guerra acorazada, utilización de los vehículos blindados de combate como un componente central de los métodos de guerra.
  • Guerra aérea, uso de aviones militares y otras máquinas que vuelan en la guerra, incluyendo el transporte militar de carga para favorecer los intereses nacionales.
  • Guerra de agresión
  • Guerra ártica, término usado para describir un conflicto armado que tiene lugar con una meteorología excepcionalmente fría.
  • Guerra asimétrica, conflicto violento donde existe una gran desproporción entre las fuerzas tanto militares como políticas de los bandos implicados.
  • Guerra civil, confrontamiento bélico cuyos participantes no son en su mayoría fuerzas militares regulares.
  • Guerra comercial, adopción por parte de uno o varios países de tarifas o barreras al comercio con uno o varios países terceros.
  • Guerra convencional, guerra que se realiza utilizando teorías, medios, estrategias y tácticas tradicionales, en el contexto de un conflicto armado entre dos o más estados abiertamente hostiles.
  • Guerra de cuarta generación
  • Guerra de desgaste, guerra en la cual el vencedor es el que resiste más en pie, dejando a los demás derrotados.
  • Guerra electrónica, actividad tecnológica y electrónica con el fin de determinar, explotar, reducir o impedir el uso hostil de todos los espectros de energía.
  • Guerra Fría
  • Guerra de guerrillas, táctica militar de conflictos armados consistente en hostigar al enemigo en su propio terreno con destacamentos irregulares y mediante ataques rápidos y sorpresivos.
  • Guerra justa
  • Guerra irrestricta
  • Guerra de la información, uso y manejo de la información con el objetivo de conseguir una ventaja competitiva sobre un oponente.
  • Guerra mundial, término utilizado para referirse a un conflicto bélico a gran escala que involucra varias naciones de distintos continentes.
  • Guerra naval, combate en los mares, océanos, o cualesquiera otros cuerpos grandes de agua, como grandes lagos y anchos ríos.
  • Guerra nuclear, guerra que se lleva a cabo mediante el empleo de armas nucleares.
  • Guerra Numérica, guerra relacionada con los números.
  • Guerra de posición, forma de hacer la guerra, en la cual los ejércitos combatientes mantienen líneas estáticas de fortificaciones cavadas en el suelo y enfrentadas.
  • Guerra química y bacteriológica, guerra que usa las propiedades tóxicas de sustancias químicas para matar, herir o incapacitar al enemigo.
  • Guerra relámpago, nombre popular para una doctrina militar de ataque que implica un bombardeo inicial.
  • Guerra santa, guerra por razones religiosas.
  • Guerra subsidiaria, se produce cuando dos o más potencias utilizan a terceros como sustitutos, en vez de enfrentarse directamente.
  • Guerra sucia, utilización, por parte de un Gobierno, de métodos ilegítimos orientados a inducir el miedo en una población civil determinada para alcanzar sus objetivos sociales.
  • Guerra terrestre, engloba tres tipos diferentes de unidades de combate: Infantería, Fuerzas acorazadas y Artillería.
  • Guerra total
  • Guerra de trincheras

Guerra-Revolución

La Revolución se caracteriza como el paso del poder estatal de manos de una clase a las de otra más progresista, ese es su indicador fundamental, tanto desde el punto de vista rigurosamente teórico del concepto, como en cuanto a los efectos prácticos.

La historia demuestra que, en cada época, las clases que representaron la vanguardia de nuevas relaciones de producción, necesariamente se vieron obligadas a acudir a la lucha armada como medio decisivo para lograr sus objetivos políticos.

Esto se debe a que las clases reaccionarias que detentaban el poder no se resignaban a entregarlo, aun cuando lo hubieran perdido en enfrentamientos no armados, en los que su antagonista respetara la legalidad establecida por la clase que estaba en el poder.

En todos los casos la clase reaccionaria ha sido la primera en apelar a la violencia armada para aplastar la revolución, apoyándose en el poder público, y cuando ello no bastó, crearon nuevos órganos represivos y se valieron del apoyo extranjero.

