Iglesia Anglicana

Iglesia Anglicana
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Fundador(es)Enrique VIII
Fundación1534
Inglaterra

Iglesia Anglicana. Iglesia establecida en Inglaterra después del acta de supremacía en 1534, proclamada por Enrique VIII como cabeza suprema de la Iglesia dentro de su reino. En los siglos siguientes el Anglicanismo se difundió por todo el imperio británico. Se adhiere a los principios de los Artículos de Religión y la Santa Biblia. Las tradiciones de la iglesia anglicana se celebran a través del Libro de Oración Común, el que fue transcrito primero del Latín al Inglés en 1549.

Origen del nombre

La palabra "anglicana" significa "de Inglaterra". La iglesia anglicana se convirtió en el nombre oficial de la iglesia de Inglaterra.

Origen

El Anglicanismo surgió en Inglaterra después del acta de supremacía en 1534, proclamada por Enrique VIII como cabeza suprema de la Iglesia dentro de su reino. En los siglos siguientes el Anglicanismo se difundió por todo el imperio británico. La comunión anglicana comprende unas 25 iglesias nacionales independientes, unidas por la comunión con el arzobispo de Canterbury. Casi la mitad de los anglicanos del mundo viven en las islas británicas.

Historia

Enrique VIII, rey de Inglaterra, pidió al Papa Clemente VIII, la anulación del matrimonio con su legítima esposa, Catalina de Aragón, para casarse con Ana Bolena. El Papa rehusó basado en el mandato de Cristo: "Lo que Dios unió, no lo separe el hombre" (Mc 10,9). El rey, obstinado en su propósito de divorcio, forzó la separación de la iglesia en Inglaterra de la comunión con Roma en el año 1534. Se declaró a si mismo como único y supremo jefe de la iglesia inglesa. Antes de su ascenso al poder, hablar de la iglesia anglicana era como hablar de la iglesia francesa o española. Es decir, se refería a la Iglesia Católica situada en aquel país, en comunión con el Papa.

El Papa se negó a concederle a Enrique VIII el divorcio que pedía. El rey respondió ordenando cuatro estatutos contra el Papa y, en noviembre de 1534, se auto-proclama "Cabeza Suprema de la Iglesia de Inglaterra" tras promulgar la ley "The Act of Supremacy". Dicha ley le permitió exigir a sus súbditos un juramento afirmando que el Papa no tenía jurisdicción en Inglaterra. El ministerio de predicar y de administrar los sacramentos se le dejaba al clero, pero los poderes de jurisdicción eclesiástica quedaban en manos del rey. Los obispos fueron forzados a someterse al rey. El obispo John Fisher prefirió el martirio antes de romper la unidad de la Iglesia. Casi todos los demás obispos cedieron ante el rey. En adelante los obispos fueron elegidos por el rey y permanecían bajo su autoridad aun en las cosas espirituales. Los que permanecieron fieles a su fe católica fueron ferozmente perseguidos, produciéndose numerosos mártires, uno de los mas famosos, el gran amigo de San Juan Fisher, Santo Tomás Moro.

La reina María revocó el "Act of Supremacy" pero fue luego restaurado por la reina Isabel. En 1640, cuando el Arzobispo Laud trató de introducir algunos cánones de reforma para lograr la independencia espiritual de la iglesia, la Casa de los Comunes, indignada, pasó una resolución unánime declarando que el clero no tenía poder para hacer ningún canon ni constituciones de cualquier tipo en materias de doctrina, disciplina u otra índole, sin el consentimiento del Parlamento. (Resolución, 16 de diciembre de 1640).
En 1789 se segrega la Iglesia episcopal EE.UU.

Hasta 1833, la corona ejerció la jurisdicción sobre la iglesia por medio de la Corte de los Delegados. En ese año se abolió la corte y se transfirió el poder al Consejo del Rey. Los estatutos (2 y 3 William IV, xcii) expresamente manifiestan que sus decisiones son finales. Este tribunal no profesa, teóricamente, decidir sobre artículos de fe pero la historia demuestra que de hecho sí lo hace. En 1850, por ejemplo, el señor Gorham rechañó la doctrina de la regeneración bautismal. A pesar de la objeción de su obispo la corona defendió su propuesta.

