El amor
Naborí
1
Amor –bálsamo en la herida
y sol risueño en la frente–
es el Génesis, la fuente
universal de la vida.
Por su gracia indefinida,
yo explicaría el amor,
no con mi voz de cantor
sino con veinte violines
en un bosque de jazmines,
a los pies de un surtidor.
3
Érase la iniciación
del milagro de lo vivo:
salió Amor del primitivo
huevo de la Creación…
Todo sintió la pasión
de abrazarse y de fundirse;
acaso porque al abrirse
sus pupilas luminosas,
tuvieron seres y cosas
la necesidad de unirse.
5
Amor es el Todo: es
el cuerpo eterno de un dios
que quiso partirse en dos
para juntarse después.
Donde una pareja ves
fundiendo sus voluntades,
no veas dos unidades
juntas por afinidad,
sino una sola unidad
uniendo sus dos mitades.
7
Amor… ¿Qué cosa es amor?
Tal vez la ley misteriosa
que enseñó a la mariposa
el secreto de la flor.
Hoguera cuyo calor
salva de muerte al viajero
que transita por sendero
helado de invierno triste…
fuerza de atracción que existe
entre el imán y el acero.
9
Amor no es pedir: es dar
la casa, el lecho, la mesa…
Es –según Santa Teresa–
la alegría de alegrar…
Ser feliz al escuchar
la risa de los felices,
ver los humanos deslices
con el perdón más profundo,
y sentir que el tronco del mundo
tiene en nosotros raíces!
11
Hay el amor de cristal
de la novia soñadora,
embrujada por la hora
del beso y del madrigal…
La espera inquieta, puntual
como los rayos solares,
el Cantar de los Cantares
en voz de aire sedeño,
y la embriaguez de un ensueño
constelado de azahares.
13
Hay el amor a la esposa,
la sed joven que disfruta
la realidad de la fruta
y la ilusión de la rosa.
Mas, cuando madre amorosa
la mujer se nos ha dado
en el hijo bien amado
que hablará con nuestro dejo
el Amor es un espejo
vivo que nos ha copiado.
15
Madre –tierra que se inunda
de savia, vibra y florece–:
tu hijo es un árbol que crece
desde tu entraña fecunda…
Pero su raíz profunda
se ha quedado en tu matriz:
por eso no eres feliz
si tu hijo llanto derrama:
golpe asestado a la rama
siempre duele a la raíz.
17
Amar a un hijo es amar
nuestra carne, nuestros huesos;
es como ver nuestros besos
con el milagro de andar.
Y el padre que ve enterrar
a un hijo inmóvil y frío,
es un pájaro sombrío
que en un dolor de ala mustia
se pone a volar su angustia
al pie del nido vacío.
19
Para que con nuestra huella
se torne cristal el lodo,
hay que amar: amarlo todo,
desde el gusano a la estrella.
La fulminante centella
se hará un suave resplandor;
la espina se hará una flor,
el erial se hará una huerta,
cuando no quede una puerta
cerrada para el Amor.
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Valiente
2
Amor es desprendimiento
del humano corazón;
una manifestación
íntegra del sentimiento.
Sublime florecimiento
de íntimas evocaciones;
pulmón de nuestros pulmones,
que más fuerza le pedimos
cuando en el alma sentimos
todas sus palpitaciones.
4
Amor es lágrima ardiente
y carcajada sonora:
está en el pecho que llora
y en el niño sonriente.
Nada le es indiferente,
en todas partes está;
y sólo el amor nos da
un aire de primavera,
cuando la ilusión primera
de la vida se nos va.
6
Por el amor a la vida
hay lucha de enero a enero,
y el hombre derrite acero
sudando sangre molida.
Con la influencia crecida
de su fuerza espiritual,
el trabajo corporal
tiene sus evoluciones
para las realizaciones
del progreso universal.
8
¡Qué sublime es el amor
de ese padre espiritual
que es el maestro rural
en su cívica labor!
