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(Evolución hacia el monoteísmo)
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La mayoría de los teóricos concuerda en que la evidencia histórica indica que todas las religiones monoteístas actuales evolucionaron al menos en principio desde un estadio intermedio monólatro o henoteísta, y estos últimos de un primitivo politeísmo.  
 
La mayoría de los teóricos concuerda en que la evidencia histórica indica que todas las religiones monoteístas actuales evolucionaron al menos en principio desde un estadio intermedio monólatro o henoteísta, y estos últimos de un primitivo politeísmo.  
  
Fue [[Sigmund Freud|Freud]] quien en [[1938]] acotó por primera vez el pretendido monoteísmo de la revolución amarniana de Akenatón para justificar su condición de judío, centrando en la vista del debate a una corriente religiosa precedente. Akenatón, faraón de la decimoctava dinastía, que gobernó Egipto entre [[1379 a.n.e.|1379]] y [[1362 a.n.e.|1362]] a.n.e., abolió el culto real de Amón e instauró el culto a Atón, el disco solar. Son bien conocidas las intenciones que motivaron la revolución amarniana: abolir el ilimitado poder del sacerdocio de Amón que asfixiaba no sólo al hombre común, sino también al propio faraón, cuyo poder en aquel momento era únicamente titular, una sombra de lo que fue el antiguo poder heredado de la teología tebana. Este período de cambio no sólo se extendió a la política y la religión, sino que también se extendió a las artes y a todos los aspectos de la vida del país del Nilo.  
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Fue [[Sigmund Freud|Freud]] quien en [[1938]] acotó por primera vez el pretendido monoteísmo de la revolución amarniana de Akenatón para justificar su condición de judío, centrando en la vista del debate a una corriente religiosa precedente. Akenatón, faraón de la decimoctava dinastía, que gobernó Egipto entre [[1379 a.n.e.|1379]] y [[1362 a.n.e.|1362]] a.n.e., abolió el culto real de Amón e instauró el culto a Atón, el disco solar. Son bien conocidas las intenciones que motivaron la revolución amarniana: abolir el ilimitado poder del sacerdocio de Amón que asfixiaba no sólo al hombre común, sino también al propio faraón, cuyo poder en aquel momento era únicamente titular, una sombra de lo que fue el antiguo poder heredado de la teología tebana. Este período de cambio no sólo se extendió a la política y la religión, sino que también a las artes y a todos los aspectos de la vida del país del Nilo.  
  
 
La evidencia arqueológica, apoyada en el hecho de encontrar mutilados en los templos anteriores al período de Amarna no sólo el nombre de Amón, sino también los jeroglíficos que denotan pluralidad en la palabra Dios (nṯr; plural nṯrw), sugieren el monoteísmo de la teología amarniense proclamado por Freud. Sin embargo más evidencia demuestra que durante el citado período continuó el culto a todas las divinidades del panteón egipcio en sus templos locales, e inclusive altas autoridades del gobierno de Akenatón construyeron sus tumbas en Menfis, y no en Ajetatón, la ciudad de Akenatón. Éstas y otras evidencias parecen demostrar que durante los años de reinado de Akenatón continuó el sistema henoteísta clásico, con la diferencia de que el dios principal había cambiado, al menos para la religión oficial del estado, aunque en secreto el pueblo seguía adorando en su mayoría al antiguo rey de los dioses, Amón-Ra.
 
La evidencia arqueológica, apoyada en el hecho de encontrar mutilados en los templos anteriores al período de Amarna no sólo el nombre de Amón, sino también los jeroglíficos que denotan pluralidad en la palabra Dios (nṯr; plural nṯrw), sugieren el monoteísmo de la teología amarniense proclamado por Freud. Sin embargo más evidencia demuestra que durante el citado período continuó el culto a todas las divinidades del panteón egipcio en sus templos locales, e inclusive altas autoridades del gobierno de Akenatón construyeron sus tumbas en Menfis, y no en Ajetatón, la ciudad de Akenatón. Éstas y otras evidencias parecen demostrar que durante los años de reinado de Akenatón continuó el sistema henoteísta clásico, con la diferencia de que el dios principal había cambiado, al menos para la religión oficial del estado, aunque en secreto el pueblo seguía adorando en su mayoría al antiguo rey de los dioses, Amón-Ra.

