Huelga Azucarera de 1924

Plantilla:HechosHuelga azucarera de 1924: La rebelión de los azucareros en 1924, era otras de las acciones realizada por la clase obrera en espera de de mejores formas de vida, con ella nace la Hermandad Ferroviaria, la unión de los sectores del azúcar y los que manejaban la salida de esta a su destino, era primordial para lograr los objetivos de la clase oprimida.

Inicio de la rebelión

La huelga se inició el 24 de septiembre de 1924, en el central Morón el coloso azucarero mayor de la nación­ y pronto se extendió a las restantes fábricas de azúcar, ubicadas en las regiones de Morón y Ciego de Ávila, en la provincia de Camagüey. Detrás de esta huelga estaba el trabajo organizativo de un honesto dirigente, Enrique Varona, líder de la Unión de Obreros del Ferroca­rril del Norte de Cuba, que los apoyaba vigorosamente. El desafió comprendía a los centrales de la Cuban Cane Sugar Corporation el monopolio azucarero más poderoso de Cuba dueña de una veintena de estas industrias, y a la compañía azucarera de los centrales Patria y Adelaida, propiedad del hacendado Laureano Falla Gutiérrez, estre­chamente ligado al general Gerardo Machado.

Simultáneamente con la evolución de individuos y de grupos y con la Batahola Electoral, la lucha de clases emergía impetuosa. La Fede­ración Obrera de La Habana, en realidad, desempeñaba un papel de dirigente e impulsora del movimiento proletario en el país, al mover las masas a la acción reivindicativa y realizar esfuerzos por sindicalizar a los obreros no organizados. Para dar una idea concreta de su labor multiplicada, de sus orientaciones y vínculos con las acciones azucareras y ferroviarias.

Apoyo nacional

El valle de los ingenios

Y he aquí que después de la huelga general sostenida en apoyo solidario de los obreros de la Bahía de La Habana, en 20 de Abril de 1924, se multiplicó la propaganda y los esfuerzos tendientes a llevar a todos los rincones de la República, incluso a los trabajado­res de los campos y centrales azucareros, la necesidad de compene­trarse y unirse, constituyendo Sindicatos y Delegaciones de resis­tencia inspirados en la acción propia y defensiva.

Y no se hicieron esperar los resultados: pues, comenzaron en el mes de Septiembre de 1924 las primeras huelgas o movimientos en los ingenios de la zona de Morón y apoyados por los obreros de la Unión del Ferrocarril Norte de Cuba se extendieron por la provin­cia, habiendo alcanzado un gran triunfo moral y material al lograr romper el viejo Feudalismo esclavista existente en las fincas o indus­trias azucareras. Bien pronto el movimiento se generalizó por las provincias de Oriente, Matanzas, Santa Clara, Habana y hasta Pinar del Río, haciendo converger las miradas de la opinión hacia esos lugares, al cabo de 26 años de terminada la guerra de inde­pendencia, subsistían los métodos del Coloniaje español calcados en el más infamante de los procedimientos de la época de la esclavitud, en que vidas, personas y propiedades dependían del "amo", del "mayoral" o de las fuerzas armadas del gobierno.

Accionar del gobierno imperante

Demás está decir que el gobierno dictó una resolución con el nombre de "laudo" en que, como siempre después de haberse cometido los mayores atentados y tropelías con los huelguistas en que "aparecieron" colgados de los árboles algunos compañeros se les prometió por el Presidente de la República, los Hacendados y Colonos y los Legisladores, atender a todas las mejoras morales, sanitarias y de libertad colectiva para asociarse, aparte el pago de los jornales en efectivo. Pero nada de esto se cumplió.

La huelga

Las reivindicaciones de los huelguistas se compendiaban en tres puntos: reconocimiento del sindicato, jornada de ocho horas y eliminación del sistema de pagos salariales en "vales" o "fichas" para canjear en los departamentos comerciales por mercancías. La FOH dio su inmediata solidaridad. La Hermandad Ferroviaria, bajo control de los reformis­tas, y especialmente, de uno muy connotado, Juan Arévalo quien se convertirá en los próximos años en esquirol, niega un concurso que sobradamente daban los demás sectores y, con genero­sidad, los obreros del Ferrocarril del Norte.

La huelga se amplía a centrales de Oriente el 18 de noviembre, paran los obreros de los centrales Oriente, Palma y América; se extiende hacia Matanzas y La Habana el central Toledo, donde se registran actos de solidari­dad por parte de las organizaciones sindicales. A principios de diciem­bre, más de treinta centrales estaban en huelga. El gobierno de Zayas designó a supervisores militares, detuvo a cientos de huelguistas, come­tió duros atropellos y expulsó del país a decenas de obreros españoles. Se fue a la transacción y se hicieron promesas que nunca se cumplie­ron. El movimiento fracasó en sus objetivos, pero templó a decenas de miles de obreros, mediante el choque frontal con los patronos y con el aparato estatal.

Amenaza para el poder político

La huelga azucarera desató un hondo temor en la Oligarquía y los Monopolios, pues se estremecían los centros neurálgicos de su poder económico y político. Esta se desenvolvió desde las vísperas electorales del 1 de noviembre hasta el mes de diciembre, cuando ya Machado tenía el carácter de "Presidente electo". La irrupción del Obrerismo azucarero fue el saludo al nuevo genízaro. Machado tomaría muy en cuenta esta experiencia en la que Enrique José Varona y Alfredo López estuvieron combatiendo en primer plano.

Por otra parte, a la vez que se perfila el camino unificador de los obreros, se plantea, para la oligarquía, la necesidad de aparatos de diversión y división de la clase, que alternen con la política de mano dura.

Referencia Bibliográfica

Tec:Yamina Vera Salazar
Lic:Maritza Porter Noble
Lic: Jorge Calvente Escalona

Fuente

www.juventudrebelde.cu