Llegar al campo, al dolor
de tanto niño olvidado,
arrancarlo del arado
donde mata su destino
para enseñarle el camino
que el geófago le ha negado.
10
Y por el amor también
el hombre se ofusca y mata
cuando la mujer ingrata
no le corresponde bien.
Cuando traición y desdén
marchitan su amor profundo,
cuando un loco furibundo
se arrebata y busca el pecho
que le ha robado el derecho
de ser feliz en el mundo.
12
Amor de novia, embeleso
de ternura apasionada,
calabozo en la mirada
para la prisión de un beso.
Vemos el instinto preso
de unas inquietudes locas,
un afán rompiendo rocas
de vigilancia y cuidado,
cuando no se ha realizado
el impacto de dos bocas.
14
La esposa se da en amor
como en caminos la vida,
cuando es bien correspondida
por su firme adorador.
Pierde todo su esplendor
cuando la traición la hiere;
es un amor que requiere
justa reciprocidad,
porque sin felicidad
se enferma, se agrava y muere.
16
La madre siente un amor
hondo y desinteresado:
diríase un cuerpo alado
para un vuelo superior:
se crece junto al dolor,
ante el pecado medita;
es esa fuerza infinita
que el tiempo no la consume;
rosa que se da en perfume
hasta después de marchita.
18
Amar a un hijo es saber
que todo no se ha perdido,
que el árbol viejo y rendido
en otro empieza a crecer.
Verlo jugar y correr
es empezar a vivir…
¡qué dicha verlo reír,
porque en su risa inocente
se está abriendo una simiente
de luz para el porvenir.
20
Amor grande el que yo siento
por aquella madre anciana,
desde allá con una cana
me iluminó el pensamiento.
Levántate, monumento
de luz, de esperanza y fe;
mirarte es saber por qué
nadie tanta luz expande…
Allá está el amor más grande
del mundo, puesto de pie.
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La muerte
Valiente
1
Ojalá tenga la suerte
pocas veces conseguida
de que florezca mi vida
para cantarle a la muerte.
Ella es la mirada fuerte
en incontenible acecho;
y como en un marco estrecho
la mentira de vivir
y la verdad de morir
se me juntan en el pecho.
3
Para hablar de las mañanas
y las tardes que se van,
la vida y la muerte están
juntas como dos hermanas.
Las inquietudes humanas
no tienen razón de ser,
si aceptamos que nacer
es la acción que nos convierte
en mas hijos de la muerte
que de la propia mujer.
5
Los que aceptan que morir
es pasar a mejor vida,
que sólo hay carne vencida
y no el derecho a vivir,
ésos, con un sonreír
de niños, la muerte esperan;
y nunca se consideran
íntegramente vencidos,
como si extraños fluidos
de otras vidas recibieran.
7
Los que niegan la existencia
del eterno “Más Allá”,
y entienden que todo está
del mismo cuerpo en la esencia,
ésos, con una impaciencia
triste que los desanima,
quieren que el tiempo se exprima,
que dé más de lo que puede;
y el tiempo no retrocede
y les pasa por encima.
9
La muerte, enorme gigante,
invisible, puesto en pie,
no se siente, no se ve
y en todo está vigilante.
nadie adivina el instante
de su exacta aparición;
brota de la confusión,
porque se proyecta igual
en la punta de un puñal
que en brazos de una pasión.
11
Muere un niño de igual modo
que morir puede un anciano:
en la amplitud de la mano
de la muerte, cabe todo.
hecha sombra, en el recodo
de cualquier camino, está;
y cuando a buscar se da
uno para su rebaño,
no le interesa el tamaño
ni hacia qué lugares va.
13
Por cuanto de radical
tiene la muerte, la quiero:
lo mismo quiebra el acero
como el más simple metal.