En 1904 se asignó una comisión real para investigar las quejas contra la disciplina eclesiástica; y en julio de 1906 se publicó un informe declarando que nunca se habían observado uniformemente las leyes de culto público y recomendando la formación de una corte que, mientras ejerciera jurisdicción real, debería aceptar la autoridad episcopal en cuestiones de doctrina o liturgia.

Fuera de Inglaterra y Gales, el anglicanismo moderno es independiente del estado. Pero aún en esos países, el gobierno de la iglesia no está sólo en manos del episcopado. Conducen sínodos en los que los laicos tienen gran poder para cambiar la doctrina.

Doctrina anglicana

Teológicamente, el anglicanismo debe distinguirse de la reforma que comenzaron Lutero y Calvino. Enrique VIII era fuertemente antiprotestante y mantuvo la mayor parte de los elementos de la Tradición, de manera que -prescindiendo del reconocimiento del papa como cabeza de la Iglesia- el primer anglicanismo no era muy distinto del catolicismo romano. Sin embargo, un número cada vez mayor de líderes de la Iglesia de Inglaterra mostraron muchas simpatías por el pensamiento de los reformadores del continente, especialmente por Calvino.

Evolución

En consecuencia, el anglicanismo fue evolucionando poco a poco hacia una mezcla en la que se conservaban algunos elementos de la tradición católica junto con un aprecio por algunos aspectos de la reforma protestante. Como tal, el anglicanismo ha sido definido como una vía media. La comunión anglicana ha sido caracterizada también por la «comprensividad» con que se toleraba una diversidad bastante amplia de doctrinas y disciplinas, una vez asentada la aceptación de los elementos fundamentales del cristianismo.

Cuadrilátero de Lambetll

Estos elementos fundamentales alcanzaron su expresión clásica en el llamado Cuadrilátero de Lambetll (1888), elaborado por la Conferencia de Lambeth, la reunión de delegados de toda la comunión anglicana, que comenzó en 1867 y convocada luego cada diez años. Según el Cuadrilátero, hay cuatro elementos necesarios al cristianismo: fe en las Escrituras como Palabra de Dios, profesión de los credos antiguos; celebración del bautismo y de la eucaristía como los dos sacramentos instituidos por Jesucristo; y el episcopado histórico.

Organización de la iglesia anglicana

La organización de la Iglesia anglicana se asemeja mucho a la de la Iglesia Católica. En el momento del cisma, Enrique VIII se proclamó cabeza de la Iglesia Anglicana; aunque la autoridad del soberano en materia de la Iglesia, aun dentro de su propio domino, fue grandemente reducida. Se reconoce cierta preeminencia honorífica al arzobispo de Canterbury. En la jerarquía de orden anglicana existen tres grados de institución Divina, episcopado, sacerdocio y el diaconado. La cabeza de la Iglesia la ocupan los arzobispos, entre los que hay algunos que tienen el título de primados, estando a la cabeza de la provincia eclesiástica y pudiendo convocar una asamblea provincial o convocatoria. Por debajo, los obispos dirigen una diócesis auxiliados por un canciller ó vicario general. Si la diócesis es suficientemente extensa existen sufragáneos u obispos auxiliares. También existen juntas y decanos de las catedrales, asambleas diocesanas, archidiáconos, decanos y pastores. Actualmente la Iglesia Anglicana cuenta con 15 provincias eclesiásticas, que integran 216 diócesis. 33 diócesis no pertenecen a ninguna provincia, de las cuales 24 reconocen hasta cierto punto al Arzobispo de Canterbury, dos al Arzobispo de York, tres al primado de Canadá, 4 al primado de Australia. También existen 42 obispos sufragáneos.

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