Revisión del 09:53 20 ene 2011

Monolatría
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Louxor Amon Ra Alexandre.jpg
Concepto:Es la adoración de varios dioses, entendiéndoseles como parte de una única fuente divina.
La monolatría, confundida habitualmente con el henoteísmo, es la creencia religiosa de que Dios (como el Uno) puede manifestarse a sí mismo en otros aspectos y manifestaciones (como el Muchos) con sus propias personalidades e interacciones entre ellos, sin perder la noción de que todos provenienen de una misma fuente divina, el Uno.

Estudios modernos sobre la monolatría en la antigüedad

El término monolatría fue acuñado por Erich Winter y Siegfried Morenz en referencia a las concepciones de Dios en el Oriente Próximo a mediados del siglo XX, y aplicado al Egipto antiguo por Erik Hornung, Jan Assmann, y otros egiptólogos y estudiantes de religión. Para ellos, la monolatría es una forma diferente de politeísmo en la que se adora a varias deidades, entendiéndolas como parte de una única fuente divina.

Antiguo Egipto

Es bien conocida la influencia sobre el carácter de la civilización egipcia de la unión entre política y poder religioso. Las prácticas religiosas de los antiguos egipcios no eran estrictamente politeístas como se creía hasta hace poco. Existe gran cantidad de evidencia en la literatura tanto religiosa como profana que avala esta hipótesis. Una de las fuentes más antiguas resulta la sabiduría de Amenemope, en la que el fiel se refiere a la divinidad únicamente utilizando el término Necher (nṯr), que en el egipcio antiguo significa "poder divino", sin mencionar directamente el nombre específico de la misma. Aquí se introduce un término que los académicos llaman emanación, y se refiere al nombre o identidad particular de la única divinidad, Necher, que se manifiesta de forma independiente con atributos independientes, por ejemplo: Amón, Thot, Isis, Osiris, etc.

Este sistema incluye la asimilación de un nombre por otro, como es el conocido caso en el Reino Medio de la unión del antiguo dios Ra con el nuevo dios de la realeza, Amón, para formar Amón-Ra. Otros ejemplos pueden ser Ptah-Seker-Osiris, Horus-Ra, etc., en todos los casos la unión supone la suma de los atributos de cada nombre particular en el de la nueva divinidad con renovados poderes.

Antiguo Israel

La mayoría de los académicos cuyo trabajo se centra en la religión israelita reconocen que la Biblia hebrea contiene varias referencias en las que se asume e incluso afirma la existencia de otros dioses. Inclusive no se observa en estos textos una negación explícita de la existencia de otras divinidades sino hasta el Deuteronomio de Isaías en adelante (siglo VI a.n.e.), momento en el que los escribas llevan a cabo una campaña con el fin de borrar estas referencias de los textos sagrados. Tanto el Shemá como el primer mandamiento no consignan como parte de la fantasía a los demás dioses, sino más bien se exige que ningún otro dios debiera ser adorado. Estos datos aparentemente demuestran que la religión israelita evolucionó desde el politeísmo arcaico, pasando por un estadio monólatro henoteísta hasta el moderno monoteísmo.

Por otro lado, algunos estudiosos judíos y cristianos asumen que los que escribieron la Biblia se referían únicamente a ídolos cuando discutían acerca de otros dioses, o que las referencias al plural de אֱלֹהִים (“dioses”, en hebreo) en ciertos pasajes pueden entenderse mejor como “seres humanos”. Estas alternativas suponen que el monoteísmo (término del siglo XVII) es valedero, o que puede ser impuesto a la teología de Israel, y que sin este término hay que reconocer que la misma era de hecho henoteísta o politeísta.