El orgullo personal
en sus garras se hace añicos;
y suelta como abanicos
sus tentáculos salobres,
sorda al clamor de los pobres,
sorda a la voz de los ricos.
15
Una muerte producida
por la vía del suicidio,
nos dice cómo el presidio
deja escapar una vida.
La muerte para el suicida
es vía de flor y estrella,
pues cuando bajo la huella
del dolor no puede estar,
lo hace, pensando encontrar
su liberación en ella.
17
No siempre la muerte deja
el dolor de lo perdido,
pues cuando muere el olvido
la alegría se refleja.
Y cuando muere una queja
hay alegría también;
y cuando yace el desdén
hay un entusiasmo igual,
porque el sepulcro del mal
es la cuna para el bien.
19
La muerte de algo está aquí
presidiendo la velada,
y puesta está su mirada
en Valiente o Naborí.
Si cae la derrota en mí
como en un duelo sombrío,
esta misma noche al río
desilusionado iré
y en su entraña dejaré
enterrado un sueño mío.
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Naborí
2
La Muerte es desconocida
maga de tierra o de cielo,
que con tijeras de hielo
corta el hilo de la vida.
Ni la más enternecida
voz humana la conmueve;
trepa por la vida breve
como una invisible hiedra,
con sus oídos de piedra
y sus entrañas de nieve.
4
Como un alfiler de frío
la muerte, callada, viene
desde un palacio que tiene
forma de cráneo vacío.
Viene por un ancho río
de aguas negras y plomizas;
y después que ha vuelto trizas
la vida que le molesta,
vuelve a su casa, y se acuesta
en su cama de cenizas.
6
Acaso tal diosa helada,
más sorda que la sordera,
es pérfida mensajera
al servicio de la Nada.
Acaso empuña su espada
en donde nadie la ve
y deja bajo su pie
suicidio, enfermedad, guerra…
por devolverle a la Tierra
lo que de la Tierra fue.
8
La muerte es Emperadora
que nos impone su estigma,
y en la noche de su enigma
no se vislumbra la aurora.
no le responde a quien llora
el dolor de un hijo muerto,
ni supieron nada cierto
en torno suyo los sabios..
Es como el dedo en los labios
de la Esfinge del desierto.
10
Es para el místico anhelo
camino de salvación,
una breve transición
entre la tierra y el cielo;
la necesidad de un vuelo
hacia un lejano paraje;
algo como dar un viaje
de una orilla a la otra orilla;
una cosa tan sencilla
como cambiarse de traje.
12
Para los que no han querido
más detalle que la Ciencia,
la muerte es “la consecuencia
lógica de haber nacido”.
Ante su afán concluido
mito es la celeste Gloria;
mas, si hay alta ejecutoria,
hay un modo de quedarnos
vivos, y es el de sembrarnos
en el surto de la Historia
14
El hombre que plenamente
se ha dado a la Humanidad,
forjando una sociedad
de conciencia diferente,
muerto, como una simiente
espiga en un monumento;
y de pie, en el sentimiento
del pueblo que nunca olvida,
sigue viviendo la vida
abstracta del pensamiento.
16
¡Paz! Corazones humanos,
hoy que el hombre furibundo
tiene la muerte del mundo
como un juguete en las manos.
se envenenan oceanos
con una bomba homicida
que puede con su embestida
no dejar en el planeta
ni siquiera una silueta
vaga de lo que es la vida.
18
La muerte es casi cariño,
dulce descanso y consuelo,
cuando se posa en un pelo
que el dolor pintó de armiño.
pero la muerte de un niño
–flor de sonrisa y pureza,
albo soldado que empieza
los fragores del combate–,
tal parece un disparate
cruel de la Naturaleza.
20
Sin embargo, no es tan mala
la muerte de manos frías,
porque las categorías
más disímiles iguala…
Ella no establece escala
de edad, talento ni suerte…
Tal vez sería más fuerte
nuestra vida miserable,
si tuviera el invariable
socialismo de la muerte.
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