La lucha armada, como forma más aguda de la lucha de clases, fue el último recurso al que apelaron las revoluciones para lograr sus fines, pero solo después de agotar las vías pacíficas. Sin embargo, una vez perdido el poder estatal, la reacción no dejó de luchar violentamente por recuperarlo, para lo cual ha acudido con frecuencia a intentos por dividir la alianza de las capas y clases revolucionarias e, incluso, a solicitar la intervención foránea. La reacción internacional, a través de sus máximos exponentes, de títeres regionales o de alianzas entre ellos, no vaciló en emplear la injerencia armada para restablecer el anterior orden reinante.

Numerosos ejemplos históricos corroboran que, en las condiciones prevalecientes hasta estos días, solo la lucha armada, con frecuencia bajo la forma de guerra civil, pudo conducir a que el poder estatal pasara de manos de una clase social a las de otra más progresista y que, lograda la victoria, las revoluciones se vieran —con fuerza de ley— obligadas a acudir nuevamente a las armas para defenderse de la contrarrevolución interna y de las agresiones militares directas e indirectas de la reacción internacional.

El Comandante en Jefe apunta con certeza que “la historia nos ha enseñado que el acceso a la independencia para un pueblo que se libera del sistema colonial o neocolonial es a la vez el último acto de una larga lucha y el primero de una nueva y difícil batalla”.

Influencias en Cuba

Los objetivos y envergadura de cada una de esas guerras y su desenlace e influencia en el desarrollo de la sociedad han sido muy diversos, pero en casi todos los casos, sustancial.

La Guerra de los Diez Años en Cuba (1868-1878), a pesar de sus resultados negativos para las armas cubanas, consolidó la nacionalidad, determinó la abolición de la esclavitud, reveló el oportunismo de la política anexionista yanqui, demostró la inconsistencia de la burguesía terrateniente —como clase— para encabezar la revolución, formó a numerosos jefes militares de extracción popular y dio origen al Arte Militar cubano, capaz de enfrentar y vencer al español.

La Guerra de Independencia (1895-1898), si bien frustrada en sus objetivos por la intervención norteamericana, liquidó el autonomismo como corriente política, impidió la anexión a Estados Unidos, abrió paso a una república —aunque neocolonial— y dio origen al sentimiento antimperialista de los cubanos.

La injerencia yanqui en la Guerra de Independencia en 1898 —que conformó una guerra típicamente imperialista entre una potencia decadente y otra en ascenso, con objetivos de rapiña— influyó de forma negativa en la historia de Cuba, pues impidió al pueblo de Cuba consumar su victoria militar y emerger como república independiente, y condicionó el próximo medio siglo de su existencia como República Neocolonial.

El desenlace de las manifestaciones de lucha armada a lo largo de la existencia de la república burguesa —hasta 1956— en la casi totalidad de los casos favoreció a la reacción y arrojó un resultado históricamente negativo para Cuba, pues contribuyó a reforzar la dependencia del imperialismo yanqui y a mantener la oligarquía nativa en el poder.

Con la Guerra de Liberación Nacional se produjo un salto cualitativo en la historia patria. La victoria revolucionaria del 1 de enero de 1959 permitió lograr los objetivos políticos cardinales que llevaron a los abuelos a la manigua y alcanzar otros, en consonancia con la época histórica que nos tocó vivir: construir el socialismo.

Una contribución sustancial al desarrollo de otros pueblos han sido las luchas en defensa de la Revolución. “A partir de Girón —ha dicho Fidel— los pueblos de América fueron un poco más libres”.

La participación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias en misiones internacionalistas en defensa de pueblos agredidos, también arrojó un saldo positivo para la historia. La resonancia de de la Batalla de Cuito Cuanavale rebasó las fronteras angolanas y se expandió por todo el continente africano. “Cuito Cuanavale —señaló Nelson Mandela- marca un hito en la historia de la lucha por la liberación del África Austral”.

Fuente