Evolución hacia el monoteísmo

La mayoría de los teóricos concuerda en que la evidencia histórica indica que todas las religiones monoteístas actuales evolucionaron al menos en principio desde un estadio intermedio monólatro o henoteísta, y estos últimos de un primitivo politeísmo.

Fue Freud quien en 1938 acotó por primera vez el pretendido monoteísmo de la revolución amarniana de Akenatón para justificar su condición de judío, centrando en la vista del debate a una corriente religiosa precedente. Akenatón, faraón de la decimoctava dinastía, que gobernó Egipto entre 1379 y 1362 a.n.e., abolió el culto real de Amón e instauró el culto a Atón, el disco solar. Son bien conocidas las intenciones que motivaron la revolución amarniana: abolir el ilimitado poder del sacerdocio de Amón que asfixiaba no sólo al hombre común, sino también al propio faraón, cuyo poder en aquel momento era únicamente titular, una sombra de lo que fue el antiguo poder heredado de la teología tebana. Este período de cambio no sólo se extendió a la política y la religión, sino que también a las artes y a todos los aspectos de la vida del país del Nilo.

La evidencia arqueológica, apoyada en el hecho de encontrar mutilados en los templos anteriores al período de Amarna no sólo el nombre de Amón, sino también los jeroglíficos que denotan pluralidad en la palabra Dios (nṯr; plural nṯrw), sugieren el monoteísmo de la teología amarniense proclamado por Freud. Sin embargo más evidencia demuestra que durante el citado período continuó el culto a todas las divinidades del panteón egipcio en sus templos locales, e inclusive altas autoridades del gobierno de Akenatón construyeron sus tumbas en Menfis, y no en Ajetatón, la ciudad de Akenatón. Éstas y otras evidencias parecen demostrar que durante los años de reinado de Akenatón continuó el sistema henoteísta clásico, con la diferencia de que el dios principal había cambiado, al menos para la religión oficial del estado, aunque en secreto el pueblo seguía adorando en su mayoría al antiguo rey de los dioses, Amón-Ra.

Por otro lado, los teóricos han discutido ampliamente el papel de la religión egipcia en la génesis de las ideas sobre la divinidad en el pueblo israelita durante el exilio en aquel país, cuyo regreso se narra en la historia bíblica del Éxodo. Parece no quedar dudas de que Abraham, iniciado en los misterios egipcios, tomó las más sublimes realizaciones doctrinales recogidas en la tradición egipcia incluyendo el Capítulo CXXV del Libro de los Muertos, las famosas Confesiones Negativas, para verterlas luego en la confección de los Diez Mandamientos y abrir el camino hacia el monoteísmo de Israel.

Monolatría vs. henoteísmo

Por mucho tiempo se ha confundido el término monolatría con henoteísmo, debido a su definición similar, sin embargo son fácilmente diferenciables. En común tienen la idea de la existencia de varios dioses, la diferencia radica en la práctica de la adoración de las divinidades: mientras que en la monolatría los fieles adoran a varias divinidades entendiéndolas como emanación o parte integrante de una única fuente divina, en el henoteísmo solamente se adora a una de ellas, aún cuando se reconoce la existencia de las demás. Definiciones contrastantes se encuentran ampliamente difundidas en la literatura abierta en la Internet, producto de la malinterpretación de estos conceptos teistas.

Fuentes

  • Harkness, Georgia. The Sources of Western Morality from Primitive Society Through the Beginnings of Christianity. Charles Scribner's Sons, New York, 1954.
  • Hornung, Erik. Conceptions of God in Ancient Egypt: The One and The Many. Cornell University Press, 1982.
  • M. P. Novilkov. Breve diccionario de ateísmo. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1981.
  • Morenz, Siegfried. Egyptian Religion. Cornell Paperbacks.
  • Siuda, Tamara. The Neteru of Kemet: An Introduction. Eschaton Productions, 1994.

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