Natación en Cuba
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Natación en Cuba. La natación nace de la necesidad que el ser Humano ha tenido de adaptarse al medio que le rodea, y uno de ellos es el medio acuático. Si se tiene en cuenta que la superficie del Planeta está formada por tres cuartas partes de agua, se comprende la importancia y la necesidad de los Humanos tienen para adaptarse a este medio. En Cuba como en otras islas, se practica este deporte.
Sumario
Historia
La pasión por la natación en Cuba no se reduce a unas cuantas medallas en Juegos Centroamericanos y del Caribe, contadas preseas en Juegos Panamericanos y lides mundiales, y como punto máximo dos premios olímpicos. Las medallas doradas de Leonel Smith Polo en las primeras confrontaciones de la natación en el área centroamericana durmieron con honor hasta finales de la década de los ochenta, cuando el pechista Pedro Hernández logró subir al podio en torneos mundiales de curso corto.
Poco después, en 1991, el joven Mario González (Mayito), igual en pecho, obtine el primer título panamericano en los Juegos Panamericanos Habana 1991, con récord incluido.
Cinco años después, dos espaldistas, Rodolfo Falcón Cabrera y Neisser Bent Vázquez, pulverizaron los pronósticos con plata y bronce en la cita estival de Atlanta 1996. Luego llegaron más oros mundiales de curso corto y Juegos Panamericanos hasta la justa de Winnipeg 1999. La cúspide había sido tocada convincentemente por los criollos, pero el reto aumentaba.
Dúo intrépido
Parada obligatoria en la historia de la natación cubana son Rodolfo Falcón, Neisser Bent y el equipo que tuvo a su cargo la preparación, el cual rompió conocimientos y un sistema de entrenamiento basado en la parte científica en los tradicionales métodos rusos y alemanes que rigieron por casi 20 años.
Si bien expertos coinciden en que Cuba jamás será potencia mundial en esta disciplina por tradición, alta carestía de su práctica y ausencia de atletas talentosos, la posibilidad de obtener medallas en algunas especialidades tal y como ya sucedió siempre estará latente cuando la capacidad de entrenamiento, motivación y ambición de ganar logren perfecta armonía.
Fin de la sombría era de la natación cubana
La natación en Cuba no es un deporte con una masividad tal que garantice constantemente deportistas de nivel.
La generación de Johan Fidel García, Ana María González, Déborah Figueroa, Marcos Hernández, Mikeila Torres, Ives García, Gúnther Rodríguez e Imaday Núñez, quienes acompañaron a Falcón y a Neisser Bent a finales de los 90, solo consiguió como mejor cosecha el bronce de Marcos en los 50 metros libres durante los Panamericanos de Winnipeg 1999.
En el año 2004, el panorama comenzó a cambiar ligeramente con una Imaday Núñez González, que si bien permanece distante por más de cinco segundos de los cronos líderes en el planeta, mejoraba cada vez más los propios récords nacionales y participa en eventos internacionales. Cumplió las marcas B que le permitían asistir a los Juegos Olímpicos de Atenas.
Luego de un par de años la capitalina estaba apta para intervenir y tomó rumbo hacía la fase americana de la Copa del Mundo de curso corto, en Belo Horizonte, Brasil. Allí clasifica para la final en cinco eventos, algo sin precedentes en la historia de la natación cubana. La mejor rúbrica la estampó en los 50 metros pecho, donde terminó tercera con crono de 31:98 segundos.
En los 100 metros del mismo estilo concluyó sexta, y quinta en los 200, cosechas iguales a las registradas en similares distancias, pero en la prueba combinada. Con esto se ganó el merecimiento de asistir al Campeonato Mundial en piscinas de curso corto, que se celebró en Shanghái, China. Espectacular fue su clasificación para la final de los 200 metros pecho, pues en semifinales disminuyó en más de 4 segundos su marca personal y nacional, de 2:32:84 a 2:28:73 minutos, aunque fue descalificada en la discusión de los metales, al parecer por entrar en contacto con la sudafricana Suzaan van Biljon, quien también recibió idéntica penalidad, pues ambas nadaron por los carriles dos y tres.
En la semifinal de los 100 de su especialidad arribó con el décimo mejor tiempo, de 1:08:48 minutos, récord nacional, y en los 50 su 32:23 segundos solo le alcanzó para el décimo quinto escaño. De esta forma, Imaday se inscribió como el cuarto cubano que arriba a una final mundialista en la natación, después de que Falcón ganara el oro en 100 y 200 en 1995, y en 50 y 100 en 1999, Bent lo igualara en 100 y 200 en 1997, ambos en espalda en piscina corta, y Pedro Hernández, aunque a manera de exhibición, se adueñara de la plata en los 50 pecho en 1991.
El atleta ideal
Para sacar un atleta de nivel se necesita tener nadando a miles de personas,. En el caso de Cuba se suma que no cuenta con el somatotipo ideal de nadador, por lo que en el esfuerzo y la dedicación de los muchachos se basan los éxitos.
Prepararse para el futuro
Cuba sí tiene tradición de nadar, no de nadadores medallistas, y eso se debe aprovechar al máximo. El sistema de entrenamiento cubano debe seguirse fortaleciendo y no minimizar otras experiencias científicas de las que también se aprende. La vinculación de los retirados y el ejemplo perenne de cada uno de ellos debe constituir la fuente primaria de motivación para que niños decidan recorrer kilómetros y más kilómetros por horas, días y años.
